El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, afirmó este jueves que, según datos de inteligencia, los globos derribados en las últimas semanas “probablemente” pertenecían a empresas privadas o “instituciones recreativas” y no al espionaje chino, como se atribuyó inicialmente.
El mandatario hizo esas afirmaciones este jueves por la tarde, en una conferencia de prensa en la que anunció que Washington pondrá en marcha un plan de acción para registrar la eventual aparición de nuevos objetos aéreos sobre su territorio y destruirlos, después de los incidentes ocurridos en las últimas semanas.
“Si algún objeto representa una amenaza para la seguridad de los estadounidenses, lo derribaré”, advirtió el mandatario en conferencia de prensa.
Biden precisó que ordenó al Departamento de Seguridad Nacional que haga un inventario de los drones sobre el espacio aéreo estadounidense y aumente la capacidad de detección de ellos.
Agregó que instruyó a los funcionarios competentes para que actualicen las normas que regulan la posesión y el lanzamiento de objetos aéreos no tripulados.
Asimismo, subrayó que el secretario de Estado, Antony Blinken, se encargará de “establecer normas globales comunes en este aspecto, en gran parte no regulado”, según las agencias de noticias AFP y Europa Press.
El mandatario argumentó que con esas instrucciones procura distinguir “entre aquellos (objetos voladores) que probablemente planteen riesgos de seguridad y requieren acción, y aquellos que no”.
“Estos pasos conducirán a cielos más seguros para nuestros viajeros aéreos, nuestro Ejército, nuestros científicos y también para las personas en tierra”, remarcó.
Biden sostuvo que no hubo un “aumento repentino” de objetos aéreos sospechosos sino que la detección de varios de ellos en las últimas semanas se debió al aumento de las tareas y de la capacidad de los radares para identificarlos.
Las relaciones entre Estados Unidos y China se tensaron en las últimas semanas, luego de que Biden ordenara el 4 de este mes derribar un objeto al que el Pentágono calificó entonces como un “globo espía chino”.
Beijing reconoció que el artefacto le pertenecía, pero aseguró que se trataba de un dispositivo meteorológico que se desvió de su trayectoria, y acusó a la Casa Blanca de sobreactuar y de uso innecesario de la fuerza armada.
Tras ese primer incidente se derribaron otros tres objetos en América del Norte, pero Washington no logró identificar su procedencia.
El vocero del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby, admitió el martes que Washington no tenía “ningún indicio” de que los últimos tres globos derribados fueran de origen chino o tuvieran propósito de espionaje.
“Podrían ser globos que simplemente estaban vinculados a entidades comerciales o de investigación y, por lo tanto, inofensivos”, dijo entonces Kirby, aunque sostuvo que China está llevando adelante un “programa deliberado y bien financiado” para espiar con globos a Estados Unidos y otros países.