Un estudio clínico de un consorcio internacional, compuesto por 40 países del que en Argentina sólo participó Jujuy, sobre personas mayores de 60 años que se infectaron de Covid-19 en la provincia arrojó de forma preliminar una alta prevalencia en el deterioro cognitivo a causa de la enfermedad, lo que pone en alerta al sistema de salud sobre los riesgos de «una epidemia de demencia en el futuro».La investigación que tiene el auspicio técnico del Programa de Enfermedades Neurológicas y Neurociencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS), también incluye a infectados que no tuvieron síntomas, según se informó sobre el trabajo enfocado en la fenomenología y la epidemiología de las secuelas neuropsiquiátricas crónicas de la infección.
«A través de este proceso se busca averiguar qué es lo que les sucedía a las personas mayores de 60 años que sufrieron la infección entre el 2020 y 2022, los años más complicados de la pandemia y por ahora solo contamos con resultados preliminares», indicó hoy a Télam el secretario de Salud Mental y Adicciones de Jujuy, Agustín Yécora.
Agregó que el propósito «es poder advertir si hay un pronóstico o una herramienta preventiva» de las afecciones a la salud mental.
Jujuy tiene actualmente en monitoreo epidemiológico a 880 pacientes desde el 2021 y hace poco abrió una nueva convocatoria para que más personas puedan ser examinadas por los equipos del Ministerio de Salud provincial.
«Vemos por ejemplo en una primera etapa cuando no había vacuna, que el daño fue mucho mayor sobre todo a nivel de deterioro cognitivo», afirmó y explicó que «después que aparecieron las dosis esto fue disminuyendo».
«Principalmente vimos ese daño cognitivo en aquellas personas que cuando tuvieron Covid tuvieron falta de olfato o de gusto como signo directo», comentó.
Además, «se comprobó a nivel de resonancias magnéticas que también había alguna atrofia en la amígdala izquierda que es un área cerebral. Todo esto son datos preliminares que vamos a seguir aumentando».
«Principalmente vimos ese daño cognitivo en aquellas personas que cuando tuvieron Covid tuvieron falta de olfato o de gusto como signo directo».Agustín Yécora
La investigación se va a extender por cinco años más, por lo que van a continuar con entrevistas a los voluntarios a fin de evaluar «las funciones cognitivas y motoras para después realizar una extracción de sangre y observar si hay alguna manifestación».»Se les hace una resonancia magnética para ver si hay alguna lesión cerebral y eso después se analiza con todo», afirmó.
Primeras observaciones sobre las personas que están dentro del estudio
En Jujuy se observó que, cuando las estructuras del cerebro que están vinculadas con la función del olfato pierden volumen, se achican, eso también se correlaciona de forma lineal con la pérdida de función de memoria, con la pérdida de función del lenguaje.
Por otro lado, «se encontró que el daño (en la salud) por Covid no es directamente proporcional a haber tenido una infección grave, por ejemplo aquellos que estuvieron en terapia intensiva».
«Tenemos muchos pacientes que estuvieron asintomáticos o con síntomas muy leves pero que, por ejemplo, manifestaron falta de olfato y encontrado una alta prevalencia de deterioro cognitivo», precisó.
«Queremos llegar a los 3 mil pacientes porque hubo muchos infectados en esos años. A esas personas hay que monitorearlas a lo largo de los años, viendo qué les sucede y obviamente, si se detecta algo, se les garantiza el tratamiento disponible conocido a la fecha», indicó.
Yécora resaltó la importancia de abordar este tipo de estudios a nivel mundial por considerar que contribuyen a la ciencia para reducir el impacto o las secuelas del Covid en la salud.
En las primeras evaluaciones, el año pasado, hallaron «un 57% de deterioro cognitivo, lo cual es muchísimo».
«Ahora ese número se redujo a un 25%-27% pero sigue siendo alto aunque en menor cuantía, por lo que vacunarse sigue siendo importante», indicó.
Realizados en coordinación entre Jujuy, la Universidad de Buenos Aires y la Universidad Católica, los estudios iniciales también demostraron que la herencia interactúa con el virus, es decir, que el virus tiene un efecto distinto dependiendo que tipo de genes uno hereda.