Empresas de EE.UU. acaparan productos de China para huir de los aranceles de Donald Trump


Rick Muskat se despertó la mañana siguiente a las elecciones con una tarea urgente. Llamó por teléfono a su agente en China a las 4.30 a.m., hora de Beijing, y lo presionó para que preguntara a su fábrica cuántos pares más de zapatos de vestir para hombre podían producir. “Les dije que si podían fabricar 30.000 pares más, los aceptaríamos”, dijo este ejecutivo copropietario de una empresa de calzado llamada Deer Stags.

El impulso no fue un aumento repentino en la demanda de ese producto, sino la amenaza de aranceles elevados a los productos chinos que promete Donald Trump. Si amplia el stock su empresa se altearía parte de esos gravámenes.

La elección de Trump ya está teniendo efectos en las cadenas de suministro globales, donde las empresas están lidiando con un escenario fuertemente proteccionista. Trump ha lanzado una variedad de planes incluido un impuesto del 10 al 20% a la mayoría de los productos extranjeros y un arancel del 60% a los de China que aumentarían el recargo que pagan los importadores estadounidenses a un nivel no visto en generaciones.

Aún quedan muchas dudas sobre sus propuestas, como qué países además de China se verían afectados, qué productos podrían quedar excluidos y cuándo entrarían en vigor. Pero, dada la historia de Trump de imponer aranceles y los desafíos que estos plantean a las empresas globales que dependen del traslado de productos a través de las fronteras, muchos ejecutivos no esperan ver qué hace.

Autos chinos esperan en un puerto de Shanghai, China, para ser embarcados hacia Estados Unidos. Foto: BLOOMBERG

Algunos, como Muskat, se preparan para llenar sus depósitos antes de que los aranceles entren en vigor. Otros han estado acelerando los planes para salir de China y analizando lo que las amenazas arancelarias podrían significar para sus negocios.

Temor y especulaciones

Cuando los principales minoristas informaron sus ganancias esta semana, los analistas les preguntaron sobre el impacto que estas penalidades podrían tener en sus ganancias. Algunos creen que es solo retórica. Oliver Zipse, el director ejecutivo de BMW, dijo que los aranceles podrían ser solo “un asunto verbal”.

Otros dijeron que no estaban esperando a ver qué podría suceder. Edward R. Rosenfeld, director ejecutivo de la marca de calzado Steve Madden, explicó que su empresa obtiene más de 70% de sus productos de China, y comenzó a planear un escenario “en el que tendríamos que sacar los productos de China más rápidamente. A partir de ayer por la mañana, estamos poniendo ese plan en marcha”, dijo.

John Donigian, director senior de estrategia de la cadena de suministro de Moody’s, explicó a su vez que los aranceles podrían generar mayores costos, posibles demoras y presión para que las empresas trasladen la producción más cerca o a Estados Unidos.

Todas las industrias enfrentarían desafíos únicos, dijo. Para la electrónica, trasladar la producción podría ser lento y costoso. Para los bienes minoristas y de consumo que intentan mantener los costos bajos, los inventarios podrían caer y los precios al consumidor aumentar. Las cámaras comerciales felicitaron a Trump por su victoria, pero rápidamente advirtieron el problema de los costos que se les venían encima por las penalidades.

Matt Priest, presidente de un grupo comercial, dijo que el estadounidense promedio compra por ejemplo siete pares de zapatos al año, la mayoría de los cuales se fabrican en el extranjero y ya se les aplican aranceles elevados cuando se importan.

Las imágenes de Donald Trump y Joe Biden, en un diario de China. Foto: BLOOMBERG Las imágenes de Donald Trump y Joe Biden, en un diario de China. Foto: BLOOMBERG

Costos para el consumidor

En un estudio publicado esta semana, la Federación Nacional de Minoristas argumentó que los aranceles propuestos por Trump solo sobre ropa, juguetes, muebles, electrodomésticos, calzado y artículos de viaje costarían a los consumidores entre 46.000 millones y 78.000 millones de dólares adicionales al año.

Los aranceles de Trump tienen como objetivo obligar a producir en EE.UU., lo que, según él, creará puestos de trabajo y reducirá la dependencia del país del resto del mundo.

Para algunas industrias con fábricas con sede en el país, los aranceles más altos les conviene para contener la competencia. Pero muchos dicen que no es sencillo. Algunos dueños de negocios dicen que incluso si se imponen grandes aranceles, no podrían devolver la fabricación a Estados Unidos. Lo más probable es que tengan que pagar el impuesto, lo que significaría aumentar los precios para los clientes estadounidenses. O, si los costos fueran lo suficientemente altos, podrían tener que reducir los gastos generales con despidos.

“No podemos simplemente comenzar a fabricar muñecas Barbie, camiones Tonka y osos cariñosos en Estados Unidos”, dijo Jay Foreman, director ejecutivo del diseñador de juguetes Basic Fun. “Ni de la noche a la mañana, ni en los próximos 12 meses y, francamente, nunca”.

Foreman dijo que consideraría abastecerse de otras fábricas fuera de China si Trump impone el arancel de 60% a los productos chinos. Pero, teniendo en cuenta los mayores gastos generales que necesitaría para gestionar las operaciones en varios países y la menor eficiencia de la fabricación fuera de China, todo podría “ser un empate”, dijo.

Salir del gigante asiático plantearía una “cascada de desafíos al nivel de las Cataratas del Niágara”, dijo Foreman. “No habrá suficiente capacidad de producción en Vietnam, México o India para toda la producción que se trasladará fuera de China”.

Trump no impuso aranceles a los juguetes durante su primera guerra comercial con el gigante asiático. Planeaba hacerlo en diciembre de 2019, pero los impuestos se retrasaron y luego se suspendieron. Además porque la Navidad requería de esas importaciones. Pero sí los impuso a zapatos, cunas, bicicletas y una gran variedad de otros productos de consumo.

Foreman dijo que podría ser demasiado tarde para que su empresa haga algo al respecto el próximo año. Acababa de viajar a Los Ángeles, donde dio la bienvenida a compradores de juguetes de empresas como Walmart a la sala de exposición de Basic Fun y les cotizó los precios para la temporada navideña de 2025.

Para 2025, Basic Fun deposita sus esperanzas en una línea de juguetes llamada Littlest Pet Shop, una colección de pequeños búhos, ponis y cachorros con ojos de gran tamaño y accesorios coleccionables. Se fabrican en la provincia de Guangdong, en el sur de China. “Si el año que viene nos aplican aranceles del 60 por ciento, podría ser nuestro peor año”, dijo.

Fuente: The New York Times

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