En Italia, la familia Sala ha pedido el silencio de prensa porque el caso se presenta muy difícil. Irán la mantiene en prisión porque Italia ha arrestado al ingeniero iraní Abedini Najafadani por un pedido de extradición del gobierno norteamericano, que lo acusa de terrorismo.
Abedini es un especialista en drones y fue arrestado en el aeropuerto de Milán tres días antes del encarcelamiento de Sala, vistosamente la pieza clave para lograr que Italia no acepte la extradición pedida por EEUU.
El caso ha montado en la opinión publica italiana y Meloni reconoció que es uno de los problemas más peliagudos que le toca afrontar en su carrera.
El encuentro con Trump en Mar-a-Lago duró cinco horas y fue un éxito, salvo por el caso Sala, nunca mencionado en la lujosa residencia veraniega de Palm Beach que posee el presidente electo.
Al caso se agrega nada menos que la visita del presidente saliente Joe Biden, que arriba la próxima semana a Italia con su familia. Es una visita oficial, porque los Biden son católicos y quieren despedirse del Papa Francisco, a quién admira.
También mantendrá encuentros con Meloni y el presidente italiano Sergio Mattarella. El caso de la prisión de Cecilia Sala en Teherán será un tema inevitable, pero se cree que la solución se presenta tan difícil que deberá resolverlo Trump cuando arribe a la Casa Blanca.
Hasta hora la justicia norteamericana se muestra inflexible con el caso del ingeniero iraní. Italia puede negar la extradición a Estados Unidos, a lo que Irán respondería mandando a Cecilia Sala de la prisión de Evin a Roma. Pero el paso puede generar problemas diplomáticos difíciles.