El Comité Nacional también perdió las riendas 


 No es solo la irrupción de Javier Milei y el dilema de cómo pararse frente al arrollador modelo libertario lo que provoca la grieta en la UCR, hay un mar de fondo que viene acumulando presión desde hace tiempo. 
La conformación de la mesa de autoridades del radicalismo fue quizás el capítulo gravitante para diseñar una plataforma torcida que no puede sos­tener a la estructura del partido. Aquel mal paso que terminó depositando en la presidencia del radicalis­mo al enrulado economista ex ministro de Cristina Fernández de Kirchner, fue el resultado de un alam­bicado acuerdo entre dos contumaces perdedores, el jujeño Gerardo Morales y el mismo Lousteau. Ambos fueron derrotados en las Primarias, pero se las ingeniaron para quedarse con el poder del Co­mité Nacional. Depusieron sus diferencias y ante­pusieron el espanto a Macri para unirse y presidir la UCR. Así fue como el correntino Gustavo Valdés vio esfumarse su sueño de saltar a las grandes ligas.
A partir de aquella jugada se vertebró un reparto que lejos de complementar los distintos intereses, profundizó la segmentación. La osadía arrebatada del libertario Milei hizo el resto. 
Valdés a través de Vischi se quedó con la presiden­cia del bloque del Senado, pero comparte escenario con Lousteau, que es integrante de esa cámara. Pa­radoja, el presidente de la UCR vota en sintonía con el kirchnerismo mientras su bancada sostiene otra posición.
En Diputados, la presidencia del bloque quedó para Rodrigo de Loredo, ex Lousteau, hoy sin refe­rencia concreta y muy desgastado porque la tropa legislativa está enfrentada y sin rumbo claro. En la semana que acaba de terminar se conformó la bancada «Democracia para siempre» que responde a Martín Lousteau y Facundo Manes, son doce di­putados radicales que se definen contra la política de Milei. En ese grupo está el correntino Manuel Aguirre, un dirigente firmemente alineado a Ricar­do Colombi.
El nuevo bloque será conducido por el bonaeren­se Pablo Juliano, que responde a Manes. 
Bajo el mando del cordobés De Loredo -yerno de Oscar Aguad- quedó un grupo de «incómodos», en­tre ellos, Julio Cobos, Karina Banfi, Mario Barletta, Fabio Quetglas, Martín Tetaz, Natalia Sarapura y Gerardo Cipolini. ¿Incómodos con qué? «Con los cinco radicales con peluca y la relación entre los bloques y el partido. Y también con la figura de Ro­drigo de Loredo», respondieron voceros del sector. 
En ese espacio se ha cobijado el goyano Federico Tournier, que todos los cuentan como radical, pero en realidad es de ELI -Perucho Cassani- y desde que llegó a la Cámara vota sin pestañear todo lo que manda el gobierno de Milei. 
Así está el radicalismo, con propios y agregados, sin rumbo firme

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Social Media Auto Publish Powered By : XYZScripts.com