Carrizo aspiraba a ‘pegar algo grande’ y creía que se iba a ‘cagar en guita’


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Captura de video.

Una expareja del detenido Nicolás Gabriel Carrizo, imputado por el atentado contra la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, declaró que el hombre le dijo a principios de agosto que «iba a pegar algo groso» y que se iba a «cagar en guita», informaron fuentes judiciales.

Yaquelin, madre del hijo de cuatro años de Carrizo, brindó un testimonio en el que aseguró que ese diálogo se produjo el pasado 2 de agosto, un mes antes del intento de magnicidio.

«Me dijo no sigas con este tema de las pensiones, esperame unos cuantos meses porque me va a salir bien este negocio groso y te voy a poder dar las pensiones, a vos al nene y su otra mujer y a su otro hijo. Que se iba a cagar en guita. Así me dijo», relató Yaquelin, según pudo reconstruir Télam.

«El 2 de agosto de 2022 es la última vez que lo vi y fue lo que conté. Yo me quedé mirándolo y le dije que siempre decía lo mismo. Esto mismo me lo dijo muchas veces varios años antes. Siempre me decía que le iban a salir negocios grandes y que se iba a llenar de plata y no me iba a faltar nada», continuó.

Aseguró que en ese momento no supo a qué hacía referencia con «algo grande» pero que un tiempo después y, tras ver la imagen de Carrizo en los medios, vinculó esa afirmación al ataque fallido contra la vicepresidenta.

«Yo llegué a pensar que estaba vendiendo marihuana, pero él no me dijo eso. Cuando pasó lo de Cristina mi rompecabezas se armó. En un momento de enojo caí. Acá en la villa saben quien es el papá de mi nene y la gente me mira de pies a cabeza. Yo me puse mal porque por su moco la gente me mira mal a mí, mis familiares me bloquearon, me cerraron las puertas, yo caí en una depresión», declaró.

Fue en ese contexto, explicó, que el 29 de septiembre último le mandó un mensaje de audio a Carrizo, quien ya estaba detenido y no disponía de su teléfono celular, en el que le decía que ahora entendía todo y que no iba a ver nunca más a su hijo.

«Gabriel después de mandarte tantas cagadas, sos una vergüenza, qué le vas a decir a tus hijos cuando crezcan, ahora entiendo el negocio grande y sucio en el que metiste. Sos un pelotudo, te arruinaste vos solo y manchaste a tus hijos. Justo te venís a meter con Cristina», le decía -palabras más, palabras menos- Yaquelin a Carrizo en aquel audio que reconstruyó esta agencia.

De todas formas, la mujer, quien brindó una declaración de concepto, aclaró que nunca había escuchado a su expareja decir que tenía previsto atentar contra la vida de un Presidente o un expresidente o que lo hubieran contratado para eso, según pudo reconstruir Télam.

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Yaquelin contó ante el juzgado, la fiscalía y la querella que conoció a Carrizo en 2016, que tuvieron un hijo en 2018 y que se separaron en 2019; y lo definió como un hombre machista, que la maltrataba y que solía incumplir con la cuota dineraria que le correspondía como padre, dijeron fuentes judiciales.

También recordó que en algún momento de 2018 Carrizo le había manifestado que si le pagaban por «hacer algo groso» el estaría dispuesto a hacerlo y aunque no supo a qué se refería con «algo groso» lo relacionó siempre con «algo malo».

A raíz de aquel comentario de 2018, y de otros tantos que hizo ínterin, fue que Yaquelin dijo no haberse tomado «en serio» aquello que le dijo el 2 de agosto de este año, cuando le pidió que esperara unos meses para enviarle el dinero que le correspondía.

Durante la declaración, y ante una consulta específica, la mujer señaló que su expareja no tenía filiación política pero que se exponía en redes sociales criticando primero al expresidente Mauricio Macri y luego a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.

Carrizo está procesado desde el 30 de septiembre, cuando la jueza federal María Eugenia Capuchetti le achacó a él y a Agustina Díaz ser partícipes secundarios del intento de homicidio contra la Vicepresidenta, perpetrado el 1 de septiembre pasado.

La magistrada valoró en su resolución que ambos procesados tenían en sus teléfonos celulares -a través de sus sistemas de Whatsapp- información sensible vinculada con el ataque fallido contra la expresidenta, según surge del fallo judicial al que tuvo acceso Télam.

Carrizo es el líder del grupo de supuestos vendedores de copos de nieve para el que trabajaban los coautores del intento de magnicidio, Fernando Sabag Montiel y Brenda Uliarte, ambos procesados con prisión preventiva.

Díaz, en tanto, es una amiga Uliarte que después del ataque fallido le sugirió que borrara toda la información de su celular y que desde antes sabía que ella había adquirido una pistola.

En su resolución del mes pasado, la jueza Capuchetti consideró que «los sucesos del 1° de septiembre fueron el capítulo final del plan delictivo que previamente habían acordado, diseñado y estudiado Brenda Elizabeth Uliarte, Fernando André Sabag Montiel, Nicolás Gabriel Carrizo y Agustina Mariel Díaz».

Foto Julin lvarez
Foto: Julián Álvarez.

El chat con Uliarte

El 2 de septiembre, el día después del ataque fallido, Uliarte y Carrizo mantuvieron una conversación que sobresale entre las tantas celebradas al rededor de aquellos días, vinculadas al plan magnicida:

– Carrizo: «¿Queres hacerlo?».

– Uliarte: «Te juro que sí. Y no me va a fallar el tiro. Pero hay que pensarla bien. Pasa que Nando (por Sabag Montiel) no tiene mucha práctica le tembló el pulso».

– Carrizo: «Te vincularon en el caso. Te diría que vengas acá».

– Uliarte: «¿Posta se saben mis datos? Estoy en un lugar seguro, tranqui, ustedes no tienen nada que ver. Lo que decimos que quede acá».

– Carrizo: «Si saliste por todos los medios. Sos la novia».

– Uliarte: «Sí, pero si me escondo no va a pasar. No me van a encontrar, yo sé porque te lo digo».

La jueza sindicó a Carrizo y Díaz como partícipes secundarios penalmente responsables del delito de «homicidio calificado, agravado por el empleo de armas de fuego, alevosía y el concurso premeditado de dos o más personas, en grado de tentativa» y mandó a trabarles embargos por 100 millones de pesos a cada uno, según surge del fallo de casi 130 páginas.

En ese sentido, señaló que «quedó acreditado por los mensajes enviados en la previa del hecho, y con posterioridad al mismo que, Carrizo y Díaz planificaron el evento criminoso y sus participaciones serán secundarias ya que, de no haber efectuado sus contribuciones, el delito igualmente podría haberse configurado de la manera en que se hizo y conforme la concreción del plan criminal acordado».

Carrizo fue detenido por orden de la jueza Capuchetti luego de que en su celular -aportado voluntariamente cuando se presentó de modo espontáneo como testigo- se encontraran conversaciones anteriores al ataque fallido en las que ya hablaba sobre la idea de matar a la Vicepresidenta.

En su teléfono se hallaron también conversaciones posteriores al ataque vinculadas con la voluntad de ocultar material probatorio; incluso, hablaba de una pistola que él supuestamente les había dado a los agresores y que no se utilizó para el ataque.

«Estuvo muy cerca, falló el arma, no lo entiendo, andaba bien», se lamentó el acusado en un intercambio de mensaje que tuvo con una persona de su confianza identificada entre sus contactos telefónicos como «Andrea», a quien también le informaba que él mismo había aportado una pistola que no fue la que finalmente usó Sabag Montiel, según pudo reconstruir Télam de fuentes con acceso a la investigación.





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