«El saber no ocupa lugar»
¡Si habremos escuchado y leído esa frase en nuestra infancia!Padres por un lado, maestros por el otro, coincidían en machacarnos “El saber no ocupa lugar… El saber no ocupa lugar”, ellos lo decían levantando el dedito índice, pero uno lo recibía como punterazos… ¡Y sí! Porque eran maneras de arrancarnos del juego y empujarnos a estudiar.
Después, cuando fuimos más grandes, leímos al filósofo Karl Popper y aprendimos lo esencial: que la verdadera ignorancia no es la ausencia de conocimientos, sino el hecho de rehusarse a adquirirlos… Es que “El saber no ocupa lugar”…
En la actualidad esa máxima tiene más importancia de la que nunca tuvo. Si bien vivimos en la sociedad de la información y el conocimiento, disponible para una buena parte de la población mundial, por alguna razón el saber parece no interesarle a la mayoría, así lo piensa el doctor Luis Labath. Él sostiene que mucha parte de la población no tiene una real necesidad de aprender…
Quizá porque prefieren saber lo justo para seguir con sus vidas adelante, y no cargar la cabeza de más. El tema es que nuestros hijos -y nietos ni qué hablar- van a vivir tiempos competitivos como no se han visto antes, tan solo por ese dato urge estimularlos a aprender cada día más…
Que esto no se interprete como una valorización de la meritocracia, sino más bien como un aliento para no perderse la fascinante experiencia de curiosearlo todo de la vida…
Juan Jesús Pleguezuelos, conocido como “el profesor inquieto”, afirma que el dicho popular de hoy no es del todo cierto. Él señala que, en realidad, decimos que el saber no ocupa lugar para dar a entender que adquirir conocimientos es positivo, que aprender cosas nuevas y aumentar nuestra cultura no sólo no nos molesta, sino que nos enriquece.
Entonces, ¿el saber ocupa o no ocupa lugar?… Ciencia y medicina están de acuerdo: existe una pequeña parcela de nuestro cerebro en la que es necesario que las neuronas se regeneren. Simplificando: hay ocasiones en las que necesitamos borrar antiguos recuerdos para dejar espacio a los nuevos. Es decir, el saber sí ocupa lugar… ¡En que tenemos gigas demás, pero recordemos que cada nuevo aprendizaje produce un cambio permanente en el sistema nervioso, algo persiste, algo se incorpora…
Parece entonces que el saber en el cerebro sí ocupa lugar y de forma permanente… ¿Escuchan? Esas son las neuronas, que se agilizan cuando aprendemos algo nuevo. El saber permite abrir espacios dormidos en el cerebro y crear cada vez más lugar.
¿Nuestra memoria tiene unos gigas limitados? ¡Sí! Pero si actuamos de forma inteligente, se vuelven infinitos… ¡Eh Sobrinus!, ¿qué lugar ocupa el saber en vuestra vida?
«Saber no ocupa lugar» (Sobrinus)
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