Zuppi, que es el arzobispo de Bolonia y presidente de los obispos italianos, una de las más grandes de la Iglesia universal, ha conseguido que en este nuevo viaje lo reciba el ministro de Asuntos Exteriores, Serguei Lavrov. El primer muy dificil problema es el de 1.958 niños y adolescentes que han sido transferidos a Rusia para ser sometidos, al parecer, a su rusificación.
Hasta ahora solo han sido recuperados 515 chicos a traves de distintos canales, entre ellos la misma Santa Sede. Las convicciones de que han sido sometidos a la adopción se ha hecho certidumbre despues que el Financial Times de Londres publicó una investigación en junio pasado.,
La misión del cardenal Zuppi como enviado de Francisco apunta en esta etapa al menos a mantener en alto la bandera de la negociación con los rusos para obtener el regreso a su hogar ucraniano de la mayor cantidad posible de niños y adolescentes trasladados a Rusia.
También está el problemas de los prisioneros de guerra ucranianos para obtener su repatriación.
A la lista se agregan 23 periodistas ucranianos que fueron apresados en las zonas ocupadas por los rusos y presuntamente han sido trasladados a centros de detención. El gobierno de Ucrania envió la lista completa a la Santa Sede y el cardenal Zuppi la tiene en sus manos.
Un tema muy delicado es que el gobierno de Volodimir Zelenski, que el viernes pasado estuvo con el Papa, ha puesto un ultimátum a la Iglesia ortodoxa dependiente al Patriarcado de Moscú, que es mayoritaria y presente desde siempre en el territorio ucraniano.
Esta Iglesia tiene solo nueve meses de tiempo para romper sus vínculos con el Patriarcado de Kirill, que se extiende a “todas las Rusias”.
El Papa dijo a Zelenski que la Iglesia Católica pide como siempre el respeto del principio de la libertad de culto. Pero no se sabe si entre los objetivos del viaje a Moscú del cardenal Zuppi figura el entrar en discreto contacto con este peliagudo conflicto.