¿Cuándo se analiza la calidad del espermatozoide?
La Dra. Carmen Sala Salmerón, ginecóloga y obstetra de la Clínica Gine-3, nos ofrece las claves fundamentales de una prueba diagnóstica, rigurosa y barata, que aclara una de las causas de la baja tasa de fecundación humana: lesiones del material genético de los espermatozoides, es decir, roturas en su ADN.
Los espermatozoides, depositados en la vagina tras la eyaculación del semen, tienen que atravesar el peliagudo cérvix, el grandioso útero y alcanzar una de las dos trompas de Falopio por sus propios medios.
Los que consigan llegar al objetivo se encontrarán, al menos, con un ovocito y tendrán que enfrentarse al reto sobrenatural de fecundarlo.
Después de un esfuerzo titánico, sólo uno de ellos tendrá éxito y será el que se lleve el orgullo de servir con placer infinito a su destino: formar el cigoto, unión celular que es el origen de una nueva vida.
En este envite final fracasan alrededor de un 40% de los espermatozoides. No obtienen su premio tan deseado, el embarazo.
El ADN roto del espermatozoide, sumamente competitivo
“Con este videoblog quiero agredecer, en primer lugar, el trabajo altamente especializado del grupo de biólogas que trabaja en la Clínica Gine-3, como María Tutusaus. Ellas me han ensañado prácticamente todo lo que sé sobre reproducción asistida”, destaca la experta en calidad de vida de la mujer.
“Y como todavía me encanta aprender, comunicar y divulgar me gustaría profundizar en el estudio del factor masculino como origen de la esterilidad maternal”, apunta.
“Debemos tener en cuenta al espermatozoide cuando la causa de la infecundidad es desconocida, se producen abortos de repetición inexplicables, fracasan una y otra vez las fecundaciones in vitro FIV-ICSI o cuando las biólogas me dicen que el desarrollo del embrión es lento, anómalo”, enmarca.
“De ahí que utilicemos el test Comet Fetility para determinar si el material genético del gameto masculino incluido en una muestra de semen se encuentra dañado: qué tanto por ciento de roturas muestra en sus cadenas de ADN”, indica.
“La fragmentación puede ser de cadena sencilla, que conlleva fallos en la fecundación, o de cadena doble, que provoca fallos de implantación y abortos”, especifica.
“Por lo tanto, cualquiera de estas alteraciones en el ADN espermático podrá ser causa de infertilidad masculina, puesto que la integridad genética es fundamental para el desarrollo normal del embrión”, subraya.
Cabe recordar que un hombre producirá alrededor de 525.000 millones de espermatozoides a lo largo de su vida.
Cada eyaculación de semen normal contiene entre uno y cinco mililitros de líquido viscoso formado por plasma seminal y un 5-10 % de espermatozoides… Alrededor de 250 millones de gametocitos recorrerán una distancia de entre 17 y 25 centímetros.
y cada espermatozoide, de un tamaño medio de 0,09 milímetros, afronta su aventura, teóricamente, en las mismas condiciones que el resto de sus competidores reproductivos.
“Desde el punto de vista estadístico, un 73 % de los fallos que se producen en fecundación in vitro FIV-ICSI obedecen a la doble alteración de la cadena de ADN, al igual que un 69 % en los casos de aborto y un 51 % en casos de infertilidad idiopática (sin causa aparente)”, menciona la tocoginecóloga catalana.
En relación a la donación de esperma, la doble rotura en las cadenas del ADN origina un 36 % de fallos en la fecundación in vitro.
“Tanto es así, que nuestras biólogas, cuando comprueban que el varón registra un alto porcentaje de rotura de las cadenas de ADN espermático, recomiendan el dispositivo “Fertile Chip” con el fin de aumentar la capacitación del semen previa a la fecundación”, expone.
“Este tratamiento provoca una mejoría de un 50 % de media en la efectividad en reproducción asistida (FIV o inseminación intrauterina), puesto que la selección de espermatozoides de alta calidad reduce, por ejemplo, el porcentaje de aquellos gametocitos con daños en su ADN”, explica.
Factores de riesgo que facilitan la rotura en las cadenas de ADN espermático
“Los últimos estudios señalan, entre otros, al entrenamiento físico muy intenso, a la competición deportiva, pero también a los medicamentos que alteren el metabolismo del calcio, como los indicados en hipertensión arterial, antidepresivos y ansiolíticos”, dice la ginecóloga.
“Además, la inflamación crónica sistémica generada por el sobrepeso, la obesidad o las infecciones recurrentes podrían unirse a la incapacidad reproductiva de estos espermatozoides fragmentados”, añade
“Sin olvidar la exposición a los contaminantes, como los pesticidas y ciertos compuestos químicos”, completa.
En cambio, parece limitada la intervención negativa de las drogas ilegales, como la cocaína, el cannabis, las anfetaminas o los alucinógenos sintéticos.
“Y según los últimos datos disponibles, la edad avandaza del varón, su vejez, no condicionaría una mayor fragmentación en las cadenas de ADN del espermatozoide”, pone de relieve la doctora Sala.
Eso sí, para beneficiar a la salud genética del espermatozoide conviene, y mucho, el consumo de antioxidantes, como la vitamina C, D y E, los ácidos grasos omega 3 y, por supuesto, abandonar el hábito tabáquico, el consumo sistemático de alcohol, las drogas, la alimentación insana y el sedentarismo.
“En este sentido, realizar ejercicio moderado, adaptado a cada edad, y hacer el amor con la regularidad deseada, de forma libre, sana y segura, ayudará, sin duda, a mantener la fortaleza del espermatozoide”, concluye Carmen Sala Salmerón.