Un grupo de siete profesores, todos destacados artesanos en diversas especialidades del arte carnestolendo, contratados para dictar cursos a grupos de veinte alumnos cada uno, no solamente no llegaron a cobrar, sino que ahora le quieren pagar sólo el equivalente a un mes. Este martes les harían firmar un nuevo convenio.
Finalizado el carnaval 2015, la comuna capitalina y la Dirección de Empleo (nacional) pusieron en marcha una serie de cursos de capacitación para comparseros para que aprendan a realizar todo lo que rodea esta tradicional fiesta, que va desde los bordados de tocados, construcción de carros y esculturas decorativas.
Convenio de por medio entre ambos organismos, se dispuso de siete cursos de cuatro meses de duración y por el que cada profesor cobraría tres mil pesos mensuales, supuestamente a cargo del tesoro municipal. En tanto el ente nacional abonaría a cada uno de los veinte alumnos de cada curso, en total 140 personas, una beca de 1.500 pesos mensuales. Paralelamente, los profesores recibirían un sueldo de tres mil pesos mensuales más un total de 20 mil pesos en insumos -10 mil en materiales y 10 mil en maquinarias-, cada uno.
La sumatoria en becas da 840 mil pesos, a los que habría que añadir 140 mil en insumos y 84 mil en pago a profesores, lo que da un total de 1.064.000 pesos, cifra nada despreciable. Pero el fin perseguido, justificaba esa inversión, auspiciada por la viceintendente Any Pereira, impulsora y motor de la idea.
LAMENTABLES RESULTADOS
Lo cierto es que casi de inmediato se cubrieron los cupos de alumnos y los profesores comenzaron a dictar sus cursos, con la sorpresa que la asistencia, en el mejor de los casos, apenas superaba el 50 por ciento de inscriptos y en otros, al cabo de los cuatro meses terminaron dos estudiantes. De los 140 becarios, todos habrían cobrado puntualmente, aunque asistieron solamente el 30 por ciento de ellos.
Los insumos llegaron en un 10 por ciento la última semana para poder hacer el acto de cierre con entrega de diplomas, fotos, sonrisas y muchos aplausos.
Los profesores fueron las víctimas de esta experiencia, pues para poder cobrar los tres mil pesos mensuales, debieron inscribirse como monotributistas, hacer talonarios de facturas, darse de alta como proveedores de la municipalidad, entre otros trámites.
Ahora la supuesta aeñora coordinadora, de apellido Centurión y descendiente de una encumbrada familia Autonomista, informó a los profesores que “por los cuatro meses de clases dictadas, el pago era en total tres mil pesos y no doce mil” como se había anunciado inicialmente.
En la lista de pretextos, la mujer endilgó responsabilidades a más de media docena de funcionarios municipales de segunda y tercera línea que habrían actuado a espaldas del intendente Fabián Ríos y la ya citada Any Pereyra, sin que se puedan realizar acusaciones de delitos “porque nadie sabe nada”.
Lo que si existió fue el estricto control que se hizo de la asistencia y cumplimiento de horarios de los siete profesores –nunca faltó ninguno- por parte de Victoria Porta, Víctor Hugo Daniel González Sotelo y Carlos Piriz.
Luego los docentes damnificados, remisos en dar datos, reconocieron a Gonzalo Zamudio como el personaje que trató de desnaturalizar todo, escondiéndose bajo el amparo de su superior, el titular de Economía de la comuna, Martín Morilla.
Tampoco quedan afuera de este cúmulo de irresponsabilidades el subsecretario de Cultura, Miguel Cabrera y la viceintendente, que estuvo en varias oportunidades visitando los cursos. Además presidió el acto de clausura, hace cien días. Y los profesores sin cobrar, porque todavía no saben quien tiene que pagarles o a quien deben entregar las facturas para cobrar. Este martes les harían firmar por tres mil pesos.