El bono con dinero ajeno


Por intermedio de las ministras Victoria Tolosa Paz (Desarrollo Social) y Raquel «Kelly» Olmos (Trabajo), el Gobierno nacional anunció el otorgamiento de un bono de 24.000 pesos para trabajadores del sector privado, legalmente registrados y cuya remuneración no supere los 180.000 pesos an­tes de los impuestos. También se dispuso un bono de $13.500 para beneficiarios del Potenciar Trabajo que se pagará por única vez en la semana que va de la Navi­dad a fin de año. Ambas medidas se instrumentaron a través de un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) que a la hora de la publicidad no había sido firmado por el presidente Alberto Fer­nández ni publicado en el Boletín Oficial. Este trámite se completó luego, cuando los interrogantes tapizaban el andar de los funcio­narios que ensayaban respuestas evasivas. Ayer todavía quedaban dudas, fundamentalmente en el sector empresario que ahora tiene que hacer frente una obligación salarial impensada. 

La primera conclusión además de la improvisación que deja tras­lucir la decisión oficial es que el valor nominal del bono es direc­tamente proporcional a la fortaleza política del presi­dente Fernández, que desafió con esta acción a la vi­cepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner. Como se recordará, la Señora pedía una suma fija para reforzar el salario a fin de año. El profesor Fernández se man­tuvo en su idea y sacó un bono: será de $24.000. Es un reflejo también de la pobre situación económica. 

Aunque disminuido, el plus no lo tendrá que afrontar el Gobierno sino que se lo carga a los dueños de las em­presas, por eso ayer afloraron las quejas de las distintas cámaras, especialmente de las Pymes. No obstante en el sector hay disparidad de opiniones porque así como algunos lo consideran una medida «demagógica», para otros es una decisión «justa y razonable». Todo depen­de de la espalda financiera de cada compañía.

Por ejemplo, la Cámara de la Pequeña y Mediana In­dustria Metalúrgica Argentina (Camima) cuestionó la decisión oficial y sostuvo que el «ámbito correcto» para negociar mejoras salariales son las paritarias. «Tanto Camima como el resto de las cámaras metalúrgicas fir­mamos paritarias contemplando las proyecciones de inflación a futuro. Dar dinero sin prestación a cambio es un regalo y nuestras pymes están muy castigadas para regalar en una época donde debemos hacer pre­visiones de aguinaldo y vacaciones», se quejó el presi­dente de la entidad, José Luis Ammaturo. El argumento es razonable.

El dirigente consideró que el bono «no arreglará la situación económica de los trabajadores y complicará financieramente a las empresas». Por ese motivo, en­fatizó acerca de la medida: «Es demagogia pura, porque hace res­ponsable del pago de un bono a los empresarios que no somos los cul­pables de la inflación».

A su vez, la Unión Industrial Ar­gentina (UIA) expresó su «preocu­pación» por el impacto que tendrá en el sector productivo el bono que anunció el Gobierno, por entender que esa decisión «afecta la dinámica de recomposición del poder adquisitivo de los salarios» a través de las pa­ritarias «lo que permitió al salario industrial situarse un 40% por encima del promedio nacional», señaló.

A contramano de los que se quejan, el presidente de Industriales Pymes Argentinos (IPA) Daniel Rosato, opinó que el bono es justo y razonable. «Va a servir para minimizar el impacto de la inflación en los salarios y recuperar poder adquisitivo», resaltó el empresario.

¿De dónde saldrá el dinero para el bono a los priva­dos? De la caja de las empresas. Como ayuda, el Gobier­no se compromete a compensar el 50% del impuesto a las Ganancias que se paga el año que viene. Detalle, el bono se paga en menos dequince días y hay que dispo­ner dinero extra para eso.



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