Especialista en aparato digestivo y responsable de Seguridad del Paciente de la Unidad de Endoscopias del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid, el Dr. José Carlos Marín Gabriel es experto en endoscopia digestiva avanzada y consulta de alto riesgo de tumores digestivos.
Además, es profesor asociado en la Facultad de Medicina de la madrileña Universidad Complutense (UCM), forma parte del Comité de Endoscopia de la Organización Mundial de Gastroenterología (WGO) y dirige el Departamento Científico del Instituto Clínico del Aparato Digestivo (ICAdig).
Coautor de 63 artículos en revistas científicas reputadas y autor de seis capítulos de libro y de otros ocho en coautoría, el Dr. Marín Gabriel ha participado como ponente científico en numerosos congresos de ámbito nacional e internacional.
La endoscopia digestiva segura, protector entre bambalinas
Por el Dr. José Carlos Marín Gabriel
Llega al hospital en ayunas, nervioso y algo preocupado por lo que pueda aparecer en la endoscopia que le van a realizar.
Le han explicado que va a hacerse un procedimiento breve. En la recepción le reciben con amabilidad, confirman su identidad y le acompañan a los vestuarios. Allí le preguntan si ha traído el consentimiento firmado, si está en ayunas, si toma medicación o tiene alguna alergia. Y van rellenando el documento que llevan en mano. Cuando está preparado, le acompañan a la sala de endoscopia.
Al entrar en el gabinete de exploraciones, la circulación de profesionales en su interior se vuelve aún más precisa. El médico se presenta y le saluda por su nombre, concluyendo con un tono amable y ligeramente interrogativo para confirmar, una vez más, que efectivamente es usted. El resto del personal le saluda igualmente, presentándose. Le recuerdan en qué consiste la prueba, asegurándose de que está usted informado de los pormenores del procedimiento que le van a realizar.
Mientras tanto, una enfermera le coloca con delicadeza el pulsioxímetro y un sistema de aporte extra de oxígeno. Otro miembro del equipo revisa que todo el material esté listo. Simultáneamente, el personal de enfermería y su anestesista —o el endoscopista que procederá a sedarle— le hacen preguntas adicionales y más detalladas sobre sus problemas de salud. Le canalizan una vía y pronto empieza a sentir el efecto de la sedación. “¿Con qué le gustaría soñar?” puede ser lo último que oiga en un breve espacio de tiempo.
Al despertar, está en una zona de recuperación. Allí hay otros profesionales vigilando su evolución y la de otros pacientes como usted. Le explican que todo ha salido bien, le entregan el informe, le dan algunas recomendaciones para las horas siguientes y le ayudan a prepararse para volver a casa, con su acompañante.
Quizás no lo sepa, pero además del periplo que supone el procedimiento en sí, ha realizado usted un recorrido adicional. Casi imperceptiblemente, ha pasado a través de un delicado engranaje de seguridad: personas altamente cualificadas, tecnología y protocolos asistenciales trabajando al unísono para que su experiencia con la endoscopia digestiva sea segura, de máxima calidad y lo más confortable posible.
¿Es segura la endoscopia? Datos sobre la mesa
A pesar de ser exploraciones leve o moderadamente invasivas, el perfil de seguridad de la endoscopia digestiva es muy elevado. Los datos muestran que, las complicaciones graves —como hemorragias o perforaciones— ocurren en menos de 1 de cada 1.000 procedimientos diagnósticos, y la mayoría se resuelven sin mayores consecuencias. Pero, adicionalmente, se aplican protocolos estandarizados que han reducido aún más estos incidentes.
En estudios recientes, más del 95 % de los pacientes completan la prueba sin ningún problema relevante. Esta baja incidencia no es fruto del azar, sino del continuo trabajo de un amplio equipo de profesionales con un objetivo común: mejorar su seguridad como paciente.
Y así, en la última década se han incorporado medidas basadas en la evidencia como las listas de verificación, también conocidas como “checklist”, inspiradas en la cirugía. Estas herramientas permiten confirmar en voz alta y registrar sus características individuales que pueden suponer puntos críticos para la seguridad del procedimiento.
Pero los “checklists” no son la única arma frente a los problemas de seguridad. En la práctica de la endoscopia digestiva existen múltiples controles: la formación continua del personal, la comprobación activa de su identidad, la confirmación del procedimiento a realizar, la revisión de las alergias y medicaciones, el chequeo de los equipos médicos, una monitorización precisa durante la sedación y una rigurosa desinfección del material, que sigue meticulosos protocolos para evitar cualquier riesgo de contagio entre pacientes, también forman parte del entramado que salvaguarda su bienestar.
Errores médicos en la endoscopia digestiva: prevención y diseño de sistemas
Tiempo atrás, los errores médicos se atribuían casi exclusivamente a fallos individuales: “el médico se equivocó…” o “la enfermera se despistó…” eran las explicaciones más habituales. Este enfoque culpabilizador, además de injusto, resulta ineficaz para mejorar la seguridad del paciente y prevenir sucesos similares.
En la actualidad, sin embargo, sabemos que incluso los profesionales más capacitados pueden cometer errores si trabajan a contrarreloj, con excesiva presión asistencial, en entornos donde hay problemas en la comunicación o si faltan protocolos de trabajo bien establecidos.
En medicina, los errores nunca son el fruto de una única causa. Por eso, el enfoque moderno apuesta por analizar el contexto en el que ocurren los fallos, entendiendo que los errores son síntomas de debilidades del sistema y no problemas relacionados con una mala práctica.
El hecho es que estos errores se producen por una serie de factores que se alinean y llevan al evento adverso. Como si una flecha atravesara una hilera de agujeros, puestos en continuidad, de las lonchas de un queso cheddar. A esto, se le denomina metafóricamente “modelo del queso suizo” y fue propuesto por el psicólogo James Reason. Cada loncha representa una barrera de seguridad (como un protocolo, una alarma o una lista de verificación), y los agujeros son las debilidades o pequeños fallos en cada uno de esos sistemas de protección. Y cuando varios agujeros se alinean, la probabilidad de que se produzca un evento adverso se incrementa notablemente.
Imagine, por ejemplo, la siguiente situación. Un paciente presenta un sangrado digestivo grave después de una colonoscopia en la que se le extirpa un pólipo. El paciente tomaba anticoagulantes que no se le retiraron antes del procedimiento. Esto aumenta drásticamente el riesgo de sangrado. Sin embargo, el endoscopista extrajo el pólipo porque desconocía que el paciente estaba anticoagulado. En este ejemplo, fallaron diferentes barreras de seguridad.
Este evento adverso podría haberse evitado antes de la prueba con el registro específico del uso de anticoagulantes en el documento de petición, identificando la falta de suspensión del anticoagulante con una lista de verificación antes de pasar a la sala o mediante una revisión cuidadosa de la medicación que tomaba el paciente y una comunicación fluida entre el personal de la sala. Y, por supuesto, por parte del propio paciente, tomando un papel activo señalando esta particularidad de su tratamiento. El objetivo de todo esta red sutil y bien coordinada permite que, aunque alguna debilidad del sistema sea superada, el resto de sus capas impidan que se convierta en un problema real.
Y, cuando ya ha sucedido un evento adverso, se deben estudiar sus posibles causas. Estos análisis, lejos de castigar, buscan estimular el aprendizaje del equipo y permiten tomar medidas con rapidez para que el problema no vuelva a aparecer.
Este tipo de incidencias imprevistas y no deseadas en las que se produce un daño, o existe el riesgo de que se produzca, se denominan sucesos centinela. Estas situaciones actúan como una señal de alerta e indican que es necesario examinar a fondo el evento. Esta investigación permite identificar errores latentes del sistema que llevaron a que el incidente ocurriera y actuar en consecuencia para corregir las debilidades.
En definitiva, más que señalar culpables, resulta imprescindible formar al personal para que detecte los fallos a tiempo y se refuercen los mecanismos que evitan que estos errores alcancen al paciente.
Participe en su seguridad: usted también es protagonista
Aunque la endoscopia digestiva es un procedimiento seguro y, por lo general, bien estandarizado, su papel como paciente es clave para reforzar su seguridad.
Participar activamente empieza mucho antes de entrar a la sala de endoscopia: informe con precisión al médico que le solicitará la prueba sobre sus enfermedades previas, tratamientos habituales y posibles alergias. También es importante que comunique si lleva dispositivos implantados, como desfibriladores, o si toma medicamentos anticoagulantes. Esto puede evitarle complicaciones.
Y, por supuesto, durante la cita con su médico, no dude en preguntar todo lo que no entienda: conocer el propósito del procedimiento, cómo debe prepararse y qué esperar después, le dará tranquilidad y permitirá que, el día de la endoscopia, el equipo se adapte mejor a su situación personal.
El día del procedimiento, asegúrese de llevar el consentimiento informado firmado, acuda acompañado por un adulto responsable y confirme que ha cumplido con el ayuno o la preparación intestinal para limpiar su colon, si es su caso.
Tras la endoscopia, escuche con atención las recomendaciones de sus profesionales sanitarios y pregunte cualquier duda sobre los pasos a seguir, una vez esté de regreso a su domicilio.
Si en los días posteriores notas molestias intensas, fiebre o sangrado, es fundamental que consulte de inmediato. Recuerde: la seguridad también depende de usted, y su colaboración activa es otra potente herramienta para que todo el proceso transcurra de forma segura y eficaz.
Su seguridad la construimos entre todos
Ahora ya conoce que, hacerse una endoscopia, implica pasar por diferentes elementos de un engranaje de seguridad que funciona con precisión. Como ha podido comprobar, la seguridad en endoscopia digestiva es el resultado de un sistema robusto, integrado por profesionales comprometidos y pacientes bien informados. Por tanto, confíe en su equipo médico y pase por esta experiencia con tranquilidad.
Referencias
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