García es educadora, investigadora en neurociencia, fundadora de la Educación Real y, además, autora de libros como ‘Educar hijos felices en un mundo de locos’ o ‘Educar sin perder los nervios’. Para esta experta, el verano con los hijos no es un detonante de conflictos, sino un espejo que refleja lo que durante el año disfrazamos con rutinas y actividades.
Por lo que es el momento ideal para reconectar, acompañar emocionalmente y disfrutar de estar juntos.
El verano es una oportunidad
Según García, son muchas las familias que viven con angustia la idea de pasar más tiempo con sus hijos en verano.
“Se ponen las manos en la cabeza y piensan. ¿Qué hago con ellos tanto tiempo? Pero pasar tiempo juntos debe verse como algo positivo, es decir, vamos a aprovechar este tiempo juntos”, explica la experta.
De igual manera, se debe entender que las emociones, los enfados y el aburrimiento no son enemigos, sino parte natural de la convivencia y del desarrollo.
“Van a surgir más conflictos, van a surgir más nervios, pero es lo natural, Normalmente lo disfrazamos con la rutina, con un montón de actividades.”, añade García.
Cinco claves para aprovechar el verano junto a tus hijos
- Aunque se trabaje, buscar momentos de calidad real, sin prisa ni distracciones.
- No llenar todos los espacios. Del aburrimiento pueden surgir ideas, juegos y autoconocimiento.
- Sumergirse en su mundo. Escuchar, proponer, jugar, cocinar, pasear… incluso si no es “nuestro plan ideal”.
- No huir de los enfados o frustraciones. Acompañar las emociones es clave para su desarrollo emocional y su salud mental.
- Contar con ellos en las decisiones, desde qué actividad hacer hasta qué película ver. Darles voz es enseñarles a decidir.
No tener miedo al aburrimiento
Durante el curso escolar, la vida infantil transcurre entre deberes, prisas y actividades. “Los niños y adolescentes no necesitan una agenda de alto ejecutivo”, advierte Tania García.
El verano representa, para ellos, un descanso necesario. Según la experta, no se debe distinguir de lo que representa el verano para las personas adultas. Para los niños debe ser eso: disfrute.
“Necesitan tener su propio tiempo, autoconocerse, divertirse, jugar libremente, no estar llenos de rutinas, aburrirse, enfadarse, alegrarse, disfrutar y disfrutarse también entre los miembros de la familia”, plantea la educadora.
García subraya que no se debe tener miedo al aburrimiento, pues en este estado los niños y adolescentes están en reconexión con ellos mismos y surge la creatividad.
EFE/Alejandro Ventura
¿Y si no hay planes?
No poder viajar o no apuntarlos a campamentos no es una tragedia. Puede ser incluso una oportunidad para redescubrir el hogar y la vida en común.
“Queremos cosas muy grandes, grandes viajes, pero a veces con estar presente en tu casa haciendo una pizza con tus hijos ya les vas a aportar una semilla.”, afirma García.
En esta línea, es importante que no relacionen el aburrimiento máximo con quedarse en casa, pues es, según la educadora, cuando realmente acompañan a sus padres emocionalmente.
¿Y las pantallas?
El uso de móviles, tablets y consolas preocupa a muchas familias. Pero más que prohibir, se trata de acompañar y enseñar a autorregularse.
“Vivimos en una sociedad tecnológica, no podemos prohibir, sino acompañar su uso con presencia y sentido común”, argumenta la experta.
Tania García recuerda que las pantallas van a formar parte de su día a día y jugarán un rol importante en el futuro laboral cuando crezcan. Deben aprender a usarlas correctamente.
“Sobre todo, no utilizarlo a nuestra conveniencia”, sentencia.
Además, recuerda que el ejemplo adulto es clave. Para un uso adecuado, se debe empezar por valorar qué uso hace uno mismo como padre.
La vuelta al cole
Tania García recomienda no anticipar la vuelta al cole de tus hijos durante el verano.
“Cuando estás de vacaciones en el trabajo no quieres que te estén recordando todos los días que tal día tienes que volver a trabajar”, recuerda la educadora.
Recomienda acompañar la vuelta con calma, sin presión y sabiendo que toda adaptación necesita su tiempo.
En casos de cambios de etapa, como el paso de primaria a secundaria, el acompañamiento emocional debe ser aún mayor y no se debe tener prisa.
“Van a estar más estresados porque hay cambios. Los cambios precisan adaptación y los cambios traen nervios”, subraya.