El Ejército de Liberación Nacional (ELN) suspendió un paro armado que inició el fin de semana en el oeste de Colombia (una especie de estado de sitio que amenaza severamente las posibilidades de movimiento de la población), luego de ser acusado por el Gobierno y mediadores de incumplir las treguas pactadas en las negociaciones de paz.El Frente de Guerra Occidental Omar Gómez dio por finalizado el paro armado a partir de las cero hora del miércoles, anunció el Ejército de Liberación Nacional (ELN) en un comunicado difundido en la cuenta de su delegación de paz en la red social X.
«Agradecemos a todos los pobladores que asumieron el llamado y no se presentaron incidentes», agrega el documento de los rebeldes, que negocian en Cuba con el Gobierno de Gustavo Petro.
Comunicado del Comando Central del Ejército de Liberación Nacional – ELN –
Sobre las mentiras difundidas últimamente nos permitimos hacer claridad a lo siguiente:👉https://t.co/Z7yI9tXMcY#ELN#PAZ pic.twitter.com/3XOfDpvJNg
— Delegación ELN (@DelegacionEln) February 14, 2024
El paro, anunciado el viernes pasado, obligó a miles de habitantes del departamento de Chocó a confinarse, según la Defensoría del Pueblo, órgano estatal que vela por los derechos humanos, recordó la agencia de noticias AFP.Este martes, el ministro del Interior, Luis Fernando Velasco, había criticado duramente a los insurgentes, a quienes acusó de violar el alto al fuego bilateral activo desde agosto.
«Ahí no funciona, evidentemente, el cese del fuego», dijo Velasco a la prensa. «Si se habla de un paro armado, tiene que entrar el Ejército con toda su capacidad de acción», completó.
🚨Atención | Declaración pública del Consejero Comisionado de Paz, Otty Patiño, frente a los últimos hechos ocurridos en los departamentos del Chocó, Cauca, Valle del Cauca y Nariño, informo a la opinión pública que: pic.twitter.com/r6RWzx72ZW
— Alto Comisionado Paz (@ComisionadoPaz) February 13, 2024
Más temprano, la Defensoría del Pueblo y la Iglesia católica coincidieron con la oficina del Comisionado de Paz, que tachó de «deslealtad» la arremetida armada en la región del Pacífico.
«Ya no sabemos nosotros, desde nuestro rol de acompañamiento (de la Iglesia católica), qué hacer porque realmente sentimos que hay una burla, que no hay una palabra firme», alertó a Blu Radio el obispo de Istmina (Chocó), monseñor Mario de Jesús Álvarez.
Preguntas y respuestas que deja el sexto ciclo de diálogos para la Paz entre el Gobierno nacional y el ELN.#AvanzaLaPaz 🏳
Hilo🧵 pic.twitter.com/fg1DBpb80s
— Delegación de Paz del Gobierno de Colombia (@DelegacionGob) February 12, 2024
«Es una deslealtad con los acuerdos» del sexto ciclo de negociaciones en La Habana, en el que se prorrogó la tregua hasta agosto, aseguró el sacerdote, quien denunció un clima «de mucha zozobra y mucha angustia».
El ELN replicó entonces que «es falso que los Frentes de Guerra Occidental y Oriental estén en desacuerdo con el proceso de paz» y justificó la restricción de la movilidad en Chocó como «una medida de protección contra las operaciones de (…) militares» aliados con «paramilitares» de ultraderecha.
El comisionado de paz, Otty Patiño, cuestionó también la voluntad del Estado Mayor Central (EMC), la principal disidencia de las FARC con la que el Gobierno dialoga desde octubre.
Aunque el Gobierno pactó una tregua con ese grupo armado hasta julio, el EMC realiza ataques en los departamentos de Cauca, Valle del Cauca y Nariño (suroeste).
De acuerdo con el comisionado de paz, el EMC atacó un vehículo escolar en Piamonte (Cauca) y lesionó a dos personas, entre ellos un menor de edad, «un hecho claramente repudiable» contra el derecho humanitario, enfatizó.
También denunció extorsiones en Jamundí, en Valle del Cauca, y desplazamientos masivos en Nariño.
«El cese del fuego no es un permiso para la comisión de delitos y menos aún contra la población», aseveró Patiño.
En contraste, el ministro de Defensa, Iván Velásquez, dio el lunes un parte de «tranquilidad» en el Chocó, y pidió a las comunidades no desplazarse.
La apuesta de Petro por la Paz Total
Gustavo Petro, el primer dirigente de izquierda en alcanzar el poder en el país, apuesta por una salida final dialogada a seis décadas de conflicto armado, luego del histórico acuerdo de paz de 2016 que desarmó el grueso de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Inspirado en la revolución cubana y la Teología de la Liberación, el ELN lleva casi 60 años en levantamiento armado y ha sostenido negociaciones de paz con cinco gobiernos diferentes, sin llegar nunca a un acuerdo definitivo. Según cifras oficiales, cuenta con más de 5.000 miembros activos.
Colombia vive un conflicto armado impulsado por el narcotráfico que en más de medio siglo ha dejado 9,5 millones de víctimas.
La semana pasada, el Gobierno del presidente Petro y el ELN anunciaron en La Habana que llegaron a un acuerdo para prorrogar por seis meses el cese al fuego bilateral en vigor desde el 3 de agosto último y que venció oficialmente el 29 de enero.
La última guerrilla activa de Colombia también se comprometió a abandonar los secuestros.
Durante la quinta ronda de negociaciones de paz celebrada en diciembre en México, el ELN ya había expresado su intención suspender los secuestros que cometía para reunir fondos con el cobro de rescates.
El acuerdo de México ayudó a superar la crisis por el rapto el 28 de octubre del padre del astro del fútbol colombiano Luis Díaz, del Liverpool inglés, quien fue dejado en libertad 12 días después.
Las negociaciones rotativas de paz con el ELN, que según cifras oficiales cuenta con más de 5.000 miembros activos, comenzaron en Caracas en noviembre de 2022 a instancias del presidente Petro.
El primer presidente de izquierda de Colombia, asumido en agosto de 2022, lanzó un plan de Paz Total con grupos rebeldes y organizaciones del narcotráfico.
Su antecesor, Iván Duque (2018-2022), había suspendido las conversaciones con el ELN tras un mortal atentado contra una escuela de policías.