El canciller brasileño, José Serra, ordenó a todas las embajadas de Brasil en el mundo negar la tesis de que la mandataria Rousseff fue suspendida del cargo por medio de un «golpe» para permitir el ascenso a la presidencia interina.
«Si existen ataques hacia nosotros, debemos defendernos, no podemos ser acusados de defendernos. Instruimos al cuerpo diplomático entero en ese sentido», dijo Serra, al descartar que esa orden sea una forma de «politizar» la diplomacia con la línea de su fuerza, el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), aliada a Temer.
Según Serra, la circular enviada al cuerpo diplomático busca «uniformizar» el discurso frente a «las acusaciones infundadas de algunos sectores de las Américas» sobre el desplazamiento de Rousseff mediante un juicio político que debe definir el Senado.
En los primeros días del gobierno de Temer, iniciado el 12 de mayo, Serra publicó comunicados en el Ministerio de Relaciones Exteriores contra el secretario general de la Unasur, Ernesto Samper, Cuba, Bolivia, Venezuela, Ecuador, Nicaragua y El Salvador, que denunciaron un «golpe» contra la presidenta Rousseff.
Las declaraciones de Serra fueron realizadas anoche, al anunciar una estrategia para reforzar las fronteras brasileñas, en un acto en el cual dijo que habló con el presidente argentino, Mauricio Macri, durante su visita a Buenos Aires sobre la creación de un foro subregional para la lucha contra el contrabando y el tráfico de drogas y de armas.
Al ser consultado sobre cómo son las relaciones del gobierno interino de Temer con el del boliviano Evo Morales, Serra respondió: «Brasil tiene relaciones económicas normales con Bolivia y tiene interés en Bolivia».