En el día de su cumpleaños y con la inauguración de una escultura en su honor, se reivindicó la figura de Alejandro “Bocha” Sokol, un hombre sensible y genuino que desde su inspiración, carisma y arrollador desenfado dejó una huella imborrable en el rock argentino.El cantante, músico y compositor fue homenajeado con una imponente escultura de más de dos metros en la estación de tren de Hurlingham, su ciudad natal, y en el día de su cumpleaños.
La obra de este nuevo reconocimiento al entrañable cantante, quien fue la voz principal y frontman de Las Pelotas y miembro de la primera formación de Sumo, estuvo a cargo del escultor cordobés Adrián «Bachi» Dellorto, a partir de una idea motorizada por uno los seguidores y vecinos de toda la vida de Sokol, Marcelo Jorge Fiori Quercetti.
En charla con Télam, Fiori habló de la emoción que significaba para él la repercusión que tuvo esta iniciativa y la buena predisposición de las autoridades del municipio de la localidad ubicada en la zona oeste del Gran Buenos Aires.
«No se trata solo del emplazamiento de una escultura o de un homenaje, se trata de algo más; hay una frase que resume muy bien todo esto y que dice algo así como ‘no es posible hacer que lo que fue no haya sido'», indicó el impulsor de la estatua que está ubicada a dos cuadras de la que fue la casa de Sokol y que ya puede visitarse en la esquina de Jauretche y Remedios de Escalada, un punto clave del barrio.
La inauguración formal se realizó en la tarde del lunes en la entrada de la estación Hurlingham del Ferrocarril San Martín, en un encuentro con la participación de familiares y amigos del músico, recordando al «Bocha» en el día su cumpleaños.
Sokol nació el 30 de enero de 1960 y fue el tercer hijo (único varón) de una familia que se crió en Hurlingham, y falleció de un paro cardiorrespiratorio en la ciudad cordobesa de Río Cuarto el 12 de enero de 2009, días antes de cumplir 49 años.
«Acá (en Hurlingham) está mi gente, veo las caras que veía cuando tenía 17 años y pasaba todo el día en la calle», decía a esta agencia el cantante en tiempos que encabezaba su proyecto final, El Vuelto, la banda en la que tocó junto a su hijo Ismael, cuando Las Pelotas ya era recuerdo.
Despojado y siempre al límite, alcanzó reconocimiento en el camino de la música con Sumo, la banda encabezada por Luca Prodan que se formó en 1981, donde se encargaba de tocar el bajo dentro de una formación que también incluía a Germán Daffunchio (guitarra) y a la inglesa Stephanie Nuttal (batería).
La joven británica volvió a su país al comenzar la Guerra de Malvinas y Sokol pasó a tocar la batería permitiendo el ingreso de Diego Arnedo en el bajo y, por entonces, también se integró Roberto Pettinato como saxofonista.
Aunque Prodan también se fue, a su regreso en 1984 decidió seguir adelante con Sumo junto a dos nuevos laderos: Alberto «Superman» Troglio (batería) y Ricardo Mollo (guitarra).
Luca murió en diciembre del 1987, Sumo se desintegró. Arnedo y Mollo decidieron armar Divididos, mientras que Daffunchio y Sokol, la dupla que había empezado y no siguió en Sumo, impulsó el nacimiento de Las Pelotas.
Aquella herencia musical fue retomada con colores propios por Las Pelotas, en el que ambos artistas se potenciaron en bellos álbumes como “Corderos en la noche” (1991), “Máscaras de sal” (1994), “Amor seco” (1995). «Esperando el milagro” (2003), “Show” (2005) y” Basta” (2007), ente otros.
El vínculo entre Daffunchio y Sokol se fue resintiendo y «El Bocha» decidió irse y armó El Vuelto SA. Poco antes de su muerte, la incipiente banda iba a ingresar a estudios para luego registrar su álbum debut influenciado por la sonoridad de Las Pelotas, Sumo, Pink Floyd, Bob Marley, The Police y David Bowie.
El homenaje
La escultura de Sokol en Hurlingham mide dos metros y pesa una tonelada y media, y logra capturar un gesto muy personal y significativo del artista, que se caracterizaba por una desbordante pasión y emoción en el escenario.La decisión del intendente de Hurlingham, Juan Zabaleta, de homenajear a Sokol fue compartida por las autoridades de Ferrocarriles Argentinos a través del responsable de la línea San Martín, Luciano Hass.
«Es increíble lo que se generó, de mi parte no queda más que dar un profundo agradecimiento a todos -subrayó el impulsor de la obra-. La repercusión que tuvo la iniciativa en la gente y la buena predisposición de las autoridades, lo mismo respecto de la familia Sokol, no me alcanzan las palabras… Y que hoy estén acá, es muchísimo».
La idea de Marcelo Fiori, quien además de seguidor del «Bocha» es abogado, surgió hace unos tres años en Suecia, cuando viajó a ver su hermano y a su familia.
«Durante enero de 2020 tuve oportunidad de visitar a mi hermano, que vive en Suecia. Una tarde, cuando recorríamos el puerto de Gotemburgo, nos llamó la atención una escultura que se encontraba ubicada de espaldas al mar y, junto a uno de mis sobrinos, nos tomamos una foto de esas que parecen no ser más que una entre tantas otras», contó.
«Sin embargo mi sobrino Luca, después de observar la escultura un ratito, sintió curiosidad y me preguntó de quién se trataba -continuó-. Investigando un poco resultó ser de un músico lugareño llamado Ever Taube y así, como al pasar, me dice ‘no sabía que a los músicos le hacían estatuas'».
Ese fue el punto de partida para que Fiori Quercetti tomara la decisión de rendirle tributo a Alejandro: «Algo de esa conversación, en verdad de esa afirmación, quedó en mi inconsciente», sostuvo.
«Tiempo después, cuando volvía de Tribunales a Hurlingham nació esta idea de homenajear a Alejandro con una escultura en su nombre y también, claro, de acercar a través del arte las culturas de estos dos países», evocó.
Télam: ¿Cómo recibió la propuesta el escultor Adrián «Bachi» Dellorto?
Marcelo Jorge Fiori Quercetti: Todo lo que pasó después fue hermoso. Contactamos con el artista escultor de Villa del Rosario, Córdoba, quien desde un primer momento se copó con la idea y al cabo de unos meses realizó esta obra. Me gusta pensar esta idea como una gota que rebalsa un vaso. Una vez que cae y este rebalsa ya no resulta fácil distinguirla. Y esta idea fue un poco así. No se trata solo del emplazamiento de una escultura.
T: ¿Qué rescatás o extrañás más de Sokol? ¿Tuviste un vínculo con él?
MFQ: Tuve la suerte de haber vivido a la vuelta de la casa de Alejandro, en el barrio Parque Quirno, Hurlingham. Extraño saber de él. Extraño a mi abuelo Pepe, que tenía un kiosko-librería cerca de casa y me contaba contento que lo vio a Alejandro en la tele. Que se vio todo el recital. ¿Sabés la felicidad que sentía mi abuelo cuando lo veía en la tele? Y mi abuelo no era rockero, claro. Era Alejandro, el de acá a la vuelta. Ese a quien le había regalado la brocha y la espuma de afeitar el mismo día de su casamiento. Esas historias son Alejandro para nosotros. Las historias de un buen tipo, de una buena persona.
T: ¿En la imagen que refleja la estatua se puede ver a Alejandro con su pasión y verdad. ¿Lo ves de ese modo?
MJFQ: La realidad actual se está volviendo bastante compleja. Y digo esto porque son tiempos de un egoísmo individualista importante y una culturita del éxito (que solo nos sabe a sufrimiento y culpa) y que se divulga sin reparo alguno. Solo basta con mirar un poquito con detenimiento alrededor. Podría continuar, pero insisto en decir que no se trata solo de una escultura o un homenaje más. Es a Alejandro Sokol. Tenemos mucho que aprender y descubrir todavía. Desde allí que el artista escultor capte y refleje con esta obra esta actitud tan característica de Alejandro, con la pasión y la verdad.