El campeón del Torneo de Primera le ganó 2 a 0 a Rosario Central con goles de Lodeiro y Chávez. Bochornoso arbitraje de Ceballos, que perjudicó decisivamente a Central.
Boca Juniors se adjudicó esta noche la Copa Argentina por segunda vez en la historia al vencer esta noche a Rosario Central por 2 a 0 beneficiado por un escandaloso arbitraje de Diego Ceballos, sumando de esta manera su segundo título en cuatro días, ya que el pasado domingo se había consagrado en el campeonato de Primera División.
Los tantos de los boquenses fueron anotados por el uruguayo Nicolás Lodeiro, de tiro penal, cuando corrían nueve minutos del complemento, y a los 44 minutos de esa segunda mitad lo liquidó el ingresado Andrés Chávez.
Así los ‘xeneizes’ sumaron su segundo título en esta versión de la competencia que agrupa a equipos de todas la categorías del fútbol nacional (había ganado en 2012), mientras que para el ‘canalla’ esta derrota es la segunda final perdida de manera consecutiva, ya que el año pasado cayó ante Huracán (6-5 por penales).
El dominio de las acciones fue de los dirigidos por Rodolfo Arruabarrena en los instantes iniciales, porque ganaban en el medio campo, que siempre estuvo equilibrado por Cristian Erbes, y jugaban en el de Central, que lucía desconcentrado, no encontraba la pelota y se defendía cerca del arco de Manuel García.
Despertó el ‘canalla’ con una corrida de Marcelo Larrondo, que exigió a un cierre crucial del ex Central Daniel ‘Cata’ Díaz, y después empezó a tener salida más clara por el sector derecho con Víctor Salazar, que se encontraba con Franco Cervi, aunque sin tener conexión con los delanteros Larrondo y Marco Ruben.
Entró en una meseta el juego en el resto de la primera etapa, porque se desarrollaba intensamente en el centro de un campo que comenzaba a mostrar imperfecciones por las lluvias que cayeron sobre Córdoba en los últimos días, y en ese juego de imprecisiones el conjunto rosarino tuvo sus chances de pelota parada.
Primero con un centro desde la izquierda ejecutado por Franco Cervi que cabeceó Ruben al gol, pero fue anulado a instancias del juez de línea Marcelo Aumente, lo que generó la polémica y posterior expulsión del director técnico Eduardo Coudet, y unos minutos más tarde otro envío de Walter Montoya, esta vez por derecha, encontró a Javier Pinola, que cabeceó por arriba.
Apretó Boca en el cierre de los 45 minutos iniciales, con la potencia y la lucha de Carlos Tevez, pero siempre perdió con la sólida defensa ‘canalla’.
En la reanudación del juego salió mejor el equipo de Buenos Aires, al igual que en la primera etapa se plantó en campo rival, y se encontró con el penal a los ocho minutos cuando José Luis Fernández bajó a Gino Peruzzi, claro que dos metros afuera del área, pero el árbitro la cobró adentro.
De la vergonzosa sanción de Ceballos se hizo cargo el uruguayo Lodeiro, quien acomodó la pelota junto al palo derecho del «Mellizo» García, que fue al otro lado y nada pudo hacer para evitar la apertura del marcador.
Reaccionó de inmediato el rosarino, subió por derecha Franco Cervi y mandó un centro preciso a la cabeza de Ruben, que con potencia saltó y puso la pelota en el ángulo de Agustín Orion, que en una espectacular volada sacó al córner lo que era el empate.
Después fue todo desesperación lo de Central, que no mostró claridad ante una cerrada defensa ‘xeneize’, que tuvo el respaldo de un seguro Orión, quien respondió de manera acertada cada vez que lo exigieron.
Pudo haberlo liquidado en un par de oportunidades Rodrigo Bentancur, pero no definió bien, hasta que sobre el final subió por la derecha Marcelo Meli, quien llegó al fondo y habilitó a Chávez, que dominó en clara posición adelantada y con el arco solo liquidó la historia, para desatar el festejo boquense y la airada protesta de los de Rosario, que reclamaron al árbitro Diego Ceballos por decisiones muy trascendentes en el desarrollo del partido.
En definitiva Ceballos influyó con sus errores directamente en el resultado de una final que fue magnífica desde la organización, el entorno y el comportamiento de la multitud que cubrió el Mario Kempes. Pero esta noche un árbitro «manchó la pelota».