El papa Francisco destituyó de su puesto de prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe al conservador cardenal alemán Gerhard Müller, informó el Vaticano en un comunicado.
Müller, un cardenal conservador conocido por su oposición a las reformas en el seno de la Iglesia católica será reemplazado por un jesuita, el español Luis Francisco Ladaria, que había servido previamente como secretario de la congregación.
Diarios italianos como «La Stampa» o «Il Messaggero» informaron que Francisco se habría reunido la víspera con Müller, de 69 años, para comunicarle que su mandato terminará el domingo, justamente cuando se cumplen cinco años. Müller fue nombrado en el cargo el 2 de julio de 2012. Antes los blogs conservadores «Corrispondenza Romana» y «Rorate Caeli» habían adelantado la noticia.
Los motivos de la destitución no se conocen, pero el cardenal alemán, seguidor de la línea dura es considerado contrario a las reformas en la Iglesia católica.
Se había enfrentado al Papa sobre reformas claves. Fue uno de los cardenales que cuestionaron la intención de Francisco de adoptar una actitud más benevolente con la gente a la que la Iglesia consideraba tradicionalmente como «pecadores», incluidos los divorciados que se casaron en segundas nupcias y que quieren comulgar.
Mueller también estuvo envuelto en la controversia suscitada por la respuesta de la Iglesia a los abusos sexuales perpetrados por clérigos, después de que su departamento fuera acusado este año de obstruir los esfuerzos de Francisco para acabar con el encubrimiento de esas agresiones.
La noticia se conoce después de que el jueves el cardenal australiano George Pell, de 76 años, responsable de Finanzas y «número tres» del Vaticano, dimitiera temporalmente para defenderse de acusaciones de abuso sexual en su país.
La Congregación para la Doctrina de la Fe que encabezaba Müller es responsable de esclarecer los casos de abusos. A finales de febrero negó haber ocultado sistemáticamente casos de abusos en la Iglesia católica. «La Iglesia no oculta nada. En algunos casos puede haber habido desconocimiento, pero no sistemático», dijo entonces a «La Repubblica».
El Vaticano y la Iglesia católica siguen siendo acusados con frecuencia de tibieza a la hora de castigar el abuso de menores por sus sacerdotes. Los críticos lo acusan también de falta de transparencia al abordar los casos.
Durante el papado del predecesor de Francisco Benedicto XVI salieron a la luz abusos a inmunerables niños durante décadas y la ocultación de sus casos.