El desamparo sistémico del paciente rural


“A pesar de los esfuerzos económicos implementados desde las diferentes administraciones públicas, orientados a mejorar la asistencia sanitaria multidisciplinar del paciente rural, persiste una gran desigualdad física y logística frente a las personas que viven en zonas urbanas”, destaca la Dra. Pilar Rodríguez Ledo en un artículo de opinión firmado para EFEsalud.
El desamparo sistémico del paciente rural
En el valle de Valderredible, el municipio más al sur de Cantabria, se esconde Loma Somera, en la imagen. EFE/ Eva García

Rodríguez Ledo ejerce a diario su profesión en el Área Sanitaria de Lugo A Mariña e Monforte de Lemos como responsable de docencia en Medicina Familiar, Investigación e Innovación, y como subdirectora de Humanización, Calidade e Atención á Cidadanía en el Hospital Universitario Lucus Augusti.

A la vez, es presidenta de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) desde 2023, primera mujer en desarrollar este cargo en una institución fundada en 1988. También preside la Red Española de Investigación en Covid Persistente (REiCOP).

Y es asesora al Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad del Gobierno de España a través de de la Comisión Nacional de la Especialidad de Medicina de Familia.

Asimismo, formó parte tanto del grupo de trabajo de la Organización Médica Colegial (OMC) en competencias del Médico de Familia como de la Federación de Asociaciones Científico Médicas Españolas (FACME) con el objetivo puesto en el desarrollo profesional de las competencias transversales.

Paralelamente, es jefa de Estudios de Medicina Familiar y Comunitaria desde el año 2010.

La Dra. Pilar Rodríguez Ledo ha elaborado 71 artículos científicos y 27 capítulos de libro, participado en más de 200 cursos de formación de postgrado y ponencias, elaborado más de 127 comunicaciones en distintos congresos y formado parte de 19 de ensayos clínicos y estudios observacionales.

Con la mirada centrada en el paciente rural

Por la doctora Pilar Rodríguez Ledo

La atención sanitaria en las zonas rurales sigue siendo uno de los mayores retos para los médicos de familia. A lo largo de mi carrera he tenido la oportunidad de trabajar en zonas rurales, donde el acceso a la atención es limitado y las necesidades de los pacientes son más complejas de lo que se suele imaginar desde los entornos urbanos. En estos lugares, las historias de vida de los pacientes también merecen ser atendidas con una mirada cercana, humanista e integral.

El paciente rural enfrenta una realidad determinada por la dispersión geográfica, la escasez de recursos y la falta de infraestructuras, lo que genera una sensación de desamparo. A pesar de las políticas sanitarias orientadas a acercar los servicios médicos, sigue existiendo una gran desigualdad entre las zonas urbanas y rurales. Los pacientes enfrentan obstáculos físicos y logísticos, además de la escasez de profesionales dispuestos a atenderlos.

En medicina rural, no solo se trata de curar enfermedades, sino de gestionar enfermedades crónicas como la diabetes o la hipertensión, que requieren seguimiento, educación y promoción de hábitos saludables. Aunque los pacientes rurales suelen tener un buen conocimiento de sus condiciones, la distancia con los centros de salud y la falta de recursos limitan su atención.

La medicina rural exige un enfoque integral. No solo somos médicos, sino que también debemos tener competencias para abordar sus aspectos emocionales, laborales y sociales. La relación con los pacientes se convierte en un vínculo de confianza, donde la cercanía, la escucha activa y la disponibilidad para resolver inquietudes son esenciales. La capacidad de ofrecer un apoyo emocional constante es crucial, además de estar siempre dispuestos a ayudar en todos los aspectos que afectan al paciente.

El médico de familia en el entorno rural desempeña una función mucho más amplia que la del médico en una ciudad, siendo el vínculo entre el profesional y el paciente más cercano, y la confianza imprescindible para compensar la incertidumbre que se incrementa con la dispersión y el aislamiento geográfico.

Las dificultades para los profesionales de la medicina rural

El ejercicio de la medicina rural presenta también importantes dificultades para los profesionales. La escasez de recursos, la sobrecarga laboral y la soledad profesional son los mayores desafíos. Los médicos rurales a menudo somos los únicos profesionales en una gran área geográfica, lo que implica una gran carga de trabajo y la necesidad de manejar una variedad de patologías, desde enfermedades crónicas hasta urgencias, con escaso apoyo de otros profesionales.

La falta de formación continua es otro reto. En las zonas rurales, acceder a congresos y cursos especializados es difícil, lo que puede generar frustración y desmotivación. La actualización constante es clave para ofrecer la mejor atención, pero la lejanía y las barreras logísticas impiden el acceso a la formación adecuada. Esto puede hacer que los profesionales se sientan aislados, sin la posibilidad de compartir experiencias y adquirir nuevos conocimientos.

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Pilar Rodríguez Ledo, durante una intervención en un acto público. Foto cedida

Además, la rotación de profesionales es elevada, lo que afecta negativamente la continuidad de la atención sanitaria. Las zonas rurales son menos atractivas para los médicos jóvenes debido a la falta de oportunidades profesionales y la menor calidad de vida en comparación con las grandes ciudades. Son necesarios esfuerzos por mejorar las condiciones laborales y ofrecer incentivos y reconocimiento para afrontar el desafío rural.

Otro desafío importante es la escasez de equipos multidisciplinarios. A menudo, los médicos de familia en el medio rural no contamos con el apoyo de otros profesionales de la salud, como otros médicos especialistas, psicólogos o trabajadores sociales. Esto significa que debemos asumir muchas más responsabilidades, lo que puede llevar a un agotamiento profesional. Esta sobrecarga, tanto física como emocional, es algo que no siempre se tiene en cuenta y que exige una atención urgente por parte de las autoridades sanitarias.

Un futuro más esperanzador para el paciente rural

A pesar de estos retos, la atención sanitaria rural ha ganado relevancia en los últimos años. Sin embargo, la medicina rural requiere un mayor y más sólido compromiso político y social. No basta con enviar médicos a las zonas rurales, sino que es crucial garantizar que estos profesionales cuenten con los recursos necesarios para realizar su trabajo de manera eficiente y humana.

Es esencial que valoremos la medicina rural y reconozcamos que la salud de todos los ciudadanos debe ser tratada con la misma prioridad, independientemente de su lugar de residencia. El médico de familia en el entorno rural no solo es un profesional de la salud, sino un pilar fundamental para la cohesión social y el bienestar colectivo. El trabajo de estos profesionales tiene un impacto positivo no solo en la salud individual de los pacientes, sino también en la sostenibilidad de la comunidad en general.

Mirar al paciente rural es reconocer su dignidad y fortaleza. Estas zonas rurales no solo tienen derecho a una atención médica de calidad, sino también a un trato humano y personalizado, que valore sus realidades. El reto es que la mirada de la sanidad pública se centre en ellos de la misma manera que lo hace con los pacientes urbanos, y avanzar hacia una atención más equitativa y humana para todos.

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