El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, consideró este miércoles que la llegada de Luiz Inácio Lula da Silva al poder en Brasil facilitará la relación con la Unión Europea (UE), pero también ayudará en la ratificación del acuerdo de libre comercio del bloque con el Mercosur, para lo cual los europeos deben mostrar que son un «socio confiable».«Creo que hay un sentimiento de duda hacia la UE con respecto a los acuerdos comerciales y también por parte de la UE, tenemos que demostrar que somos serios y que queremos comprometernos y queremos ser vistos como confiables», dijo Michel en un encuentro con un grupo reducido de periodistas en el que participó Télam, un día después de que acudiera como invitado a la VII Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) celebrada en Buenos Aires.
El político belga, que destacó la importancia que tiene Latinoamérica para la Unión Europea y en ese contexto mencionó el impulso que puede dar la cumbre que el bloque mantendrá el 17 y 18 de julio en Bruselas con la Celac, consideró que 2023 podría ser el año en el que se concrete el acuerdo Mercosur-UE.
«Estamos muy cerca de la firma», aseguró, y apuntó que la clave será que haya «equilibrio» para ambas partes.
«Nosotros tenemos dentro de la UE y ustedes tienen dentro de los países del Mercosur un importante sector industrial automotriz. Podemos pensar en cómo encontrar formas constructivas de garantizar el equilibrio de las cadenas de suministro en este campo», dijo.
Según Michel, esto no era un tema hace 20 años, cuando se empezó a negociar el acuerdo, «pero hoy es más que nunca un reto y puede ser un buen ejemplo de un enfoque basado en las interdependencias y no en las sobredependencias».
Michel admitió que en el pasado la UE utilizó los acuerdos comerciales «como una poderosa palanca para lograr más prosperidad» dentro del bloque, pero también en los países socios, y a su vez para difundir los valores europeos en relación a las condiciones laborales o temas medioambientales.
Y consideró que el bloque tiene por delante el reto de ser «más transparente», ya que antes hubo «demasiado opacidad», «y al final del proceso de negociaciones, algunos parlamentos nacionales, miembros de la sociedad civil, tenían la impresión de ser tomados por sorpresa, descubriendo cosas que no les gustaban».
A la vez, dijo que hay que identificar las prioridades, «ya que no es posible resolver todos los problemas del mundo a través de acuerdos comerciales».
Además, destacó la «claridad» que otorga la presencia de Lula en el Gobierno de Brasil ante los nuevos desafíos, ya que las circunstancias cambiaron en comparación con la época del inicio de las negociaciones, sobre todo en lo vinculado a temas como el cambio climático o la deforestación.
«No teníamos la impresión de que el gobierno de Bolsonaro pudiera ser un socio confiable en relación a estas preocupaciones», aseguró, en referencia a la política del exmandatario, que negaba el impacto de la deforestación del Amazonas, por ejemplo, que registró valores récord durante su último año de gobierno.
Por eso, apuntó que no hay que «subestimar el impacto del nuevo gobierno de Brasil para la UE». Y, como ejemplo, contó que desde 2014 no se pudo celebrar un encuentro entre la Unión Europea y Brasil. «Me vi dos o tres veces con Bolsonaro al margen de reuniones multilaterales, pero no fueron reuniones formales, simplemente nos cruzamos», indicó.
«Bienvenido de nuevo Brasil. Comienza una nueva era de cooperación entre la UE y Brasil: en cambio climático, biodiversidad, comercio y multilateralismo», escribió Michel el martes en Twitter después de reunirse con Lula al margen de la cumbre de la Celac.
El presidente del Consejo Europeo, que este miércoles mantuvo una reunión bilateral con Alberto Fernández, relató que en el encuentro al que asistió en Buenos Aires se encontró con un fuerte interés de parte de los mandatarios presentes sobre cómo son los mecanismos de funcionamiento del bloque.
«Fue interesante entender cómo muchos de estos países están interesados en el modelo europeo como una posible inspiración para la integración regional», señaló, y recordó que en la cumbre pasada de la Celac, en México, fue muy útil para él observar las disputas internas, pero a la vez el interés en cooperar.
«No me sorprende que tengamos los mismos retos dentro de la UE. También tenemos nuestras tensiones, nuestras dificultades, nuestras diferentes opiniones sobre las cosas. Pero existe esta voluntad política de intentar superar las dificultades para estar unidos. Se necesita tiempo. Es extremadamente difícil, pero hay un valor añadido, y es que esa unidad europea aporta algo más que la simple suma de 27 intereses nacionales», expresó.
Por eso, dijo que cree en el valor que tienen las organizaciones regionales para ofrecer «mayor estabilidad, paz y prosperidad».
En línea con lo propuesto ayer en la cumbre de la Celac por el presidente colombiano, Gustavo Petro, que sugirió encontrar un proyecto concreto que ayude a la integración, Michel citó el ejemplo de la comunidad del carbón y el acero en Europa, que sentó las bases para la conformación de lo que es hoy la UE.
De todas formas, admitió que «hay que ser realista» y tener en cuenta que la conformación de la Unión Europea llevó décadas de «arduo trabajo».
Ante la consulta de si no estaba preocupado por la influencia de China en Latinoamérica, dijo que intentaba no dejarse impresionar demasiado por lo que hacen los demás.
«Los otros tienen su agenda», dijo, sin mencionar abiertamente a China. «Una cosa está clara: nosotros, la UE, no tenemos ninguna agenda oculta. Queremos paz, prosperidad y estabilidad. Somos absolutamente transparentes», agregó.
Michel, que estuvo la semana pasada en Ucrania junto al presidente Volodimir Zelenski, saludó que Alemania haya aprobado el envío de tanques Leopard a Ucrania y consideró que la decisión «histórica» del bloque de enviar armas a terceros países se debió principalmente a la agresión rusa.
«Agradezco al Gobierno alemán por aportar claridad y por tomar esta decisión. Creo que necesitamos apoyar a Ucrania, porque los ucranianos están luchando por su futuro, pero también por los valores democráticos», señaló ante una consulta de Télam.
Bajo presión de sus aliados tras semanas de renuencia, el Gobierno del canciller Olaf Scholz anunció este miércoles que enviará tanques alemanes Leopard a Ucrania para pelear con Rusia y que aprobará pedidos de que otros países hagan lo mismo.
Ucrania y sus aliados saludaron la decisión de Alemania, pero Rusia la denunció como una escalada «extremadamente peligrosa» de un conflicto que genera cada vez más temores a una guerra entre Rusia y la OTAN.
Michel rechazó que el envío de tanques represente una escalada y consideró que en todo caso la escalada fue la agresión rusa, cuando el Kremlin decidió invadir Ucrania en febrero del año pasado, «y cuando decidieron movilizar otros 300.000 soldados, cuando amenazaron con armas nucleares, cuando usaron la central nuclear de Zaporiyia como base militar, o cuando usaron el Mar Negro como campo de batalla».
«Hay un agresor, que es el Kremlin, y una víctima, que es el pueblo ucraniano. Esos son los hechos», añadió.
Para el presidente del Consejo Europeo, que representa a los jefes de Estado y de Gobierno de los 27 países de la UE, la «absurda» guerra lanzada por Rusia llevó a que creciera la OTAN, en lugar de reducirse, como quería el Kremlin, y a que el bloque esté «más unido que nunca».
«Por primera vez decidimos enviar armas a un tercer país. Una decisión histórica que nunca hubiera sido posible hace más de un año. Y los lazos con Estados Unidos son más fuertes debido a esta guerra que lanzaron. Exactamente lo opuesto a lo que querían», apuntó el político belga.