En Paiporta y Picanya, dos de los pueblos más arrasados por la riada en Valencia, miles de víctimas, voluntarios, bomberos y militares arrastran el barro y mueven coches. De vez en cuando, paran el tiempo justo para descansar y comer.
«Lo que necesitaríamos ahora mismo son más medios: maquinaria pesada y, obviamente, que sigan entrando víveres y agua», dice un policía. Sin saberlo, miles de damnificados han comido raciones de arroces al horno, guisos de alubias y verduras frescas, o lentejas con chorizo que el chef valenciano con dos estrellas Michelin, Ricard Camarena, prepara cada día.
«En los dos primeros días intentamos ver cuál era la urgencia y esta era alimentar a una población totalmente desabastecida. La idea para mí siempre ha sido la misma: con el mínimo gesto, lograr el máximo beneficio. Yo pensé: si puedo hacer un kilo de lentejas, ¿Cuál es el límite para hacer mil kilos?«, explica Camarena.
Este chef español y su equipo han cocinado y repartido cerca de 50.000 comidas al día desde que comenzó el desastre. Junto a otros chefs como Quique Dacosta, Begoña Rodrigo y Luis Valls, es uno de los valencianos que han dejado temporalmente sus restaurantes de alta cocina para embarcarse en una misión diferente: alimentar a los damnificados de las localidades más afectadas.
«Llevamos guiso de ternera, alubias y arroz al horno, llevamos un poquito de todo para que la gente pueda comer caliente, ahora que no pueden cocinar en casa, sobre todo la gente mayor y los niños», agrega Ricard Camarena.
Estos chefs se han inspirado en el trabajo del cocinero José Andrés, de la ONG World Central Kitchen. Él mismo ha donado 1 millón de euros a la nueva iniciativa que los cocineros harán por Valencia: una cena de Navidad para recaudar fondos a nivel nacional e internacional para los damnificados.
«Esta comida es para todos los vecinos. Aunque estamos bastante alejados del centro, a nosotros se nos ha entrado el agua en los garajes unos dos o tres metros. Estamos todos bien, gracias a Dios, pero también somos un poco afectados. Yo les lo agradezco infinito, lo que trajeron ayer y lo que han traído hoy», dice una mujer damnificada.