En el año 2021, durante la primera mitad del gobierno de Alberto Fernández, Argentina fue degradada a la condición de «mercado independiente» (standalone market) conforme a los parámetros que fija el ponderador estadounidense MSCI, que es palabra sagrada para el mundo de las finanzas a nivel global. El país venía de casi dos años de retroceso, con pandemia incluida, que todo el sistema le atribuye responsabilidad al gobierno neokirchnerista de los Fernández, pero en realidad la debacle se había iniciado antes durante el mandato de Mauricio Macri y su fenomenal endeudamiento externo. Aquella seguidilla de tropiezos llegan hasta estos días y Milei está lejos de enderezar el rumbo, pese a toda la cosmética mediática.
Entre 2018 y 2019, Macri endeudó a la Argentina por una cifra nunca antes vista: 65.000 millones de dólares. El Fondo Monetario Internacional fue el prestamista y Estados Unidos (con Donald Trump) el avalista. Dos años después de aquel porrazo el indicador que elaboran en los EE.UU. y es usado por los fondos de inversión global puso a la Argentina en el nivel de «standolene». Una suerte de relegado en el que nadie confía y los inversores menos.
En ese mismo escalón se ubicaban (en 2021) Bosnia, Bulgaria, Malta, Ucrania, Botsuana, Zimbabue, Líbano, Palestina, Jamaica y Panamá. Como consecuencia, los inversores privados y los fondos institucionales evitaron volcarse a los activos financieros criollos.
Actualmente, Argentina sigue calificada como «standalone», lo que significa que no está incluida dentro de los índices de América Latina o de países emergentes, de tal manera que por estatuto los grandes fondos de inversión no pueden tener en sus carteras al país. Así se cerró el mercado de créditos. Y el mismo Fondo Monetario no debería prestar dinero a la Argentina, por más que en el gobierno esté un representante del ultraliberalismo o anarco liberalismo como se define Milei.
Como sea, la novedad es que el ponderador estadounidense MSCI anunció que el próximo 24 de junio concretará su reunión anual en la que se podría ascender a la Argentina de «mercado independiente» (standalone ) a «mercado de frontera» (frontier market). Incluso se podría llegar al escalón de a «mercado emergente» (emerging market).
Si algo de todo esto ocurre, podría activarse el gran flujo de capitales del exterior que impulsaría los activos financieros locales.
Resulta curioso que el proceso de recalificación, que permitiría mejorar el índice de Riesgo País, se produzca en pleno proceso de aceleración del endeudamiento. El gobierno de Javier Milei acaba de tomar un préstamo de 20.000 millones de dólares con el Fondo Monetario Internacional y otros varios miles de millones de dólares con distintos organismos de crédito. En la última semana para «fortalecer» las reservas abrió la puerta a los capitales golondrina lo que se dio en llamar «el alquiler de dólares».
Contrariamente a lo que relatan las odas oficiales hay un creciente proceso de endeudamiento que se activó con la llegada de Milei al poder, desde entonces el país ha tomado compromisos por casi 80.000 millones de dólares.
Según el último registro oficial, la deuda bruta total de Argentina ascendió en mayo a US$ 461.019 millones, cuando se fueron los Fernández en diciembre de 2023 la deuda trepaba a casi US$ 380.000 millones. ¿No es extraño que luego de un ciclo de endeudamiento tan fuerte, otra vez vuelvan a mejorar la calificación para habilitar el camino a los inversores globales?