El Presidente les transmitió su «apoyo y aliento». Las llamadas son parte de una rutina semanal que el mandatario estableció para conocer la labor que realizan y escuchar sus inquietudes y propuestas para mejorar la situación de las personas que están en situación de vulnerabilidad.
El presidente Mauricio Macri conversó telefónicamente con tres referentes sociales para transmitirles su «apoyo y aliento» en sus proyectos comunitarios con sectores vulnerables, como parte de una rutina semanal que el mandatario estableció para conocer la labor que realizan y escuchar sus inquietudes y propuestas para mejorar la situación de las personas que están en situación de vulnerabilidad, se informó oficialmente.
Desde el despacho de Casa Rosada, el presidente dialogó con Fredy Ayarde, presidente del Club Terry de Tilcara, Jujuy; Manuel Marengo, coordinador de la ONG «Dónde Reciclo» y de la plataforma «Mercado Limbo», y Cristina Gerez, coordinadora general del comedor «Los Bajitos».
«El Terry es como una gran familia», dijo Fredy, al recordar que fue fundado hace 90 años y convertido en un club para que cientos de vecinos practiquen deportes y compartan un ámbito ameno y social.
«Luchamos mucho por los valores de la vida, el respeto, la educación, la responsabilidad y el sacrificio. Es importante que los jóvenes busquen su lugar en la vida, que la luchen y tratar día a día de ser un poco mejor», puntualizó.
Luego, Macri conversó con Marengo, un joven de 29 años que estudió Comercio Exterior y que junto a cuatro amigos fundó la agencia creativa Green Tomato Studio.
«Logramos abordar una problemática sensible y socioambiental importante en el país. Con creatividad y herramientas web, se pudo complementar una gestión pública y potenciar un sector social», dijo.
Finalmente, el presidente habló con Cristina Gerez, quien vive en Los Troncos, partido de Tigre, donde funciona su comedor comunitario.
«En esa época que fue todo un desastre, venían los chicos y te tocaban la puerta muertos de hambre. La idea de hacer un comedor surgió por necesidad», comentó Cristina.
«El 4 de marzo de 2002 empezamos a dar de comer a la gente tres veces por semana de forma muy precaria porque no teníamos los recursos», añadió y redondeó que «el objetivo no era quedarnos sólo en un comedor, quiero alimentar también la cabeza de los chicos, alfabetizarlos, darles talleres. Que la comida sea un complemento de otra cosa, que vengan a aprender».