Las ventas de Tesla se redujeron en un 50 por ciento en Europa por los vínculos de Elon Musk con Donald Trump y los neonazis. Los taxistas quieren devolver su “leasing” a las concesionarias porque pierden dinero.
Con una gamuza en la mano, el francés Aimé-Trésor limpia minuciosamente la carrocería de su coche negro. Él se encarga de este Tesla, que es caro de mantener. Y eso está empezando a costarle algunos viajes: la semana pasada, aceptó en este Tesla último modelo VTC un viaje en Villepinte (Seine-Saint-Denis), que fue inmediatamente cancelado.
Le pasó una, dos y tres veces. Finalmente se decidió y llamó al cliente, que lo rechazaba. Así encontró la respuesta: “¡No quiero subirme a un Tesla!” le respondió el cliente, furioso.
Hoy Aimé está buscando revender su Tesla, emblema de los autos eléctricos lujosos, porque en Europa hay un boicot contra lo que produce Elon Musk.
Musk, este billonario sudafricano, dueño de X y Tesla, estrecho aliado de Donald Trump, el hombre más rico del planeta, preside desde enero la «comisión para la eficiencia gubernamental», encargada de recortar el gasto y despedir a miles de funcionarios norteamericanos arbitrariamente. Pero también se lanzó a apoyar la ultraderecha en Europa, especialmente en Alemania y Gran Bretaña, en una clara interferencia de un funcionario público norteamericano. Su último gesto fue un saludo nazi.
«Ahora que Elon se entromete en la política alemana o británica apoyando a sus partidos de extrema derecha, siento como si lo tuviera escrito en el coche: “Soy un fascista», resume un automovilista en el foro BlogTesla.
El rechazo se extiende en Europa
Cuando Mike Schwede se sentó por primera vez en un Tesla Roadster hace 15 años, sintió pertenecer al mundo del futuro. En 2016, era el orgulloso propietario de un Tesla, y disfrutaba de los pulgares hacia arriba que recibía de otros conductores mientras conducía por las autopistas de Europa en el vehículo eléctrico. Una sensación de poder y simpatía, como cuando otros automovilistas saludan a un propietario de un viejo automóvil clásico en la ruta.
Todo comenzó a cambiar. El status de poseer un Tesla ha comenzado a erosionarse hasta ser un papelón o un símbolo de simpatía con el fascismo, la ultraderecha radical y Donald Trump. Europa está rebelada contra Tesla.
Durante años, la marca fue sinónimo de Elon Musk y su postura contra la crisis climática. Recientemente, Schwede observó horrorizado cómo el director ejecutivo de Tesla invirtió cientos de millones en apoyar a Donald Trump mientras éste hacía promesas de aumentar la producción nacional de petróleo y gas.
“Se estaba volviendo cada vez más extraño”, dijo Schwede, un empresario y estratega digital, con sede en Suiza.
La gota que colmó el vaso fue cuando Musk hizo saludos de estilo fascista consecutivos durante la toma de posesión de Trump en enero. “No sentí nada más que absoluto asco”, dijo Schwede. “Y ya no disfrutaba de sentarme en mi Tesla” explicó al diario británico The Guardian.
El martes, los datos de la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles mostraron que las ventas de autos nuevos Tesla casi se redujeron a la mitad en Europa el mes pasado. Las cifras dejaron a los analistas luchando por evaluar qué tan importante puede ser el hecho de que los clientes le den la espalda a la marca, debido a la incursión de Musk en la política de extrema derecha.
Las formas de protesta
Tesla, el fabricante de automóviles con sede en Texas, vendió 9.945 vehículos en Europa en enero, un 45% menos que los 18.161 del año pasado, dijo la asociación.
Un peatón se acerca a un anuncio, en una parada de autobús británica, que dice: “Pasa de 0 a 1939 en 3 segundos: “Tesla, la esvástica”. Se puede leer en una parada de ómnibus de Londres.
Ahora hay señales de que los propietarios de Tesla que se han disgustado con las opiniones de Musk están haciendo oír su enojo de diferentes formas .
Schwede contempló vender su coche. Pero después de acumular más de 60.000 millas, ya no tenía mucho valor. Así que se le ocurrió su propia manera de recuperar su Tesla y el espíritu liberal que había sustentado su compra. Empezó a donar 10 céntimos por cada kilómetro recorrido a una serie de organizaciones benéficas, contrarrestando el apoyo de Musk a la extrema derecha, con un apoyo directo a quienes ayudan a los jóvenes LGBTQ+ o luchan contra el odio y el extremismo.
“Era algo que a Elon no le gustaría”, dijo. “Esa es mi venganza personal” explicó.
Es un indicio de cómo algunos propietarios de Tesla en Europa están contraatacando, presentando su propia resistencia, aunque a pequeña escala. Es resistir lo excesos de Musk en su política glocal, sus arbitrariedades, y su creciente influencia para respaldar a los partidos de extrema derecha y antisistema en toda Europa.
Para el alemán Patrik Schneider, el punto de inflexión se produjo cuando un extraño lo abucheó en una gasolinera, señaló su Tesla y lo llamó “partidario de Trump”. Cargado con un contrato de arrendamiento a largo plazo del vehículo (leasing), se apresuró a encontrar una manera de abordar su relación con una marca que, en su mente, se había destruido.
«Por supuesto, como conductor de Tesla siempre fuiste el tonto: el votante del partido Verde, el salvador del mundo, el tipo del CO2», dijo Schneider al medio alemán Capital.de. «Pero ahora estás en una categoría que ya no es divertida».
Lo que se le ocurrió fue una línea de «pegatinas anti-Elon» para los autos Tesla. En un eco de una iniciativa estadounidense, comenzó a vender las pegatinas en línea hace seis meses, aceptando pedidos de mensajes , que van desde «Compré esto antes de que Elon se volviera loco» hasta «Elon apesta».
A medida que Musk se adentraba más en la política alemana, recibiendo a la co líder del partido de extrema derecha AfD, Alice Weidel, en una entrevista en X y apareciendo en un mitin de AfD, donde menospreció el multiculturalismo y criticó el enfoque del país en la «culpa pasada», la demanda de las pegatinas explotó.
La demanda ahora ha aumentado hasta 2.000 pegatinas al día, con pedidos que llegan de todo el mundo de habla alemana,.Pero tan lejos como a Australia y Corea del Sur. Todo se hizo sin publicidad, dijo Schneider, y agregó con ironía: «Elon Musk hace eso por nosotros».
Otros han pedido que las acciones vayan más allá. En Polonia, donde la ocupación nazi alemana provocó la muerte de 6 millones de polacos, incluidos 3 millones de judíos, el ministro de turismo del país llamó a los ciudadanos a boicotear Tesla, después de la aparición sorpresa de Musk en el mitin de AfD.
“Todo lo que puedo decir es que probablemente ningún polaco normal debería comprar más un Tesla”, dijo recientemente Sławomir Nitras a la emisora polaca Tok FM. “Es necesaria una respuesta seria y fuerte, incluido un boicot de los consumidores”.
En agosto, la cadena alemana de farmacias Rossmann dijo que ya no compraría autos Tesla para su flota corporativa, citando la declaración de Musk.