El reporte de Microsoft destaca que, durante el año pasado, la compañía bloqueó cerca de 7.000 ataques con contraseña por segundo, un dato que evidencia la naturaleza persistente y generalizada de estas amenazas.
En este escenario, la inteligencia artificial podría ayudar a proteger a las organizaciones mediante la detección temprana de amenazas y la automatización de respuestas, permitiendo bloquear actividades sospechosas en tiempo real.
Sin embargo, los ciberdelincuentes utilizan la misma herramienta para dirigir sus ataques, automatizando acciones cada vez más complejas. Un aspecto crítico es la rapidez con la que operan. Tardan en promedio solo 72 minutos en obtener acceso completo a los datos de los usuarios tras un clic en un enlace malicioso.
Esta velocidad de penetración exige la implementación de medidas de seguridad robustas y ágiles, mediante la gestión de respuestas eficientes, para estar siempre preparados.
“Enfrentamos el panorama de ciberseguridad más desafiante de la historia. La velocidad, la escala y la sofisticación no tienen precedentes. Al mismo tiempo, el poder transformador de la IA está dando forma a una nueva generación de herramientas, tácticas y actores de ciberseguridad, creando nuevas oportunidades -y amenazas- a un ritmo acelerado”, señala Luisa Esquerra, directora de ciberseguridad para Sudamérica Hispana en Microsoft.
En un mundo donde los ataques cibernéticos son inevitables, la cultura de la ciberseguridad y la resiliencia se han convertido en una pieza clave para desplegar una estratégica sólida.
En la vida cotidiana, esta idea se refleja en la capacidad de adoptar mejores prácticas como el uso de contraseñas seguras, la actualización regular de software y la educación sobre las amenazas cibernéticas.