años, el 18 de enero de 2020, en la localidad balnearia de Villa Gesell, rompió ayer el silencio al declarar en el juicio por el caso y confirmó que es quien aparece en uno de los videos que captaron la agresión pero que no pateó a la víctima porque advirtió que estaba tirada en el piso y se contuvo. El mayor de los dos hermanos Pertossi -el otro es Luciano- pidió la palabra minutos después de que se puso en marcha la penúltima jornada de testimonios ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 1 de Dolores, y dijo que quería aclarar una cuestión respecto de una de las imágenes que se reprodujeron en distintas audiencias del debate. «Este soy yo. Y quisiera aclarar que esa patada no la doy, y que cuando me doy cuenta de que el chico está en el piso me freno antes», declaró el joven, de pie mientras señalaba con un puntero su imagen en la pantalla.
En su breve exposición, el imputado también se refirió al mensaje de audio que envió al resto de los acusados tras el ataque, a través del grupo de Whastapp en el que aseguraba: «Chicos, no se cuenta nada de esto a nadie». y aclaró que dijo eso porque «no quería que mis padres se enteren que nos habíamos peleado», señaló ante los jueces María Claudia Castro, Christian Rabaia y Emiliano Lazzari. Tras su declaración, Pertossi adelantó que no respondería preguntas de los fiscales Juan Manuel Dávila y Gustavo García, y tampoco de los abogados del particular damnificado, Fernando Burlando y Fabián Améndola. «No voy a contestar», reiteró ante la insistencia de García, y ante una consulta de la presidenta del tribunal, confirmó que mantendría su negativa, por lo que se dio por terminada su exposición.
La escena a la que se refirió Ciro Pertossi había sido detallada en la sexta y séptima jornada del juicio por el instructor fiscal Javier Pablo Laborde, quien describió como un golpe «displicente» a la presunta patada a la que el acusado hizo mención. En su declaración como testigo, Laborde describió a un joven vestido con «chomba gris y pantalón de jean azul» que «arroja una patada» que, a su criterio, «frena antes de impactar» y estimó que «habrá advertido que estaba inconsciente».
Ciro Pertossi fue el tercer imputado que pidió declarar desde el inicio del juicio el último 2 de enero, luego de que la semana pasada lo hizo su hermano Luciano y el lunes Máximo Thomsen, quien habló durante 50 minutos en donde incluso pidió perdón a los padres de la víctima.
Tras la breve intervención declaró como testigo el ingeniero informático especializado en análisis digital forense Pablo Rodríguez Romeo, convocado por la defensa, quien cuestionó las actuaciones en las que fueron secuestrados los teléfonos celulares de los acusados, por considerar que «la cadena de custodia fue rota desde el inicio». También se refirió a presuntas irregularidades cometidas al momento de la extracción de datos realizada por Policía Federal Argentina (PFA) porque entendió que «no cumplió los protocolos» y aseguró, además, que «de los teléfonos se eliminaron mensajes después del secuestro».
Luego brindó su testimonio Agustín Costa Shaw, psicólogo clínico propuesto por la defensa, a cargo de Hugo Tomei, que intervino en una serie de pericias previstas para marzo de 2022, que no llegaron a concretarse durante la investigación. Costa Shaw declaró de manera telemática desde la localidad de Zárate y explicó que la negativa de los imputados a realizar aquella medida fue porque aseguraron que no confiaban en la investigación y que sufrían «persecución mediática».
El cierre de la jornada contó con los testimonios de los padres de tres de los imputados, y la madre de otro de ellos.
«No son asesinos», dijo Mauro Pertossi, papá de Luciano y Ciro sobre sus hijos al declarar ayer ante el Tribunal de Dolores, y agregó que lo que pasó es «tremendo: fue una desgracia».
Eduardo Benicelli, papá de Matías, expresó que siente «mucho dolor, angustia» y que «nunca» imaginó «pasar por una situación así». La última en declarar fue la mamá de Enzo Comelli, María Alejandra Guillén, quien sostuvo que estaba «devastada», que su vida «cambió ese día», y que lo que sucedió «es tremendo».
Por su parte, Graciela Sosa, la mamá de Fernando dijo ayer que aunque los acusados pidan perdón no le van a devolver a su hijo, y contó que en el momento en el que declaró el acusado Ciro Pertossi debió retirarse de la sala porque se descompuso. «En ningún momento los imputados nos dijeron nada. Preferimos estar bien lejos de ellos. Que nos pidan perdón no nos devuelve a nuestro hijo‘, sostuvo al cierre de la decimosegunda audiencia del juicio. Su esposo, Silvino Báez, agregó: «Le digo a la sociedad que Fernando es la única víctima, le rompieron la cabeza». Sobre las declaraciones de los imputados Máximo Thomsen y Ciro Pertossi, los padres de Fernando expresaron: «Para la Justicia no sé qué será, pero a nosotros no nos causó nada».
Al momento de la declaración de Pertossi, la madre de la víctima tuvo que retirarse de la sala porque se descompuso. «Solamente se me presenta el momento de todas las cosas vividas desde el día que recibí la peor noticia. Quiero decirle al país que la única víctima se llama Fernando José Báez Sosa. Que decidió ir de viaje a pasar sus vacaciones y me lo devolvieron en un cajón bien cerrado. Le rompieron todos sus órganos de tantas patadas que le dieron», expresó la mujer con la voz entrecortada. En ese sentido, Silvino continuó: «Él se anotó para donar sus órganos antes de terminar la secundaria. Por los golpes y las patadas que le dieron no pudo ni donar sus órganos».
Por otro lado, la madre de Fernando evitó hacer comentarios sobre el testimonio de ayer de Máximo Thomsen y negó haber recibido una carta de Juan Ignacio Guarino, uno de los rugbiers sobreseídos en la causa. Graciela hizo referencia al encuentro interreligioso previsto para mañana por el tercer aniversario de la muerte de su hijo. «Esperemos que mañana (por hoy) sea tranquilo, con fuerzas. Va a ser un día muy doloroso para nosotros. Mañana es un día de mucho dolor para nosotros. Queremos convertir ese dolor en ayuda», concluyó.