La calma habitual de Puerto Tirol, en el corazón de Chaco, se rompió cuando un enorme cilindro metálico apareció incrustado en un campo privado. La escena, propia de una película de ciencia ficción, despertó intriga y debate en toda la región.
El objeto, de 1,70 metro de largo por 1,20 de diámetro, fue descubierto en el Campo Rossi, un predio rural cuyo propietario, Ramón Ricardo González, no dudó en dar aviso a la Policía para que constatara el hecho.
Los peritos que lo observaron de cerca describieron un material que no se ve todos los días y lo atribuyen en principio a que sería basura espacial. La superficie, fabricada en fibra de carbono, exhibe un número de serie grabado. Rasgos que, para los testigos, sugieren un origen de tecnología espacial.
De inmediato surgió la hipótesis que más fuerza cobró en las conversaciones del pueblo: se trataría de un fragmento de chatarra espacial, posiblemente desprendido de una misión de SpaceX, la compañía aeroespacial del magnate Elon Musk.
Pero la noticia comenzó a tener incluso repercusión internacional y algunos expertos ya afirman que el objeto pertenece a un cohete chino. Se trataría del cohete chino Jielong 3, un vehículo de lanzamiento orbital de combustible sólido desarrollado por China Rocket para el lanzamiento de satélites.
Justamente, un cohete Jielong 3 fue lanzado el miércoles pasado desde una barcaza en las aguas costeras de China. Su trayectoria coincide con su paso por sobre los cielos de Argentina y también con la declaración de miles de vecinos que la noche del 24 observaron un extraño objeto brillante cruzando varias provincias argentinas, noticia que fue difundida por Infobae.
Lo que apareció es un COPV, que es un depósito de combustible de alta presión envuelto en fibra de carbono.