La misión de la OEA que viajó esta semana a Perú para analizar la situación política a pedido del presidente Pedro Castillo tiene «una enorme responsabilidad», que es la de colaborar a que se solidifiquen las instituciones del país y a que se encuentre una salida a la crisis a través del diálogo, consideró el vicecanciller argentino Pablo Tettamanti, que formó parte del grupo de alto nivel que estuvo en Lima.En diálogo con Télam, Tettamanti destacó que, pese a las diferencias de los distintos actores en la crisis, que enfrenta desde hace meses al Gobierno de Castillo con el Congreso dominado por la oposición, todos manifestaron su compromiso con actuar en el marco de las instituciones y la Constitución peruana.
La Organización de los Estados Americanos (OEA) decidió enviar al grupo para revisar el caso in situ, después de que el mandatario peruano reclamara la participación del organismo continental al amparo de la Carta Democrática Interamericana, con el argumento de que está en marcha un «golpe de Estado» promovido por la oposición parlamentaria, que impulsó varios intentos infructuosos por destituirlo desde que asumió el cargo, en julio de 2021.
Tras la visita del lunes y martes pasado, en la que el grupo conformado por Tettamanti y otros cancilleres y vicecancilleres de la región mantuvo una maratón de encuentros, la misión deberá redactar un informe que presentará ante la OEA. «La sensación es que hay que trabajar con la mayor celeridad», aseguró el vicecanciller, que viajó a Lima en representación del titular del Palacio San Martín, Santiago Cafiero.
-Vicecanciller, ¿cómo fue la experiencia de participar de la misión de la OEA en Lima y cuál fueron sus impresiones sobre esa visita?
-La visita a Lima es un paso importante y creo que hay que tener en cuenta que básicamente la misión parte por pedido del Gobierno peruano a la OEA que, por primera vez en la historia, genera un grupo de expertos constituido por cancilleres y vicecancilleres de países miembros. Es decir, no está formada por expertos desde el punto de vista académico o profesional. Eso le da una connotación especial.
La sensación también es que hay que tratar de trabajar con la mayor celeridad. Nosotros tuvimos la tarea de tratar de hacer lo que estuviera a nuestro alcance para entrevistarnos con la mayor cantidad posible de instituciones. Esto incluyó en la primera etapa la reunión con el Poder Ejecutivo, con el Poder Legislativo, con el Poder Judicial, también con la Defensoría del Pueblo, con la Fiscalía, que son actores importantes dentro de la estructura institucional del Perú. Pero siguió con representantes del sector empresario, del sector sindical, de la población, organizaciones no gubernamentales.
Lo que se puede extraer como conclusión es que el hecho de que el Perú haya pedido que vayan en apoyo países de la región da una enorme responsabilidad al grupo y el informe podría ser uno que coadyuve a que solidifique sus instituciones y que encuentre una salida a la situación. Nosotros tenemos que tratar de contribuir a que se profundice el diálogo y esa es una tarea no menor; ahí reside el corazón del trabajo que se fue a hacer.
-¿Y a partir de esas reuniones con los diferentes órganos del Estado y la sociedad civil, cree que hay elementos para hablar de riesgos a la institucionalidad democrática, como argumenta el presidente Castillo?
-Yo prefería no responder específicamente a eso. Lo que sí está claro es que hay percepciones de distintos poderes en el Estado que no son iguales. Y hay también una lectura en distintos sectores de las instituciones peruanas que creen que eso tiene que tener una salida, donde eventualmente pueden llegar a convocarse a nuevas elecciones, puede llegar a ser necesario que a alguno de los mandatos se le ponga fin. No voy a entrar en los detalles de la normativa peruana, pero está claro que todos transmiten un apego a la Constitución. Por otro lado, el diálogo es algo que en este momento en Perú es difícil y de alguna manera el trabajo más importante de la OEA será ver de qué manera se puede contribuir a fomentarlo.
-¿Y piensa que hay alguna manera de que haya alguna mediación externa en ese diálogo, a través de la OEA, por ejemplo, o cree que es algo que se tiene que resolver a nivel interno?
-Creo que eventualmente va a haber que conversar con los propios peruanos. Creo que tomar una decisión sobre la metodología cuando todavía no está muy claro qué se quiere hacer es tal vez poner el carro delante del caballo. Me parece que lo que surge de las conversaciones es que todas las instituciones están convencidas de estar actuando dentro de las normas y todos manifiestan su compromiso con las instituciones y la Constitución. Es un primer buen paso y a partir de ahí lo que falta es diálogo. Y distintas instituciones peruanas, tanto gubernamentales como no gubernamentales, reconocen que el diálogo es algo esencial.
-¿Y cómo fue recibida la misión de parte de la de la oposición? Porque algunos sectores hablaban de que en realidad era funcional a Castillo
-La verdad es que ha habido distintos tipos de manifestaciones con respecto a eso. Y uno lo leía en distintos medios, pero ciertamente las conversaciones que nosotros tuvimos fueron muy francas, abiertas y no hubo ninguna animosidad. Es decir, sí hubo distintas explicaciones de distintas posiciones y distintos objetivos. Y, vuelvo a repetir, uno tiene la sensación que es importante poder construir el diálogo, pero la misión fue bien recibida en todo momento. Se hablaba de incidentes, pero la verdad es que yo no pude ser testigo de ninguno de ellos.
-Hablaba de la celeridad para presentar este informe, ¿hay algún plazo que se planteó la misión?
-La intención es tratar de ver si se puede hacer algo en el curso del año, lo cual en sí mismo es un desafío, porque el informe es al Consejo Permanente. Normalmente éste tiene su última sesión alrededor del 20 de diciembre, así que los plazos no son tan grandes. Y obviamente los que conformamos este grupo somos países que tenemos nuestras propias agendas, así que va a ser un trabajo intenso, que ya empezó, de hecho.
-¿Y cuál fue la impresión que se llevó también del encuentro con Castillo?
-El presidente, como los otros órganos, manifestó su voluntad de seguir adelante ateniéndose a los parámetros de la Constitución y la legislación, que es importante. También explicó los puntos donde cree que es importante pedir este apoyo de la OEA a la institucionalidad, porque advierte que hay algunos de los intentos que pueden aparecer de distintos grupos como desestabilizadores. Eso lo dice la nota que él envió a la OEA, eso es un poco lo que transmitió también.
-Usted habla de diálogo, ¿pero cree que es algo que puede llegar a buen término en algún momento entre estos dos poderes enfrentados o que tendría que hacerse una nueva elección y empezar de cero?
-Una nueva elección, empezar de cero, sería entrar en cómo se puede hacer y eso es algo que van a tener que decidir en Perú. Creo que se espera en Perú que esta acción de la OEA sea algo que colabore. Me parece que si había algún preconcepto de que podía estar teñida de partidismo, eso quedó disuelto. Creo que somos conscientes que hay una responsabilidad importante en la institución de la OEA, que tiene sus propios críticos, pero también de los países que de alguna manera han tomado este compromiso por promover la institucionalidad, la Constitución, el respeto del derecho.
-¿Cómo ve el papel de la Argentina en la participación de esta misión en particular y como actor regional de unión para este u otros temas, ya sea el marco de la OEA o de la Celac?
-Creo que la Argentina tiene una larga tradición de haber asumido compromisos en la región donde muchas veces nos hemos expuesto a la crítica, pero que históricamente nos perciben como el país que está dispuesto a colaborar con otros. Lo estamos haciendo en este momento en toda la región. La presidencia de la Celac es una de las manifestaciones de esto, pero el pasado mes el presidente (Alberto Fernández) ha estado en Francia, donde se ha retomado junto con Colombia el tema de las conversaciones en Venezuela y hay situaciones en otros países, donde cuando hay que criticar cosas, las criticamos. (En Lima) tuve la sensación con todos los que hablé que el hecho de que la Argentina estuviera en el grupo era algo que se veía como positivo.
Mi interpretación es que esperan que la Argentina haga un aporte serio y creo que es un compromiso que tenemos que asumir. Sabemos que es un riesgo, porque tal vez no prospera, pero es un riesgo que vale la pena correr.