Francisco quería venir a Argentina sí o sí


Alejandro Gramajo es militante del Movimiento Evita y secretario general de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP). Es el último referente del sector en visitar al Papa Francisco en septiembre del 2024, pero la relación con el padre Jorge Mario Bergoglio comenzó mucho antes. «Peluca» Gramajo habló con ANSOL tras el fallecimiento del Sumo Pontífice.

-¿Cómo arrancó la relación personal con Bergoglio y Francisco?

-Más allá de una relación personal, es una relación colectiva que tuvimos y que, por supuesto va a seguir, porque vamos a reafirmar permanentemente nuestro compromiso con su misión, su trabajo, sus ideas y su ejemplo, porque sin lugar a dudas marcó un camino. 

-¿Los comienzos de esa relación arrancan con Bergoglio en Buenos Aires?

-La relación de Bergoglio/Francisco comenzó hace muchos años, cuando trabajadores excluidos, cartoneros, gente en situación de calle, que de alguna manera se organizaba en organizaciones o movimientos populares o territoriales. Él hacía las misas en Constitución con los cartoneros, los trabajadores excluidos, la gente en situación de calle. Y a partir de ahí se empezó a tejer un vínculo; principalmente, con compañeros cartoneros. En ese momento, lo conoció a Juan (Grabois), y después empezó otros vínculos. 

-¿Cuándo se dio ese vínculo?

-Alrededor de 2011, no recuerdo bien el año, pero se dio también con Gustavo Vera, después con Emilio Pérsico y otros compañeros que fueron tejiendo vínculos. Y lógicamente, durante esos años acá en la Ciudad de Buenos Aires, con las misas, los encuentros, la discusión y la articulación con él. Una vez llegado a ser elegido Papa, se profundizó ese vínculo, esa relación.

-¿De qué manera se profundizó?

-Por impulso de él, de llamar a los movimientos sociales y empezar a tejer un encuentro con los movimientos populares, no solamente de Argentina, sino a nivel latinoamericano y a nivel mundial, para profundizar el proceso de unidad de los descartados, de los excluidos, de los migrantes, de los trabajadores, de la economía popular.

-¿Cuándo fue más cercano el vínculo?

-Con los movimientos populares se inició hace más de 10 años. El año pasado se cumplieron 10 años, donde se hizo el primer encuentro en el Vaticano de movimientos populares a nivel mundial.

Él tenía en los movimientos populares una expectativa importante porque las organizaciones territoriales de alguna manera expresan, organizan y van a la búsqueda de los problemas reales que tiene nuestra sociedad.

Son problemas que tiene una mayoría importante de nuestro pueblo, que en los procesos organizativos de los movimientos populares encuentra algún intento de respuesta a los problemas del hambre, del trabajo, del consumo, de la migración, de la violencia territorial, del combate contra el crimen organizado, el narco.

Y por eso él depositaba mucha expectativa porque siempre fue un gran defensor de creer, de apostar y darle cause a la sabiduría popular, al protagonismo popular. Y veía una expresión genuina de la organización del pueblo más pobre en los movimientos populares

-¿Veía a los movimientos como un aliado de la iglesia?

-No, no eran en esos términos. Si uno lo mira con perspectiva y analiza toda su historia, él siempre tuvo como conducta, como ejemplo, y poniéndole el cuerpo a las ideas, de ir a la búsqueda de los problemas. Cada vez que rompía el protocolo era porque se cruzaba con un enfermo, con alguien que lo conmovía, un niño que le gritaba que había perdido su padre, o un anciano.

En el último encuentro, en la reunión que tuvimos con la CGT, nos contó una anécdota: estaba contento porque venía una gira larga, creo que fue la última, en donde había ido a una experiencia en una comunidad en donde había visto cosas que no había visto en otros lugares. Entonces, nos reafirmó que siempre hay que creer en la sabiduría popular. 

Alejandro Gramajo en el último Encuentro de Movimiento Populares con Papa Francisco. Septiembre 2024.

-Eso es clave para el trabajo militante.

-Yo aprendo mucho cada vez que voy a un lugar donde la gente se organiza. Siempre hay tener un oído y el corazón puesto en el pueblo porque siempre se aprende mucho. Hay otro ejemplo concreto, el día que asumió Francisco, en vez de abrazar a las autoridades del primer nivel a nivel mundial, como los reyes, los presidentes que fueron a la asunción, lo primero que hizo fue ir a abrazar a Sergio Sánchez, que fue uno de los cartoneros que conoció en las misas de los excluidos en Constitución.

Es decir, él creía permanentemente en los pobres, en los humildes. Y fue a la búsqueda de eso, y trató de darle voz, de darle visibilidad y de darle cauce protagónico a los trabajadores más humildes.

-¿Cómo se daban los encuentros?

-Él participaba con mucha intensidad en los encuentros de movimientos populares. Participó en 10 años, si no me equivoco, en tres o cuatro físicamente. Después participó con aportes o con documentos que mandaba los encuentros.

Pero el encuentro de Bolivia, que fue el segundo, fue donde, si uno lee su intervención, es donde se empieza a profundizar la agenda de Tierra, Techo y Trabajo como un programa de los movimientos populares para dar pelea por construir justicia social, que son cosas básicas: que a ninguna familia le falte el techo, que ninguna familia no tenga trabajo, que ningún campesino no tenga tierra para trabajar. Derechos elementales que se transformaron en programa, que se transformaron en bandera de los movimientos populares. Y eso ha sido producto también del aporte sin lugar a duda, que ha hecho centralmente Francisco.

-¿Cómo era como persona, en el trato cotidiano?

-Como persona tuve la posibilidad de intercambiar con él. La verdad que uno tiene una imagen de una persona tan importante, creo el líder mundial más importante de toda la historia me animo a decir. No solamente porque es argentino, sino porque por todo lo que ha hecho y uno se imagina que es inalcanzable. Y, todo lo contrario.

Las veces que tuve la posibilidad de intercambiar ha sido de una sencillez, de una humildad, de una cercanía de un tipo común, que tenía una gran responsabilidad, pero que nunca se olvidó de sus orígenes y por sobre todas las cosas fue coherente, consecuente con su pensamiento y con su amor hacia los más humildes. Y tenía una sencillez extraordinaria. 

-Y a la vez una persona muy formada e informada.

-A nivel de información se notaba que hablaba con todo el mundo, pero por sobre todas las cosas muy humano, muy cálido, muy sencillo, muy humano. Las veces que yo estuve con él se lo notaba contento. Por ejemplo, cuando fuimos con todos los compañeros de la CGT a la reunión, cuando llegamos nos recibe y nos dice: «Ah, bueno, están todos ahora; están los gordos, están los flacos y están lo más flacos. Qué alegría. Hay que trabajar por la unidad para defender el trabajo. Ustedes tienen que ser defensores de la justicia social«. Estaba muy contento en ese encuentro.

Creo que debería ser un ejemplo para mucha dirigencia, que en general se suele rodear de custodios y andan con vidrios polarizados, para no ver lo que pasa en los alrededores. Bueno, Francisco hizo todo lo contrario, se bajó del Papa móvil para ir a la búsqueda de los excluidos.

-¿Qué te parecen las opiniones del presidente Milei sobre Francisco?

-Caracterizar al presidente y sus opiniones en un momento donde perdimos a una persona extraordinaria para el mundo entero no tiene demasiado sentido. Creo que el gesto de recibirlo habla de la grandeza y la humanidad que tenía Francisco, porque después de las barbaridades que dijo, lo supo perdonar y creo que eso es lo más importante. Después, ya sabemos el tipo de presidente que tenemos y lo cínico que es y me parece que no es lo más importante en este momento.

Creo que todo vuelve en la vida y las cosas que se dijeron, incluso la utilización en este momento. Todo vuelve en la vida. Pero lo más importante, lo que hizo Francisco con él, y ojalá el Gobierno hubiese tenido la misma la misma predisposición para invitarlo, más allá de las diferencias, y que su pueblo lo reciba, como correspondía. 

Francisco y el deseo de visitar Argentina

-Como pueblo argentino nos perdimos esa instancia.

-Porque el pueblo argentino le dio al mundo entero al mejor hombre de todos los tiempos, a la mejor persona de todos los tiempos, y lo regó con su amor, su vida, su historia, su pelea, su lucha, sus ideas, a lo largo y a lo ancho del mundo entero. Y eso ha sido un aporte del pueblo argentino.

Incluso cuando fuimos a la última reunión con la CGT, nos contó que tenía una hoja de ruta planificada, que estaba estudiando alternativas porque quería venir a Argentina sí o sí. Y, sin embargo, el Gobierno no hizo los esfuerzos para que eso sucediera y para que el pueblo argentino pueda verlo como Papa, escucharlo, vivirlo y tocarlo, porque se lo merecía.

Francisco es argentino, ha sido y es el líder mundial más importante de la historia. Y nuestro pueblo se hubiese merecido volver a encontrarse con él. Pero bueno, no ha sucedido y el gobierno no hizo los esfuerzos. Y yo sé que el Francisco quería venir, porque nos ha contado y nos ha mostrado alternativa que estaba estudiando para ir a Corrientes, a Chaco, a Buenos Aires, a la Patagonia, y lamentablemente no se pudo concretar.

-¿Qué lo que te deja vos Francisco y qué le deja al pueblo como legado?

-En lo personal, a mí me llena de honor y de orgullo haber tenido la posibilidad de conocer a la persona más extraordinaria del mundo. En Francisco yo me llevo una formación extraordinaria de humanismo, sencillez, sabiduría popular, de comprender la sabiduría popular, de que uno también con el ejemplo tiene que enseñar. Y también de no aflojarle a la lucha, porque él siempre nos instó a soñar, a no bajar los brazos, a ser lío, como les dijo a los jóvenes en Río de Janeiro.

Y creo que a eso expresa un nivel de rebeldía y de motivación para la lucha en defensa de los más humildes, de los pobres y de los trabajadores y de los excluidos en nuestro país. Y para mí eso es lo más importante que me llevo de su ejemplo. 

-¿Y en general?

Y por supuesto que toda su construcción teórica sobre lo que está pasando en el mundo en la actualidad. Es una de las cosas más importantes porque pone la contradicción en el lugar correcto cuando señala que el problema de la pobreza, de los migrantes, de los excluidos, de los que se caen afuera, de los que son descartados, no es un problema sectorial o individual, sino que tiene que ver con un modelo o un sistema que excluye, que margina.

Eso nos obliga a todos a pensar qué es lo que está pasando en el mundo en la actualidad, para poder pensar cómo construimos consenso, cómo abonamos a la Cultura del Encuentro, no para la rosca o para la foto, sino para pensar salidas que permitan resolver los problemas profundos que está atravesando una parte muy importante de nuestro pueblo. Y no solo en la Argentina, sino a nivel mundial.

Francisco señaló con mucha claridad que el problema de la pobreza, del medio ambiente, de los cambios climáticos obedecen a un sistema y a decisiones políticas que toman los gobiernos. Así que esos son los dos aspectos principales que yo me llevo, su humanismo y su ejemplo. Y sus ideas como elementos centrales para comprender el mundo actual.

Francisco

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