María Ninfa «Nina» Aquino, la empleada del matrimonio Del Rio, asesinado hace casi cuatro meses en su casona de la localidad bonaerense de Vicente López, se desvinculó del hecho y complicó al hijo menor de las víctimas, detenido como presunto parricida, al reconocerlo como el «caminante» que quedó filmado llegando y saliendo de la escena del crimen, informaron este viernes fuentes judiciales.«El caminante es Martin Del Rio. Lo reconozco porque Martín caminaba parecido al padre», dijo Aquino (64) al ampliar este viernes su declaración indagatoria ante los fiscales, donde además juró «por Dios y por la Virgen», que ella no colaboró con Del Rio hijo (48) en la comisión del crimen ni en la desviación de la investigación.
«Nina» asistió esta mañana a la Unidad Fiscal de Instrucción (UFI) de Vicente López situada en la calle San Martín 4791, en Villa Martelli, junto a sus defensores, Hugo López Carribero y Lisandro Damonte, para ampliar su declaración indagatoria.
Aquino fue detenida por una serie de actitudes extrañas que, para los investigadores, tuvo el día que descubrió el doble crimen de sus empleadores, y porque la incriminó el ahora detenido.
Es que la mujer de nacionalidad paraguaya que trabajó 12 años con las víctimas, José Enrique Del Rio (75) y su esposa María Mercedes Alonso (72), fue la primera detenida de la causa cuando se sospechaba que actuó de «entregadora», aunque 13 días después el juez de la causa la liberó por falta de pruebas cuando la investigación avanzó sobre el hijo menor, Martín Del Rio.En la ampliación de indagatoria -a la que Télam tuvo acceso-, sus defensores le preguntaron por qué no había explicado antes lo del reconocimiento de Martín Del Rio en las imágenes de las cámaras, y la mujer contestó: «Porque no las había visto al momento de mi detención. Y esta es la primera vez que me lo preguntan».
«A mí me enseñaron a decir la verdad y todo lo que digo es así», agregó.
Aquino dejó aún más comprometido al actual detenido de la causa no solo porque lo reconoció en los videos clave, sino por otros dos elementos.
En primer lugar, reconoció a la campera de color gris claro y el pantalón negro oscuro con el que salió el sospechoso vestido de la casa del doble crimen, como pertenecientes a su patrón Enrique Del Rio, porque ella los «lavaba».
Pero lo más importante para la fiscalía fue que «Nina» también identificó como propiedad de Del Rio padre el llavero con tres llaves y un control remoto con botones verdes que fue encontrado oculto en el buche de la goma de auxiliio de la camioneta de Del Rio hijo.
En su indagatoria, Del Rio hijo había dicho que pertenecía a la alarma de uno de los garajes propiedad de la familia, pero los fiscales hicieron la prueba y se determinó que ese control abría el portón del garaje de la casa donde se cometió el crimen.
«Sí, es ése. Estaba en la mesita de luz del dormitorio, y lo sé porque los miércoles que era el día que Mercedes llevaba a pasear a José Enrique, yo tenía permitido entrar a limpiar, y solo ese día con autorización, y de ahí que lo conozco», explicó Aquino cuando se lo exhibieron.
En la descripción de la imputación que le reformularon al leerle los cargos, los fiscales Alejandro Musso, Martín Gómez y Marcela Semería, habían imputado a «Nina» como «partícipe necesaria» del doble homicidio y la acusaron de realizar «diversas acciones tendientes a desviar la investigación», con «conocimiento previo del plan diagramado por Martín Del Rio».
Fuentes judiciales informaron a Télam que lo más probable es que luego de esta declaración, los fiscales Musso, Gómez y Semería desvinculen definitivamente a la empleada del expediente.
Cuando sus abogados le preguntaron de manera directa si colaboró con del Rio en el doble asesinato, respondió: «No, por Dios y la Virgen» y cuando le consultaron si ocultó prueba, dijo que «no».
Dado que ella fue quien halló los cadáveres y le mandó un mensaje de audio al ahora detenido para avisarle, la defensa le preguntó a «Nina» si ella había acordado con Del Rio la forma de comunicar el hecho, pero ella, lo negó: «No acordé. Nunca quise acordar nada, tampoco quiero perjudicarlo, solo contar lo que pasó. En Paraguay mi papá era una persona muy estricta y que nos educó siempre con la verdad».
Sobre la posibilidad de haber escuchado más gente dentro de la casa la mañana en la que encontró los cuerpos -algo que dijo en una entrevista televisiva-, Aquino este viernes aclaró: «No había nadie, juro por mi nieta. Eran los ruidos de la tele, que estaba a todo trapo». Eso quise decir cuando dije que escuché ruidos esa mañana».
Fuentes judiciales informaron a Télam que lo más probable es que luego de esta declaración, los fiscales Musso, Gómez y Semería desvinculen definitivamente a la empleada del expediente.
En su momento, Aquino fue detenida por una serie de actitudes extrañas que, para los investigadores, tuvo el día que descubrió el doble crimen de sus empleadores, y porque la incriminó el ahora detenido.
Del Rio padre (75) y su esposa Alonso (72) aparecieron asesinados -él de tres balazos y ella de uno- el pasado 25 de agosto en el interior de su automóvil en el garaje de su casona de la calle Melo 1101, de Vicente López.
Si bien la empleada de la casa, «Nina» Aquino, fue la primera detenida ante la sospecha de haber actuado como «entregadora», el juez de la causa la liberó por falta de pruebas y el 7 de septiembre los fiscales detuvieron al hijo menor de los fallecidos, Martín, como supuesto autor de un doble parricidio cometido el día anterior al hallazgo.
Para los fiscales, Del Rio asesinó a sus padres a balazos con una pistola calibre 9 milímetros el 24 de agosto pasado, entre las 17.33 y las 18.30, dentro del automóvil Mercedes Benz guardado en la cochera de la propiedad, tras lo cual robó el DVR con las grabaciones de las cámaras de seguridad y montó la escena para que parezca un homicidio en ocasión de robo.
En base a prueba fílmica, tecnológica y testimonial recopilada por la fiscalía, Del Río cumple prisión preventiva como supuesto autor de un «doble homicidio calificado por alevosía, por el vínculo, por el uso de arma de fuego y por ser criminis causa» (matar para lograr la impunidad).
Para los fiscales el móvil fue económico y está vinculado a los desmanejos financieros del imputado con los bienes y negocios familiares y la frustrada operación inmobiliaria por la cual las víctimas pensaban que ese mismo día iban a mudarse a un lujoso departamento del barrio porteño de Núñez, valuado en más de un millón y medio de dólares, y que Del Rio hijo nunca pudo concretar.