El Khomri dijo que el gobierno socialista espera propuestas concretas por parte de la Confederación General del Trabajo (CGT), el sindicato que en los últimos tres meses encarnó con más fuerza la poderosa oposición a la iniciativa que el 13 de junio comenzará a debatir el Senado.
Los dichos de la ministra se producen tras 18 jornadas de medidas de fuerzas, y horas después que los ferroviarios anunciaron por primera vez una huelga por tiempo indefinido, y que los trabajadores de 16 de las 19 centrales nucleares del país se sumaron al paro de este jueves.
Estas medidas de fuerza se suman a las tres jornadas consecutivas de protestas y huelgas que ya habían sido anunciados para los próximos 3, 4 y 5 de junio.
A tan solo ocho días del comienzo de la Eurocopa de fútbol, el gobierno francés trata por todos los medios y con desigual fortuna de desactivar las huelgas que amenazan con paralizar el transporte por ruta, aéreo y ferroviario.
Los anuncios de convocatorias y desconvocatorias de paros se suceden a tal velocidad que resulta difícil predecir a diario qué transportes estarán en funcionamiento o cuáles sufrirán retrasos por la acción sindical contra la reforma laboral propuesta por el Ejecutivo.
Mitigados los efectos sobre el aprovisionamiento de combustible -el primer ministro, Manuel Valls, aseguró en una entrevista con medios internacionales que sólo el 4% de las estaciones de servicio permanecen cerradas-, los problemas se concentran ahora en los trenes y los aviones.
Aunque los cinco sindicatos franceses de controladores aéreos han desconvocado la huelga prevista entre el viernes y el domingo, este jueves se conoció que los pilotos de Air France planean parar del 11 al 14 de junio, en plena celebración de la Eurocopa, una preocupación extra en el gobierno de Hollande, de cara al inicio del torneo continental.
Esto contradijo las palabras del premier Valls, que en una entrevista con varios medios internacionales para abordar la complicada situación política en Francia y los desafíos que plantea la inminente celebración del evento deportivo, horas antes aseguró que los pilotos se habían comprometido a no hacer huelga durante el torneo.
«Si la hubiera, yo sería intransigente y pienso que la opinión pública no la aceptaría en un periodo tan importante», señaló el primer ministro.
Asimismo, Valls buscó bajar el perfil al prolongado movimiento de protesta y descartó que pueda transformarse en «un Podemos francés», aludiendo al movimiento español nacido de los indignados.
El primer ministro afirmó que sigue con interés el movimiento «Nuit Debout» (Noche en pie), que se ha presentado en Francia como una réplica de los «Indignados» españoles que irrumpieron en marzo del 2011 en Madrid, aunque aún no llegó a cobrar la misma fuerza.
«Lo que conoció España esos años, todo el debate en torno a la corrupción, no tiene nada que ver con lo que pasa en Francia, donde el modelo social está más bien preservado. Pese a algunos casos, la clase política francesa se comporta bien», señaló Valls, citado por la agencia de noticias EFE.
En línea con los dichos de la ministra del Trabajo, Valls dijo seguir «abierto a negociar» pero reiteró que no contempla «en ningún caso» retirar el texto de la ley en su conjunto ni suprimir su polémico artículo 2, la manzana de la discordia que llevó a la CGT y a su líder, Philippe Martinez, a plantar una dura batalla al gobierno.
El mencionado artículo establece la preponderancia del diálogo social dentro de cada empresa sobre el convenio sectorial, algo que el jefe del Ejecutivo considera imprescindible para aumentar la competitividad sin que los asalariados pierdan derechos.
La ley se encuentra en el Senado, donde la derecha tiene mayoría, por lo que previsiblemente se modificará de arriba abajo el texto para devolverlo a la Asamblea Nacional (Diputados), que a su vez restablecerá el texto inicial, el mismo que Valls ya tuvo que hacer aprobar en primera lectura con un ardid constitucional sin pasar por el voto de la Cámara baja.
El primer ministro reconoció «un error de método» al elaborar la reforma laboral, ya que parte de su contenido se filtró a la prensa antes de que se reuniera a los sindicatos y la patronal para abordar su contenido.
En relación al problema creado por las huelgas, principalmente en el sector de los transportes y de la energía, Valls envió un mensaje de calma a los visitantes que llegarán a Francia para presenciar la Eurocopa.
«Se puede venir a Francia en coche, en avión y espero que en tren», dijo, en alusión a que todavía falta por cerrar un acuerdo en la compañía ferroviaria pública, SNCF, aunque confía en que para el próximo lunes se haya llegado a un consenso.
A 11 meses de la elección presidencial, los costos políticos del prolongado conflicto ya se dejan ver: la impopularidad de Hollande, y de Valls, alcanzaron este mes un nuevo récord, indica un sondeo difundido este jueves por la cadena iTélé.
Hollande, según sus cifras, es respaldado apenas por el 11% de la población, cinco puntos menos que en mayo, y su nivel más bajo desde la elaboración de ese barómetro de YouGov en noviembre de 2012.
El jefe de Estado sólo es respaldado por el 3% de los simpatizantes del partido conservador Los Republicanos, tres puntos menos que el mes anterior, y por el 36% de socialistas y ecologistas, lo que le supone una caída de cuatro puntos.
La popularidad de Valls, en tanto, cayó ocho puntos y se sitúa en el 14%.
El jefe de gobierno pierde 12 puntos entre socialistas y ecologistas, hasta un 35% de opiniones favorables, y gana tres entre los conservadores, hasta el 13%.
Por si faltase algo, la crecida del río Sena (que alcanza ya una altura de 5,10 metros a su paso por París) obligó este jueves al cierre de algunos tramos de una de las líneas de trenes suburbanos de la capital francesa y se teme que las aguas alcancen su pico el viernes.