¿El subte se convirtió en un transporte de elite? Esta premisa exagera, en parte, el ideal al que apunta la gestión macrista en la Ciudad de Buenos Aires, aunque es un hecho que, tras 18 años de gobierno, el PRO logró convertir al subte en un medio de transporte muy poco accesible para el conjunto de trabajadores y los usuarios en general.
Más allá de las especulaciones de especialistas en transporte público y analistas en las diferentes problemáticas del sector, los datos oficiales sobre el uso de subte porteño son contundentes y aseguran que en los últimos seis años se redujo en un 46%. La cifra surge de un relevamiento realizado por el Centro de Estudios Metropolitanos (CEM), un organismo conformado por 3 universidades, 7 municipios adheridos y 25 profesionales que tienen como objetivo analizar e investigar el desarrollo metropolitano y las problemáticas sociales, a través de mediciones y monitoreos.
El documento que lleva por título “Cada vez menos gente viaja en subte” afirma que este medio de transporte es el que menos pasajeros ha recuperado desde la pandemia de COVID-19 en el mundo.
En 2023 hubo una recuperación y transportó a un 80% de los pasajeros que llevaba antes de 2020, pero en marzo de este año (último mes con datos disponibles publicados por el GCBA) las seis líneas de subte y el Premetro transportaron 14,3 millones de pasajeros. Es decir, un 80% de los 18,2 millones transportados en marzo de 2024, un 70% de los 20,6 millones que se movilizaron en el mismo mes de 2023 y apenas un 54% de los casi 27 millones de personas que viajaron en marzo de 2019. En concreto: hoy el subte transporta a poco más de la mitad de gente que llevaba antes de la pandemia y sigue perdiendo pasajeros día a día.
“La situación del subte en la ciudad de Buenos Aires es preocupante por varios aspectos. Uno, porque el aumento de la tarifa que hoy está en 996 pesos, ha hecho, por un lado, que pierda pasajeros con respecto al colectivo: actualmente el 70% de los viajes se hace en el colectivo”, explicó en diálogo con Tiempo el director del CEM, Matías Barroetaveña.
El informe incluye una comparativa elaborada por el economista especializado en transporte, Rafael Skiadaressis, y detalla que, en promedio, todos los metros de la región operan alrededor del 80% del volumen de transporte en diciembre de 2019: sólo el metro de Panamá, de reciente inauguración, supera sus niveles de pasajeros anteriores a la pandemia. Pero la merma de pasajeros del subte porteño no tiene parangón en ningún otro sistema de América del Sur: es el único que desde mediados de 2023 muestra una tendencia.
Para el también diputado porteño, Matías Barroetaveña, “el subte es el medio de transporte más sustentable por ser justamente eléctrico, mientras que vemos que el GCBA promociona mucho los minibuses turísticos que no sirven para un sistema metropolitano de movilidad como el que necesita Buenos Aires. La región metropolitana necesita ser pensada metropolitánamente y lo básico es que tomemos en consideración la tarifa del colectivo y la tarifa del subte para no privilegiar uno sobre el otro”, señala.
Al comparar la relación entre el diferencial tarifario (es decir, cuánto más caro resulta para el pasajero viajar en subte en relación al primer boleto de colectivo) y la cantidad de pasajeros por mes como porcentaje de los transportados en igual mes de 2019 (que permite mantener un criterio uniforme de comparación contra el último año “normal” en materia de transporte público) surge que la tendencia a la caída se relaciona directamente con los incrementos tarifarios realizados a partir de mayo de 2024.
En contraste, asegura el relevamiento, el único período desde enero de 2023 en que el uso del subte mostró una recuperación fue durante un breve lapso entre enero y mayo de 2024 en que el boleto había vuelto a quedar por debajo del valor del pasaje de colectivo: con los incentivos tarifarios correctos, o al menos la ausencia del desincentivo expreso que supone una tarifa el doble de cara, los pasajeros podrían volver a optar por el subte en mayor medida.
“En esta estrategia de la ciudad de poner menos subsidios en el subte y esto complementarlo con el aumento de la tarifa, lo que ha hecho es que un gobierno de la ciudad al que le sobra la plata termine impactando negativamente en la utilización de la movilidad, complicando el tránsito terrestre y brindando un dato muy negativo en lo que hace a la movilidad sustentable para la ciudad”, termina Barroetaveña.