Los expertos recomiendan para aliviar los síntomas beber abundantes líquidos para que el cuerpo esté protegido frente a la deshidratación. EFE / Rafa Alcaide
El fin de la primavera está siendo uno de los más cálidos, con temperaturas medias superiores a lo habitual. La intensa exposición solar, junto con el aumento rápido y sostenido del calor generan un fenómeno conocido como estrés térmico, que afecta directamente a la piel, el órgano más expuesto del cuerpo humano.
Según los expertos de Cigna Healthcare, el estrés térmico puede provocar deshidratación, sequedad y alterar el microbioma cutáneo (el ecosistema de microorganismos que mantiene la piel saludable).
Además, hace que aumente el riesgo de afecciones como sarpullidos o eccemas y causar brotes de dermatitis atópica y rosácea.
La exposición a temperaturas altas y al sol de forma persistente provoca el deterioro del colágeno y favorece el envejecimiento prematuro.
“Fortalecer los hábitos de cuidado de nuestra piel es fundamental para proteger su función de barrera, mantener la hidratación y evitar daños a largo plazo”, explica la doctora Daniela Silva, especialista en Medicina Interna y E-Health Medical Manager de Cigna Healthcare España.
“Esto requiere -añade- una rutina consistente que incluya hidratación y protección solar diaria con cremas factor SPF 50. Adicionalmente, la limpieza se vuelve indispensable. Para esto debemos utilizar productos adaptados a nuestro tipo de piel. Esto nos ayudará a evitar irritación y a preservar nuestro microbioma”.
Hábitos de cuidado de la piel durante el calor
Los expertos de Cigna Healthcare señalan algunos de los principales hábitos a fortalecer para mantener el cuidado de la piel durante las olas de calor.
- Apostar por productos que fortalezcan la piel frente al estrés ambiental. Ingredientes como la niacinamida fortalecen la barrera cutánea y reducen la inflamación. Asimismo, el ácido hialurónico aporta hidratación profunda. Los antioxidantes como la vitamina C, retrasan el envejecimiento prematuro y mejoran la salud de la piel.
- Potenciar la limpieza suave que preserve el microbioma cutáneo. El calor y la sudoración pueden alterarlo, por lo que es fundamental utilizar limpiadores suaves con PH neutro.
- Adaptar la dieta a las condiciones de calor extremo. Los expertos recomiendan incluir en la alimentación ingredientes con efecto antiinflamatorio e hidratación profunda, como el té verde frío, el aloe vera natural o las semillas de chía hidratadas. También se recomienda reducir el consumo de alimentos ultraprocesados, sal y azúcares.
- Incluir en la dieta micronutrientes que refuercen la defensa cutánea desde dentro. El magnesio (presente en frutos secos y legumbres), el zinc o el selenio (en semillas y cereales integrales) fortalecen la función de la barrera de la piel y favorecen su regeneración.
- Plantear cuidados específicos para el entorno urbano. La combinación de las altas temperaturas con la contaminación ambiental puede acelerar el envejecimiento y la inflamación cutánea. Por eso, se recomienda incluir antioxidantes tópicos y realizar limpiezas que eliminen partículas contaminantes.