El Gobierno colombiano y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), que en noviembre reiniciaron los diálogos de paz después de casi cuatro años de parálisis, retoman este lunes en México la segunda mesa de conversaciones para comenzar a debatir un cese del fuego, la participación ciudadana en el proceso y la agenda a seguir, en un contexto de cierta tensión después de que un anuncio del presidente Gustavo Petro sobre el cese de hostilidades fuera desmentido por la mayor guerrilla activa.El nuevo ciclo formal de negociaciones se reactivó solo tres meses después de la llegada de Petro al Gobierno en agosto y bajo su política de «paz total» las delegaciones se reencontraron y debatieron entre el 21 de noviembre y el 12 de diciembre, en Caracas.
El primer proceso de diálogo con el ELN fue iniciado en marzo de 2016 bajo la presidencia de Juan Manuel Santos (2010-2018), pero se detuvo durante el mandato de Iván Duque (2018-2022), luego de un atentado en enero de 2019.
Los buenos augurios con los que terminó el encuentro en la capital venezolana sufrieron un revés cuando Petro anunció la víspera de Año Nuevo un supuesto acuerdo de cese del fuego bilateral con la organización y el ELN lo contradijo tres días después.
«Como en todo proceso de paz hay momentos difíciles, de desavenencias, de contradicción, pero el proceso de paz con el ELN no ha estado en riesgo. Hay una firme decisión de ambas partes de avanzar lo máximo y llegar a un acuerdo», dijo a Télam el senador Iván Cepeda, miembro de la delegación del Gobierno.
Por su parte, el integrante de la Dirección Nacional del ELN y parte de los representantes de la guerrilla en los diálogos, comandante Bernardo Tellez, apuntó a esta agencia que se trata de un tema «superado», aunque reconoció que se trató de un tema sensible que debieron sortear.
«Fue difícil y complejo ese asunto, porque un tema tan delicado como un cese al fuego bilateral no se puede anunciar mediante un decreto, pues esto requiere una serie de protocolos y acuerdos que hagan posible que las partes puedan asumir y puedan cumplirlo, por lo que era imposible que mediante un decreto se pudiese concretar», aseguró.
Antecedentes
Pese a las tensiones, el 17 de enero, en una reunión fuera de guion en Caracas, el Gobierno y ELN informaron que iniciaban una «caravana humanitaria» destinada a realizar un diagnóstico de la situación humanitaria en el Pacífico colombiano.
Luego de que en el primer encuentro definieran temas relativos a la institucionalización de la Mesa de Diálogos de Paz, las delegaciones que se reunirán mañana deberán avanzar sobre tópicos más sensibles como el fin de las hostilidades.
«Hay pactada una agenda que tiene puntos específicos, entre ellos discutir el comienzo de un cese al fuego de carácter bilateral, que tiene un significado especial en este contexto de violencia que hay en muchos territorios del país», dijo Cepeda, quien desde 2012 participó como facilitador en los diálogos con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que derivaron en los acuerdos de 2016.
«El cese al fuego bilateral nacional es un anhelo para aliviar situaciones humanitarias. Se avanzará en trabajar el marco en el que se desarrollaría para que tenga un mecanismo de veeduría, verificación y unos protocolos rigurosos que contemplen todos los escenarios que se puedan desarrollar», dijo el referente de la guerrilla.
Tellez agregó que «uno de los principales asuntos tendrá que ser el del uso de la violencia como arma de guerra que ha ejercido el Estado para mantener el poder de las élites que han dominado este país durante los últimos 100 años».
Otro tema que la guerrilla tiene como prioritario es el rol de las comunidades y otros actores sociales en los diálogos de paz.
«Igualmente, se va a discutir el asunto de la participación social y ciudadana, que es la columna vertebral en el proceso», dijo el senador Cepeda.
En tanto, Tellez definió esa participación social como algo «crucial, porque va a permitir que la misma sociedad pueda abordar los temas estructurales que han sido la causa de una confrontación armada que ya tiene 70 años en Colombia».
Al final del encuentro en Caracas, el comunicado conjunto señaló que hubo un «acuerdo sobre la agenda de diálogos» y que retomarían «como guía» la agenda y esquema firmado en marzo de 2016, el que fue actualizado por consenso frente al «nuevo contexto».
Según mencionó Tellez, el punto de partida este lunes va a ser «evaluar los acuerdos que se lograron en el primer ciclo en Caracas», principalmente en lo referido al «acuerdo humanitario sobre una acción directa» en los límites entre el departamento del Chocó y el Valle del Cauca.
«Se recibirá ese informe y se acordarán medidas urgentes de carácter humanitario para esa región», describió y agregó que «está pendiente completar varios acuerdos esbozados». Sin embargo, la hoja de ruta aún no está totalmente definida, por eso Cepeda apuntó que será uno de los asuntos a determinar. «Faltan finiquitar detalles para poder presentar la agenda. Ese será el itinerario que seguiremos en México», sostuvo.
Ante la pregunta respecto a las expectativas de máxima de la guerrilla, a sabienda de que los objetivos que no se lograron a través de la lucha armada no son los mismos que los de este proceso en curso, Tellez respondió: «No aspiramos en una mesa de diálogos a hacer una revolución por contrato, ni tampoco se puede afirmar que los objetivos de la lucha armada no se han logrado todavía, porque las causas que sostienen y hacen que este conflicto armado sea tan largo, están vigentes, y nadie todavía tiene la última palabra en ese sentido».
«La máxima aspiración para nosotros es que se logre avanzar en la construcción mediante un debate nacional, donde participen todos los sectores sociales para una visión común de paz»Bernardo Tellez, comandante del ELN
Además de Cepeda, la delegación designada por el presidente está integrada por Otty Patiño, exguerrillero del M-19, grupo del que Petro formó parte en su juventud; la senadora oficialista María José Pizarro, una de las hijas de Carlos Pizarro, el comandante también del M-19 que en 1990 fue asesinado cuando era candidato presidencial; y el Alto Comisionado para la paz, Danilo Rueda; entre otros.
Entre tanto, del lado de la guerrilla estarán los referentes conocidos como «Pablo Beltrán», «Aureliano Carbonell» y «Antonio García».
García, máximo comandante del ELN, también polemizó días atrás cuando aseguró que «la paz no implicaba la dejación de armas», a lo que Patiño le retrucó que «no ha entendido qué es la paz total», idea de gobierno convertida en política de Estado luego de ser aprobada en el Congreso.
El debate se centró en si el gobierno reconoce a la guerrilla, tal como ésta reclama, en tanto grupo político y no solo como GAO (grupo armado organizado), ya que esto último los igualaría con sectores del narcotráfico o de otras bandas delincuenciales.
La demanda expresada por García fue convalidada por el Gobierno, pero, en palabras de Patiño, ahora tienen el «deber de mostrarle al país que (…) pueden hacer política sin armas».
Cuba, Noruega, Venezuela, Chile y México son los países garantes, siendo la última novedad en esta segunda ronda la incorporación de Brasil.
El ELN, guerrilla de formación marxista que tuvo su mayor fortaleza militar en la década de los 80, se estima que hoy suma unos 2.350 efectivos (llegó a tener más de 5.000).
Petro, el primer presidente de izquierda que tiene Colombia, impulsó desde la campaña las negociaciones de paz con los grupos armados como parte de su política de «paz total».