Una réplica de un corazón gigante se expone en el Gaskessel de Augsburgo. EFE/Stefan Puchner
Según la Clínica Universidad de Navarra, la embolia es la obstrucción de una arteria que impide parcial o totalmente el paso de la sangre.
Esta interrupción suele deberse a un émbolo: un cuerpo extraño —como un coágulo, grasa o aire— que circula por el torrente sanguíneo hasta quedar atascado en un vaso de menor calibre. Esta obstrucción provoca una isquemia, es decir, la falta de riego sanguíneo en la zona afectada.
Las embolias pueden presentarse en distintas formas clínicas:
- La embolia cerebral afecta a un vaso del cerebro y puede desencadenar un ictus.
- La embolia pulmonar bloquea la arteria pulmonar, lo que puede comprometer una parte del pulmón o, en casos graves, causar la muerte súbita.
- La embolia de la arteria central de la retina, por su parte, puede provocar la pérdida de visión en un ojo.
¿Qué síntomas presenta?
Los síntomas varían según la localización, pero suelen incluir disminución de temperatura en extremidades, ausencia de pulso, dolor, debilidad, entumecimiento y palidez. También puede haber espasmos musculares y hormigueo, según la Clínica Universidad de Navarra.
En fases más avanzadas, pueden aparecer ampollas, úlceras cutáneas, necrosis y pérdida de la función en el órgano afectado.
¿Cuáles son las causas?
Las embolias pueden estar causadas por un coágulo de sangre (trombo), grasa, líquido amniótico, aire, células tumorales o parásitos.
También pueden surgir tras intervenciones quirúrgicas o por infecciones localizadas. En algunos casos, las células cancerosas migran desde un tumor y provocan una obstrucción vascular con potencial metastásico.
¿Se puede prevenir?
La prevención pasa por reducir los factores de riesgo que favorecen la formación de coágulos. Entre ellos figuran el tabaquismo, la inactividad física, la hipertensión, el colesterol elevado, la diabetes, el sobrepeso y el estrés.
Mantener hábitos de vida saludables y seguir los controles médicos puede reducir significativamente el riesgo.
¿Cuál es el tratamiento?
Según la Clínica Universidad de Navarra, el tratamiento busca restaurar el flujo sanguíneo y controlar los síntomas. Suele incluir medicamentos anticoagulantes, antiplaquetarios, trombolíticos y analgésicos.
En algunos casos, puede requerirse intervención quirúrgica: desde la extracción del émbolo mediante un catéter o cirugía abierta, hasta procedimientos como el bypass arterial o la colocación de un stent.