Una multitud le puso el marco adecuado a la última noche de la 54° Fiesta Nacional de la Chaya, donde la cumbia se abrazó con la vidala chayera para unir a los riojanos en un solo baile de gargantas afónicas y pieles enharinadas.El impactante set de La Delio Valdez en su debut en este escenario, la confirmación del amor del público local por Los Palmeras, la renovación del cariño entre Sergio Galleguillo y su gente, fueron los puntos más altos de la noche de despedida de uno de los principales festivales del país.
Como sorpresa final, se anunció el inicio de un mega «Chayódromo» para 30 mil personas, que comenzará a tomar forma este año
«Pa’l año y’ volver» reza una de las sentencias más repetidas de la liturgia de la Chaya, fiesta anual nacida como un rito agrario de los pueblos originarios, que se rige por el ciclo del sol y de las cosechas de los pocos frutos que surgen de la tierra sedienta. Terminar la celebración es iniciar el conteo para la próxima fiesta, el próximo año, la próxima cosecha.
La quinta noche del Festival que se desarrolló en el Autódromo Ciudad de La Rioja tuvo los condimentos exactos para un menú completo, una degustación de los ritmos populares del país, el folclore del centro y norte argentinos, por supuesto la vidala chayera, los sonidos del altiplano, el cuarteto, la cumbia santafesina y su fuente natural, la cumbia colombiana y del resto del continente.
Al llegar al final de la fiesta, después de cinco intensos y calurosos días, el público pudo comprobar que el predio cumplió con las comodidades que requiere un evento de estas características, único en el país. Porque el Festival de la Chaya no es sólo un show musical, es una fiesta que necesita de la participación protagónica del público, que aprovecha cada canción reconocida para jugar el juego esencial y contagioso del carnaval riojano.
Anoche, la harina voló desde las manos de miles de personas hacia el cielo, trazando un paisaje festivalero incomparable. Entre las sillas de la platea, en los «ranchos» del sector popular, a los costados del escenario, cualquier lugar fue propicio para que niños, jóvenes y mayores desataran su alegría mojando con agua o arrojando harina a propios y extraños, compartiendo ese juego que une a todos.
En la noche de despedida, desde el escenario bajaron los sones de las cajas, los bombos y las guitarras para comenzar a transitar la grilla final a pura chacarera, zamba y chaya con algunos de los más destacados artistas riojanos abriendo el fuego.
El gran intérprete Carlos Ferreyra, el inoxidable Lapacho Dúo y el talentoso grupo Umbral Santiagueño le pusieron desde el folclore el clima inicial a la fiesta y para el momento del homenaje la organización eligió a Ramón Valdez, cantante y líder de Los Auténticos Príncipes, una de las bandas más tradicionales de la música popular en La Rioja, con más de 50 años de trayectoria por los escenarios de la provincia y el país.
Uno de los objetivos que cumple cada año este evento es la búsqueda de igualdad en la participación femenina de su grilla. En esta última noche les tocó el turno a las jóvenes y talentosas cantoras Débora Vázquez, Leticia Aranda, Lía Gómez Castellanos, Marcela Medina y Priscila Ortiz, reciente ganadora del rubro «Solista Vocal» en el Festival Nacional del Folklore de Cosquín.
Apenas pasada la medianoche, y tras imponentes fuegos artificiales que rubricaron la apertura oficial de cada velada, llegó el turno de la primera explosión del público con el debut de La Delio Valdez en el escenario de la Chaya.
Desde los primeros golpes de la percusión y el arrollador colchón sonoro del bajo, la cumbia se adueñó de los corazones riojanos y el grupo porteño quedó sorprendido por este «amor a primera vista» que materializó la respuesta del público a puro baile y harina.
Consolidada como una de las bandas más relevantes de la escena actual, la Delio entregó su repertorio propio en un set potente, preciso, que lleva la cumbia latinoamericana a altos niveles, con toques de reggae, jazz y trap, con loops y secuencias electrónicas que crean texturas hipnóticas, como soporte de los instrumentos convencionales del género.
Después llegó el turno de Los Palmeras, número habitual de esta fiesta riojana, que con la frenética sección rítmica de la banda, el inconfundible acordeón de Marcos Caminos y la voz de Cacho Deicas enardecieron a las más de 20 mil personas que colmaron el Autódromo y que estaban dispuestas a continuar la fiesta luego del set de la Delio.
Los Palmeras casi se sienten locales en La Rioja y saben que la música popular no entiende de géneros, matrices ni convenciones. Así lo aseguró Deicas luego del show, bancando la parada ante los que exigen pureza folclórica en los festivales tradicionales del país. En la misma línea opinó Pablo Broide, saxofonista de la Delio Valdez, que celebró la inclusión de la cumbia como la de todos los géneros populares en este tipo de festivales.
El clima siguió en ascenso con el embajador cultural riojano Sergio Galleguillo, que luego de Los Palmeras se sumó a pura chaya, ritmos norteños, cuarteto y cumbia. La propuesta que el «Gallo» lleva incansablemente por todo el país (la de anoche fue la presentación 52 de su gira de verano) se vale de todo el abanico de la música popular, pero siempre defendiendo la bandera de su provincia y su ritmo identitario.
Cerca de las 7 de la mañana del martes, cuando el sol comenzó a tomar impulso para abrasar nuevamente a los riojanos, y con los últimos acordes de los grupos cuarteteros locales que cerraron las actuaciones, la marea de gente volvió a sus hogares. No hubo tiempo para más, sólo para esperar que la magia de la Chaya vuelva, como dice la copla, «p’al año cabal».
Cerramos esta #Chaya2023 con una hermosa noticia para todas y todos los riojanos: nuestro Chayodromo será una realidad.
Será un espacio donde la Chaya se viva todo el año y donde, en febrero, nos hermanemos en el más profundo sentimiento de riojanidad.#LaRiojaChaya ❤️🌿 pic.twitter.com/soiM9w03y1
— Ricardo Quintela (@QuintelaRicardo) February 14, 2023
Anunciaron la construcción de un «chayódromo»
La organización de la Fiesta Nacional de Chaya mostró anoche al público con una proyección sobre las gigantes pantallas del escenario el proyecto del nuevo anfiteatro que alojará definitivamente a esa celebración y cuya construcción estará a cargo del prestigioso estudio arquitectónico Luciani, autor del diseño del estadio Madre de Ciudades de Santiago del Estero, y que tendrá aforo para 30 mil personas.
El edificio está inspirado en una caja chayera, y su génesis está relacionada no sólo con la necesidad de contar con un lugar permanente –ya que cada año se monta provisoriamente toda la infraestructura del evento- sino también de generar un sitio turístico en sí mismo, donde los visitantes puedan conocer en cualquier época del año el predio, la historia y la fiesta en toda su dimensión.
Para esto, el proyecto incluye la construcción además de un museo, salas de ensayo para los elencos artísticos provinciales, espacios gastronómicos y de peñas permanentes, además de todo lo necesario para la puesta en escena de espectáculos de envergadura nacional e internacional.
En cuanto al balance de una nueva edición, más allá de las «eternas» discusiones sobre géneros o artistas que deberían o no estar en esta fiesta, los organizadores del evento que realiza el Gobierno provincial coincidieron en destacar el funcionamiento de los dispositivos de seguridad, la comodidad que ofreció el predio y el éxito de las campañas informativas y preventivas que desplegaron casi todas las instituciones públicas.
El recuento de las cinco noches dirá que por el Autódromo Ciudad de La Rioja pasaron casi 80 mil personas, mientras que hubo un solo detenido por causa penal, menos de una decena de contraventores, 15 alcoholemias positivas en 1.500 testeos y ningún accidente de tránsito durante el Festival.
Las calles de la ciudad, durante los días de Chaya, también se llenan de turistas de todo el país y de otras latitudes, que buscan aquí una fiesta única en su tipo. Las pocas plazas hoteleras son casi un trofeo para los visitantes y muchos son los que deberán buscar abrigo en alojamientos no convencionales para no perderse esta celebración.