De no haber sorpresas, mañana a la medianoche, cuando finalice el período para inscribir candidaturas, el futuro político y judicial del Vicepresidente quedará librado al azar. Será la salida previa a la oficial, el próximo 10 de diciembre. Le prende velas a Scioli
Sábado 25 de junio del 2011, Quinta de Olivos. Cristina Kirchner había develado hacía un puñado de minutos la mayor incógnita política de esos días con la sorpresiva elección de Amado Boudou como su compañero de fórmula cuando se embaló y le ofrendó una catarata de elogios a su entonces ministro de Economía. «Además de confiar realmente en las cualidades y calidades personales de Amado, yo necesito alguien a mi lado que no le tenga miedo a las corporaciones, que no le tenga miedo a los preconceptos, a las cosas establecidas», explicó la Presidenta, rodeada de funcionarios, gobernadores, dirigentes sindicales y artistas exultantes con la postulación del ministro.
Fue en ese quincho vidriado, atiborrado de algarabía, que Cristina recordó la charla que había tenido días atrás con Sandra, una de las enfermeras que la atendió en el sanatorio Otamendi tras el golpazo contra una reja sufrido luego de la reinauguración del Instituto Leloir que le dejó un pequeño corte en el cuero cabelludo. «¡Sí, estoy segura!», respondió a la enfermera, que tuvo la osadía de preguntarle si no tenía ninguna inquietud con la designación de su acompañante, que la propia Presidente le confesó ya haberlo escogido aunque sin darle el nombre. La ocurrente intromisión de Sandra de esa noche de junio todavía debe resonar en la Cabeza de Cristina: «Pero está segura, ¿no?».
Ni la enfermera, ni el más avezado de los analistas, mucho menos Cristina, podían imaginar por esas horas que justo cuatro años después de ese anuncio en Olivos Boudou empezaría a moldear su despedida formal de la política, estropeado por completo por su participación en el caso Ciccone. La crueldad del calendario es inobjetable. De no haber sorpresas, mañana a la medianoche, cuando finalice el periodo para inscribir candidaturas, el futuro político y judicial del Vicepresidente quedará librado al azar, o al menos lejos de algún fuero parlamentario que lo blinde de los múltiples expedientes que lo esperan en los tribunales de Comodoro Py y que acumula en su lomo. Será la despedida previa a la oficial, el próximo 10 de diciembre.
Lo llamativo es que hasta hace algunas semanas Boudou estaba esperanzado con la posibilidad de tener un lugar en algunas de las listas K en danza por estos días. Lo había fantaseado junto a Luis D’Elía después de la reunión que ambos mantuvieron en el piso 19 de la sede porteña del Banco Provincia con el gobernador Daniel Scioli, según reveló Carlos Pagni en el diario La Nación. El Vicepresidente y el piquetero salieron de ese encuentro pintados de naranja. Hasta la propia Cristina, cuentan, bromea con la nueva afinidad de Boudou y Scioli, una relación que a ella, que a su vice lo prefiere lejos, le sienta bien: «¡Ahora Amado se pintó de naranja!».
La imaginación del ex ministro de Economía, que encontró en D’Elía a su más estrecho y asiduo confidente, carece de límites. Después de un baño de humildad privado al que lo sometieron algunos otros íntimos por estos días, Boudou cayó en la cuenta de que en la medianoche del sábado quedará fuera de todo. Hasta ese baño estaba convencido de que el dirigente piquetero podía colar una lista «muleto» dentro del Frente para la Victoria, y que en esa papeleta tendría una ubicación segura. Eduardo «Wado» de Pedro se encargó de que se entere de que esa posibilidad podía ser producto solo de una alucinación.
Los que lo ayudaron al Vicepresidente a razonar lo hicieron de la manera más cruda: le explicaron que nadie le va a dar un lugar y que la única tarea a la que se tiene que abocar a partir del 10 de diciembre es a tratar de evitar ir preso.
Es que Boudou ahora tiene que prenderle velas a Scioli, en caso de que el gobernador sea el sucesor de Cristina. En el entorno del candidato presidencial aseguran que estaría dispuesto a pedir cierta cordura en Comodoro Py cuando el ex ministro termine su fugaz y vertiginosa carrera política, después de diciembre. Pero esa supuesta intervención del ex motonauta chocaría de frente con la figura de Carlos Zannini, uno de los pilares de la avanzada judicial del Gobierno al que Boudou siempre sindicó en privado como el que convenció a la Presidenta de que lo mejor era dejar que la Justicia hiciera lo que tuviera que hacer. El ex ministro también está seguro de que Florencio Randazzo fue el otro funcionario que avivó a la prensa para llegar a eso, un eventual pase de facturas de la feroz disputa por la impresión de las boletas del 2011.
En el llano, cuando a partir de la medianoche del sábado empiece a despedirse del poder, Boudou tendrá que afrontar un abanico de procesos judiciales que lo condenarán a visitar los tribunales con más frecuencia de la que preferiría. En dos de ellos, Ciccone y el expediente en el que se lo investiga junto a su entorno por enriquecimiento ilícito, habrá novedades en los próximos días.
Fuentes judiciales aseguran que antes de fin de mes la Cámara de Casación Penal rechazará los recursos presentados por la defensa del vice y de la familia Ciccone en el marco de la causa en la que Boudou está procesado, según el juez Ariel Lijo, por apropiarse de la imprenta a través de la sociedad The Old Fund. Lijo quedaría en condiciones de enviarlo a juicio.
En el caso del enriquecimiento ilícito, los especialistas de la Corte Suprema trabajan en el peritaje de los bienes del ex ministro, de su socio y amigo José María Núñez Carmona, de otros colaboradores, de su familia y de su ex pareja, Agustina Kämpfer. La periodista deberá estar atenta a Comodoro Py por una reciente operación de compra – venta de inmuebles que realizó en la sucursal central del Banco Nación, en el centro porteño, vinculada a un departamento investigado por la Justicia. La Escribana que rubricó esa operación podría pasar por el despacho de Lijo en breve.
Hace casi cuatro años, después de la reelección de Cristina con el 54 por ciento de los votos, y según coinciden la mayoría de los dirigentes del Frente para la Victoria, Boudou empezaba a acomodarse para la sucesión. Era el número puesto. El candidato natural. Ahora empieza a despedirse.