en la segunda semana declaran médicos, forenses y policías


A partir de ese lunes dan testimonio mdicos y policas a cargo de la investigacin Foto Diego Izquierdo
A partir de ese lunes dan testimonio médicos y policías a cargo de la investigación. / Foto: Diego Izquierdo

El forense que realizó la autopsia al cuerpo de Fernando Báez Sosa, cuatro médicos, dos policías y funcionarios municipales y judiciales son los testigos que declaran este lunes en la sexta jornada del juicio al que son sometidos en la ciudad de Dolores los ocho rugbiers acusados de matar a golpes al joven estudiante de abogacía en la puerta de un boliche de Villa Gesell en enero de 2020. Fuentes judiciales informaron a Télam que 10 son los testigos citados a declarar este lunes ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 1 de Dolores durante la primera jornada correspondiente a la segunda semana del juicio por el crimen de Báez Sosa (18).

Si bien en primer momento estaba programado que durante esta semana declaren más de 50 testigos, muchos de ellos no fueron notificados finalmente por las partes, por lo que se prevé que el número sea menor al pautado inicialmente.

Foto Diego Izquierdo
Foto: Diego Izquierdo

El primero de los testigos será el médico forense Diego Duarte, quien le practicó la operación de autopsia al cuerpo del joven asesinado.

En su declaración durante la etapa de instrucción de la causa, Duarte aseguró que el cuerpo de la víctima «presentaba hemorragia masiva intracraneana, hematomas y excoriación en cara lateral izquierda de cuello y mandíbula», además de «la impronta de una marca de zapatilla».

También declarará Silvana De Piero, la médica patóloga forense que realizó las pericias histopatológicas a la víctima. En tanto, luego será el turno de la médica ambulancista Carolina Silvana Garibaldi Larrosa, y de su colega Patricia Liliana Gómez.

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Foto: Diego Izquierdo

Otro citado a dar su testimonio ante los jueces mañana es el médico Alejandro Javier Verlatsky, quien le extrajo muestras de sangre a los inicialmente 10 acusados en la causa por el crimen, dos de los cuales fueron luego sobreseídos.

En tanto, otros cuatro policías sumarán sus testimonios a los colegas que ya declararon la primera semana del debate.

En esta oportunidad serán un efectivo y un funcionario de la municipalidad de Villa Gesell que obtuvieron las cámaras de seguridad de la zona del boliche Le Brique, del que fueron sacados Fernando junto con sus amigos por un lado y, por otro, los imputados.

Foto Diego Izquierdo
Foto: Diego Izquierdo

Además, declarará el policía bonaerense Ramón Rueda, quien identificó a un testigo que vio al rugbier Máximo Thomsen realizar una señas agresiva cuando aún estaba adentro del boliche «Le Brique», instantes antes del ataque a Fernando en la vía pública.

La jornada finalizará con los testimonios de tres funcionarios judiciales que estuvieron presentes en el lugar del hecho en las primeras horas de haber sucedido.

«Fernando era un muy buen pibe, humilde y solidario»

Uno de los amigos de Fernando Báez Sosa, y que también fue atacado a golpes el 18 de enero del 2020 en la puerta del boliche Le Brique de Villa Gesell, dijo que «volver a salir a bailar sin Fernando fue raro» y manifestó sentir «mucho enojo» contra los ocho rugbiers imputados por el crimen.

«Con nuestro grupo de amigos estuvimos varios meses sin salir a ningún lugar. Era una sensación rara salir y que no estuviera Fernando», señaló en diálogo con Radio con Vos Tomás D’Alessandro (21), quien estuvo aquella noche junto a Báez Sosa y fue testigo presencial de su asesinato.

Por ese motivo, Tomás declaró en la segunda jornada del juicio por el crimen del estudiante de abogacía ante el Tribunal Oral Criminal (TOC) 1, donde aseguró que sufrió «tres trompadas» dentro de Le Brique, y en rueda de reconocimiento identificó a Luciano Pertossi como uno de los principales agresores.

Sobre las sensaciones que tuvo al momento de dar testimonio, el joven de 21 años manifestó que sintió «muchos nervios, con miedo y angustia», mientras que le causó «enojo» ver a la cara a los imputados.

«Desde que supe que iba a estar en el juicio siempre pensé cómo iba a ser cuando los tuviese cerca a los rugbiers. Cuando los vi fue toda una mezcla de sensaciones encontradas. Me dio mucho enojo», comentó y agregó: «Lo de la pena lo dejo en manos de los abogados y la fiscalía. Lo que estamos todos de acuerdo es que queremos que haya justicia».

Por último, D’Alessandro recordó a Fernando como «un muy buen pibe». «Era humilde, solidario. Estaba la mayoría del tiempo de buen humor. Nunca tuvo un lugar para la maldad en su cabeza. Éramos amigos muy cercanos, jugábamos al futbol juntos, iba a mi casa, yo iba a la suya. Si lo volviera a ver le diría que lo quiero mucho», finalizó.

Para el día martes están citados peritos y miembros de Policía Científica, y el miércoles 11 declararán forenses y efectivos de Policía Federal que realizaron distintas pericias solicitadas por la fiscalía, entre otros.

El jueves 12 declararán, en tanto, efectivos de la SubDDI de Villa Gesell, un amigo del remero Pablo Ventura, inicialmente incriminado en el hecho; peritos que realizaron hisopados a los acusados y funcionarios judiciales.

Y la segunda semana de testimonios se cerrará con la declaración de testigos del presunto enfrentamiento ocurrido dentro del boliche antes de que ambos grupos fueran expulsados, y docentes y allegados de Báez Sosa.

Etapa inicial

Durante la primera semana del juicio, en la cual declararon 47 testigos, los imputados Máximo Thomsen, Luciano y Ciro Pertossi, Enzo Comelli y Matías Benicelli fueron identificados como agresores directos de la víctima, mientras que otros dos de los rugbiers, Lucas Pertossi y Ayrton Viollaz, fueron ubicados entre quienes arengaban o golpeaban a amigos suyos que intentaban defenderlo.

El único acusado que no fue mencionado con una participación activa en el hecho en ninguna de las cinco audiencias fue Blas Cinalli, aunque una joven que declaró citó mal su nombre y un efectivo policial dijo que estaba presente en el lugar, de acuerdo a uno de los videos que registraron la escena del ataque y que fueron exhibidos durante el debate.

En al menos seis de las declaraciones, Thomsen fue mencionado como agresor directo de Báez Sosa: un joven que veraneaba en Gesell dijo que lo vio mientras le pegaba «patadas en la cabeza, como puntinazos»; cuatro amigos de Fernando y un comerciante señalaron que lo golpeó «en el pecho» cuando ya estaba en el piso, que le dio «tres patadas en la mandíbula» y que los golpes tenían «intención de matar».

Uno de los amigos de Fernando ubicó en tanto a Luciano Pertossi como un segundo atacante de la víctima y dijo que lo vio darle «piñas en la cara». Este acusado fue identificado además por cinco testigos como parte del grupo, y algunos de ellos precisaron que atacó a quienes trataban de acercarse.

Además de la imputación por el «homicidio agravado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas», los rugbiers están siendo juzgado por las lesiones sufridas por los amigos de la víctima.

Otro de los imputados apuntados como agresor directo de Fernando fue Comelli, quien según uno de sus amigos le dio «uno de los primeros golpes y lo dejó arrodillado».

Ciro Pertossi, por su parte, fue identificado por otro de los chicos que veraneaban con Báez Sosa como quien lo golpeaba «en la espalda y costado».

El quinto rugbier señalado como agresor directo fue Benicelli, aunque en su caso no fue mencionado por su nombre, sino descripto por el jefe de seguridad de «Le Brique» en la madrugada del crimen, como «uno con rodete» que «le pegó una patada en la cabeza y ahí (Fernando) no se levantó nunca más».

El juicio se inició el lunes con un testimonio conmovedor de Graciela Sosa Osorio, madre de la víctima, quien sostuvo que hace tres años «es como que el tiempo se detuvo», y que es «una mujer acabada, sin ganas de vivir».

Graciela y Silvino Báez, padre de Fernando, quien también declaró, estuvieron presentes en el resto de las audiencias, y al cierre de la última, se vio cómo ella estiraba su remera con la foto de su hijo y un rosario cuando retiraban a los rugbiers de la sala.

A lo largo de la semana, ambos se abrazaron con distintos testigos que los saludaban al salir, con muchos de los cuales se emocionaron y lloraron.





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