El secretario de Defensa, Pete Hegseth, oordenó el despliegue del USS Gerald R. Ford y su grupo de ataque en el Comando Sur de EE. UU. para «reforzar la capacidad estadounidense de detectar, monitorear e interrumpir a actores y actividades ilícitas que comprometen la seguridad y la prosperidad de Estados Unidos», declaró el portavoz del Pentágono, Sean Parnell, en una publicación en redes sociales.
El Ford, un portaaviones «primero en su clase», es promocionado por la Marina como el buque de guerra más grande jamás construido en el mundo.
Se encuentra actualmente desplegado en el mar Mediterráneo junto con tres destructores. Es probable que los buques tarden varios días en llegar a Sudamérica.
El despliegue de un portaviones supone una importante escalada del poder militar en una región que ya ha experimentado un aumento de tropas estadounidenses inusualmente grande en el mar Caribe y frente a las costas venezolanas.
La medida es la señal más fuerte hasta ahora de que el gobierno de Trump planea expandir los ataques aéreos –que hasta ahora se han limitado a golpear embarcaciones pequeñas– a otros objetivos en tierra, en lo que los funcionarios han dicho que es un esfuerzo por destruir las operaciones de contrabando de drogas y desestabilizar al gobierno del presidente venezolano Maduro.
El Pentágono ya estaba acumulando poder de fuego en la región. Un portaaviones permitiría a los comandantes llevar a cabo ataques aéreos con más ritmo y acortaría la distancia que los aviones estadounidenses tendrían que volar para alcanzar objetivos en tierra.
La acumulación de fuerzas estadounidenses ha planteado dudas sobre la intención del Gobierno de Trump en la región. Distintos funcionarios han repetido que la presencia militar es parte de una campaña contra el narcotráfico, pero el presidente Trump también ha estado evaluando ataques dentro de Venezuela como parte de una estrategia más amplia destinada a debilitar a Maduro.
En tanto, Estados Unidos continúa con su ofensiva sobre embarcaciones pequeñas, supuestamente cargadas de droga, que son atacadas desde el aire y ya han producido decenas de muertos.
Hegseth dijo el viernes por la mañana que Estados Unidos había llevado a cabo un ataque nocturno contra un barco que, según dijo, era operado por un cártel de la droga y contrabandeaba narcóticos en el Caribe.
El ataque, que según Hegseth mató a seis personas, eleva el número total conocido de barcos atacados a 10 y el número de personas muertas a 43 desde que Estados Unidos comenzó su campaña el mes pasado.
