Presentación del Decálogo de obesidad durante la I Jornada SEEDO de Periodismo y Obesidad, celebrada en Cuenca./Foto cedida por SEEDO
La obesidad es una enfermedad crónica, multifactorial y recurrente que supone un riesgo actual para la salud física y mental de las personas que la padecen. Además, está presente en uno de cada cinco adultos y uno de cada diez niños o adolescentes en España, además de ser causa de otras enfermedades crónicas graves.
Esta enfermedad puede desencadenar más de 200 patologías clínicas y comporta consecuencias negativas a nivel laboral y social, además de reducir significativamente la esperanza de vida.
Decálogo de la obesidad
La Sociedad Española de Obesidad (SEEDO) ha observado que las últimas publicaciones que inciden en que el índice de masa corporal (IMC) no es un parámetro que refleje los aspectos fundamentales para el diagnóstico y desarrollo de las comorbilidades de la obesidad.
Ante el desconocimiento de las realidades en torno a esta enfermedad, la SEEDO ha publicado el decálogo “MetaObesidad 2025”, que hace un abordaje actual.
“La forma en la que se presenta la información sobre la obesidad puede tener un impacto significativo en la percepción pública de esta enfermedad y en la forma que son percibidas y tratadas las personas que la padecen”, aseguran los doctores María del Mar Malagón y Diego Bellido, presidenta actual y presidente electo de la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO).
1. Crónica y recurrente
La obesidad es una enfermedad actual, crónica y recurrente caracterizada por una acumulación anormal y/o excesiva de grasa corporal que supone un riesgo para la salud física y mental.
2. Varias etapas
Se trata de una enfermedad en todas sus etapas que puede pasar progresivamente de un estado asintomático a condiciones graves o discapacitantes.
3. Disminuye la calidad y esperanza de vida
La obesidad disminuye la calidad y esperanza de vida actual de las personas que la padecen. Es un factor causante primordial de otras enfermedades crónicas graves, como la enfermedad cardiovascular, la diabetes tipo 2, la esteatosis hepática o ciertos tipos de cáncer, entre otras.
4. Compleja y multifactorial
Es una enfermedad en cuyo desarrollo intervienen factores genéticos y biológicos que alteran el equilibrio de las señales que regulan el apetito y el metabolismo. Otras causas pueden ser genéticas, psicológicas, sociales o medioambientales.
También contribuyen claramente a la ‘pandemia de obesidad’ los hábitos de vida no saludables, incluyendo la vida sedentaria e inactividad y la ingesta excesiva de alimento, fomentada por la enorme oferta de comida altamente calórica, que se suma al efecto de los factores genéticos y biológicos.
“Hay varios tipos de obesidad, no se trata de una única enfermedad, sino un conjunto de enfermedades heterogéneas, neuroendocrinas, que finalmente se expresan por acúmulo y/o disfunción de grasa corporal, alteración de la regulación del apetito y el metabolismo, pero con fenotipos y necesidad de abordaje distintos”, observa la doctora Andreea Ciudin, coordinadora de la Unidad de Tratamiento Integral de la Obesidad del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Vall de Hebrón.
5. El IMC no es una medida de salud
El índice de masa corporal no refleja la distribución ni la funcionalidad del tejido adiposo, dos factores que son fundamentales en el diagnóstico de la obesidad. Además, no permite establecer la masa muscular, que es fundamental no solo para la movilidad, sino también para el mantenimiento del metabolismo y la salud en general.
6. Complicaciones metabólicas
La acumulación de grasa abdominal se asocia a un mayor riesgo de desarrollar complicaciones cardiometabólicas. También es un factor determinante en el desarrollo de enfermedades metabólicas.
7. Parámetros para medir la obesidad
El uso del IMC debe combinarse con la circunferencia de cintura (CC) o el cociente cintura-estatura. Estos parámetros representan un mejor predictor del riesgo futuro para la salud. Se deben combinar técnicas específicas para evaluar la composición corporal como la bioimpedancia eléctrica o la ecografía nutricional.
“El Índice de Masa Corporal (IMC) no es un parámetro adecuado para diagnosticar la obesidad, una
enfermedad crónica caracterizada por exceso y/o disfunción del tejido adiposo y no por número de kilos. Esto requiere un ejercicio profesional y experto de explicación y divulgación”, explica la doctora Andreea Ciudin.
8. Abordaje y tratamiento integral
La obesidad requiere que se consideren las complicaciones médicas, funcionales y psicológicas. Para ello, los equipos multidisciplinares y la atención personalizada son importantes en el tratamiento de esta enfermedad crónica.
Debe estar centrado en objetivos realistas, no siempre enfocados en la pérdida de peso. Para ello debe incluir la prevención, resolución o mejora de las complicaciones, orientando el abordaje a una mejor calidad de vida y bienestar mental de las personas que sufren esta enfermedad.
“Hasta ahora se pretendía tratar a todo el mundo basándose en la estrategia ‘de talla única’ (one size fits all) en vez de tener en cuenta el tipo de obesidad y elegir el tratamiento más adecuado. Un cambio radical de paradigma, apostándose ahora por ir hacia una medicina de precisión y el abordaje integral personalizado de las obesidades”, observa la doctora Cludin.
9. Estigmatización
Las personas con obesidad sufren prejuicios, estigmatización y discriminación por parte de la sociedad, incluyendo a muchos profesionales sanitarios. La SEEDO señala la importancia de emplear un lenguaje correcto que no sea estigmatizante, pues la persona no se ve definida por su enfermedad.
Los expertos de la SEEDO aconsejan también emplear un lenguaje apropiado y coherente de forma que se identifique la obesidad con una enfermedad crónica y no con un problema estético. Respecto a las imágenes, recomiendan que muestren a las personas con obesidad como personas y no como “objetos” definidos por la obesidad.
10. Comprensión
La obesidad exige una mayor y mejor comprensión dada su complejidad. Por ello, es importante el papel de los profesionales sanitarios, responsables políticos, profesionales de la comunicación y Sociedades como la SEEDO.