Comenzó el segundo ciclo de negociaciones de paz entre Colombia y el ELN


Pablo Beltrn Aurelio Carbonell ELN Zoe Robledo el canciller mexicano Marcelo Ebrard la senadora colombiana Maria Jose Pizarro y el jefe de la delegacin del gobierno de Petro Jose Otty Patino entre otros Foto AFP
Pablo Beltrán, Aurelio Carbonell (ELN), Zoe Robledo, el canciller mexicano Marcelo Ebrard, la senadora colombiana Maria Jose Pizarro y el jefe de la delegación del gobierno de Petro, Jose Otty Patino, entre otros. (Foto AFP)

El Gobierno colombiano del presidente Gustavo Petro y la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) iniciaron este lunes en Ciudad de México la segunda ronda de negociaciones de paz, con una agenda centrada en un alto el fuego bilateral y la participación ciudadana en el proceso, después de recientes tensiones entre las partes.Luego de una primera ronda de conversaciones el año pasado en Venezuela, las partes dieron comienzo al segundo ciclo de esta mesa de diálogo con un evento público encabezado por el canciller mexicano Marcelo Ebrard y los jefes de delegación del Gobierno colombiano y del ELN.

«Nos corresponde (…) reinterpretar al cese al fuego y no verlo solamente como una disminución de las confrontaciones armadas, sino fundamentalmente como una disminución de las hostilidades hacia la población civil y de las actividades ilegales generadores de daño y de violencia», dijo Otty Patiño, jefe de delegación del Gobierno.

Patiño subrayó la necesidad de «producir hechos» que demuestren que es posible alcanzar una paz con transformaciones sociales que «derroten el escepticismo y la desesperanza de un conflicto armado de tan larga duración», citó la agencia de noticias AFP.

Por su parte, el jefe de la delegación del ELN, Pablo Beltrán, detalló que en esta segunda ronda de diálogo se buscará acordar una agenda definitiva de negociaciones y se ocupará de las condiciones para «un cese del fuego bilateral, temporal y nacional».

Las conversaciones continúan «con la determinación de lograr una paz integral y duradera». Sin embargo, la mesa «no va a producir una revolución por contrato ni va a decretar una desmovilización automática de las rebeldías», subrayó.

La reanudacin del dilogo de paz en la ciudad de Mxico Foto AFP
La reanudación del diálogo de paz, en la ciudad de México. (Foto AFP)

Más temprano, el senador oficialista Iván Cepeda, miembro de la delegación del Gobierno, tuiteó: «En México, hoy comienzan los trabajos de las delegaciones del Gobierno Nacional y del ELN. En el centro de esta fase de diálogos estará el primer punto de la agenda: la participación de la sociedad en la construcción del proceso de paz».

«La agenda de trabajo está claramente delineada. Vamos a terminar de discutir cuáles son los puntos que conforman la agenda de diálogo de paz con el ELN y presentaremos esa agenda ante el país y la comunidad internacional», agregó en un video publicado en redes sociales.

«Esperamos que los trabajos en este segundo ciclo sean un efectivo avance y apoyo para el proceso de paz de Colombia», tuiteó, por su parte, Beltrán tras llegar a Ciudad de México el sábado.

Esta segunda ronda de diálogos arranca con Chile, Venezuela y Noruega, México y Brasil como países garante.

En noviembre pasado y tras cuatro años de parálisis, el Gobierno colombiano y el ELN reiniciaron los diálogos de paz para extinguir el conflicto con la mayor guerrilla reconocida en Colombia tras el desarme de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en 2017.

El nuevo ciclo formal de negociaciones se reactivó solo tres meses después de la llegada de Petro al Gobierno, en agosto de 2022, y bajo su política de «paz total» las delegaciones se reencontraron y debatieron entre el 21 de noviembre y el 12 de diciembre, en Caracas, la capital de Venezuela.

Las dos partes cerraron la ronda en diciembre con anuncios de liberación de rehenes y acciones humanitarias, pero sin acordar un alto al fuego.

En su comunicado, el Gobierno de Petro destacó el domingo el «cumplimiento de los acuerdos del primer ciclo», por ejemplo «el alivio humanitario para los presos» del ELN, o el envío de una «caravana humanitaria» en zonas como Bajo Calima y Medio San Juan.

El primer proceso de diálogo con el ELN fue iniciado en marzo de 2016 bajo la presidencia de Juan Manuel Santos (2010-2018), pero se detuvo durante el mandato de Iván Duque (2018-2022), luego de un atentado de la guerrilla en enero de 2019.

Los buenos augurios con los que terminó la primera fase de conversaciones del año pasado en la capital venezolana sufrieron un revés cuando Petro anunció la víspera de Año Nuevo un supuesto acuerdo de cese del fuego bilateral con la organización y el ELN lo contradijo tres días después.

Finalmente, el gobierno de Colombia suspendió el alto al fuego que había declarado y el 30 de enero, y el Ejército colombiano abatió en una «operación ofensiva» a nueve presuntos miembros del ELN, en el golpe más duro contra esa guerrilla desde que se instaló la mesa de diálogos de paz con el gobierno de Petro.

El domingo, el integrante de la Dirección Nacional del ELN y parte de los representantes de la guerrilla en los diálogos, comandante Bernardo Tellez, dijo a Télam que se trataba de un tema sensible que debieron sortear, pero que ya se ha «superado».

El máximo comandante del ELN, conocido como «Antonio García», también polemizó días atrás cuando aseguró que «la paz no implicaba la dejación de armas», a lo que Patiño le retrucó que «no ha entendido qué es la paz total», idea del Gobierno convertida en política de Estado luego de ser aprobada en el Congreso.

El debate se centró en si el Gobierno reconoce a la guerrilla, tal como ésta reclama, en tanto grupo político y no solo como GAO (grupo armado organizado), ya que esto último los igualaría con sectores del narcotráfico o de otras bandas criminales.

La demanda expresada por García fue convalidada por el Gobierno, pero, en palabras de Patiño, ahora tienen el «deber de mostrarle al país que (…) pueden hacer política sin armas».

Surgido en 1964 al calor de la Revolución Cubana, la guerrilla de formación marxista tiene unos 3.500 combatientes en una estructura federada, con relativa independencia entre sus frentes, lo que dificulta un eventual acuerdo, según expertos.





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