Organizaciones sociales, políticas y gremiales realizarán la séptima marcha a Lago Escondido, entre fines de enero y principios febrero, para denunciar que allí existe un «enclave británico» que funciona como «la cueva de un poder mafioso que busca condicionar la democracia».»La lucha es para que estos caminos públicos se habiliten y para denunciar que existe un enclave británico allí. Es un poder mafioso que define políticas para condicionar a gobiernos democráticos y condenar a dirigentes populares», dijo a Télam Julio César Urien, el presidente de la Fundación Interactiva para Promover la Cultura del Agua (Fipca), la organización que encabeza la marcha.
La comitiva marchará hacia el lago desde el 26 de enero al 10 de febrero por los dos caminos habilitados por la justicia provincial, el de montaña y el de Tacuifí.
Ambas rutas se encuentran obstaculizados por el empresario británico Joe Lewis. El nombre del empresario cobró nuevamente notoriedad el pasado noviembre, luego de que se difundieran chats entre jueces, fiscales, funcionarios porteños y empresarios del Grupo Clarín sobre un viaje grupal a Lago Escondido que habría sido auspiciado por Lewis.
Las organizaciones hicieron el anuncio durante una conferencia de prensa el pasado martes 27 de diciembre en la sede de la Federación Gráfica Bonaerense, en Paseo Colón 631 de la ciudad de Buenos Aires.
El presidente de Fipca expresó que «como se demostró con la difusión de los chats, esta es una causa nacional» y manifestó que «Lago Escondido es una expresión del poder real, un lugar donde se definen las políticas de dependencia y hostigamiento que llevan adelante estos sectores; por eso en la marcha vamos a demostrar la fuerza de la unidad de los sectores del campo popular».
El anunció se produjo el mismo día que una delegación conformada por el referente del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE), Juan Grabois, el diputado nacional Federico Fagioli, abogados, trabajadores de prensa y representantes de organizaciones sociales, viajó a Bariloche con la intención de transitar el camino de sirga, que es el sendero privado de Lewis, a Lago Escondido para «lograr que se cumpla el fallo del Superior Tribunal de Justicia» de Río Negro.
Desde Fipca remarcaron que la séptima marcha no se llevará adelante por este camino, sino que se hará en dos columnas, a través de los dos senderos públicos.
Una de las columnas, que contará con entre 500 y 700 personas, ingresará por el camino público de Tacuifí. La otra, compuesta 40 a 50 militantes, hará la travesía por la montaña para llegar al Lago.
«Estamos invitando a que vengan todos los que quieran a participar. En el marco de la ley, los que violan la ley son ellos», expresó Urien.
Asimismo, entre las razones de la marcha explicaron que buscan que «se detenga y juzgue a los participantes de la mafia judicial y del grupo Clarín que participaron de la reunión en el Lago Escondido en octubre pasado».
El diputado nacional y exministro de Salud Daniel Gollan confirmó a Télam su participación en la movilización. El funcionario remarcó la importancia de visibilizar «la violación a la soberanía» y mostrar que allí «se están cocinando las órdenes de niveles superiores».
«Se sienten impunes en el poder, piensan que pueden hacer cualquier cosa a la vista de la gente y que no les va a pasar nada. Bueno, yo les recuerdo que así pensaban los militares que dieron el golpe del 76, y muchos de ellos terminaron con juicios y en prisión», expresó.
Por su parte, también confirmó su presencia el dirigente peronista Jorge Rachid, quién ya viajó en varias oportunidades con la comitiva de Fipca y que el año pasado sufrió una descompensación tras denunciar que fue amenazado por la seguridad privada de Lewis.
«Vamos a ir con más ganas. Estamos esperando generar una nueva visibilización ante la opinión publica de esta situación. Lo que han demostrado estas marchas es que que hay un sentimiento patriótico que nos atraviesa y que está mas allá de los partidos políticos», sostuvo.
Entre las organizaciones que participarán de la marcha desde enero están La Cámpora, la Federación de Gráficos Bonaerenses (FGB), la CTA Autónoma, la CTA de los Trabajadores, el Movimiento Octubre, la Mesa Coordinadora por la Defensa de la Soberanía Nacional del río Paraná y del Canal Magdalena, Sutap, Causa Nacional, GPS (Grupo por la Soberanía), el Grupo Bolívar, la Corriente Federal de Trabajadores, la CGT Regional zona Norte y el Grupo de Curas Opción por los pobres.
El magnate británico posee cerca de 12 mil hectáreas en Lago Escondido, un paraje ubicado en la zona cordillerana de Río Negro, y, desde 2005 el empresario se encuentra en conflicto con las leyes argentinas.
La Cámara de Bariloche le ordenó este año a la provincia de Río Negro que, en un plazo de tres meses, garantice a la población el tránsito por un camino de acceso al Lago Escondido, lindante con la propiedad de Lewis.
Sin embargo, el Gobierno de Arabela Carreras decidió apelar ese fallo ante el superior Tribunal de Justicia de la provincia.
La Justicia de Bariloche ratificó de esta forma un fallo de 2013 que ordenó habilitar ese sendero cordillerano, en una causa que se inició 17 años.
Según el Código Civil de la República Argentina, los ríos y lagos son de dominio público (artículo 2340), mientras la Constitución de la provincia de Río Negro «asegura» el libre acceso con fines recreativos a las riberas de espejos de agua de dominio público (artículo 73).
En abril pasado, la Inspección General de Justicia (IGJ) requirió la intervención judicial de la firma Hidden Lake S.A., propiedad de Lewis, por considerarla una «pantalla jurídica» para «frenar la aspiración» de cualquier persona a acceder a Lago Escondido.
El acampe del MTE que buscó visibilizar el conflicto frente a la mansión del magnate finalizó el miércoles pasado. Los dirigentes de la organización denunciaron haber recibido «amenazas verbales y amedrentamiento» por parte de personas encapuchadas que supuestamente trabajan para Lewis y acusaron a esa «patota de seguridad» de haber intentado impedirles salir del lugar cuando intentaron retirarse.
«Hubo momentos de tensión porque están acostumbrados a funcionar como un Estado paralelo: la patota de Lewis, una caballería surrealista, con fustas y la Policía de Río Negro, pero pasó algo interesante: cuando plantamos bandera se tranquilizó la situación», contó Juan Grabois.