Desde el 16 de enero de 2016, Milagro Sala vive presa. En esa condición, perdió Raúl Noro -su compañero- y también Sergio Chorolque Sala, uno de sus hijos. “Hay días que ni siquiera me levanto. A veces ando mejor. Así son mis días. A veces vienen compañeros y me levantan el ánimo. Es costoso perder un marido y un hijo en menos de seis meses”, contó Milagro en la charla con Te aviso con Tiempo, el programa de Tiempo Argentino que se emite cada sábado en la radio de las Madres.
En comunicación desde La Plata, donde la lideresa de la Tupac Amaru se encuentra con una detención domiciliaria, llamó a defender al pueblo en las calles, dijo que está complicada de salud y agradeció el respaldo que recibió el último jueves cuando se realizó una caravana multisectorial al cumplir nueve años como presa política.
“No tengo palabras para expresar la emoción que sentí con el respaldo de tantos sectores que me acompañaron. Me ayudaron a fortalecerme de manera anímica”, dijo sobre la movida impulsada por el Comité por la Libertad de Milagro, que sumó apoyos y adhesiones de un amplio espectro político, gremial y social.
En diálogo con la radio AM530, la dirigenta también evaluó la situación con la llegada de Javier Milei al poder. “Tenemos que trabajar con muchísimos sectores sin ver qué color de bandera tiene cada uno. Todos los sectores tienen que unificarse. Está faltando mucha pelea de los dirigentes, porque el pueblo está dispuesto a salir y los dirigentes están faltando. Las organizaciones sociales y sindicatos tienen que juntarse más y salir a defender al pueblo”, remarcó.
“Yo simplemente esperaba justicia y no quería ninguna clase de acomodo ni privilegio”, señaló Milagro acerca de sus expectativas y evitó reclamos para la gestión a cargo de Alberto Fernández entre 2019 y 2023. “Lo mío viene para largo porque no tengo esperanzas de recuperar la libertad con este gobierno nacional y el de Jujuy”, dijo sobre el camino para el proceso legal en su contra.
El laboratorio de Jujuy
Como siempre señaló, Milagro remarcó su situación como una decisión política. “Es una cuestión política. Esto comenzó en Jujuy con los dirigentes sociales y fue un laboratorio para después aplicarlo a nivel general en el país. Es la única forma de callar a aquellos que se manifiestan en todo el país”, evaluó.
“Hoy en Jujuy no está Gerardo Morales, pero lamentablemente están los mismos funcionarios que estaban con él durante su gobierno”, recordó sobre la situación en la provincia donde comenzó su persecución hace 9 años.