Así viven las personas que dejaron las instituciones de salud mental


Realización: Romina Astorquizaga Blanco, Leonardo Piccone y Martín Ayarra.

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Cuando una persona está encerrada, alguien se encarga de hacer girar la llave que le impide salir. En libertad, los varones y mujeres que dejaron el manicomio para vivir en comunidad, en hogares cuidados en la provincia de Buenos Aires, tuvieron que aprender que la llave ahora la ponen ellos. Y que no pueden dejar entrar a cualquiera.

Lo que para quien vive una vida común y corriente es una obviedad, para alguien que pasó diez, 20, 30 o hasta 40 años en una institución psiquiátrica implica un enorme desafío que vale la pena encarar porque supone la recuperación de la dignidad.

En el marco de lo que establece la ley de Salud Mental en su capítulo séptimo, que promueve los vínculos, los contactos y la comunicación entre quienes están internados en establecimientos psiquiátricos y sus familiares y allegados, la provincia de Buenos Aires ya hizo 600 externaciones.

El hospital Alejandro Korn en particular hizo 96 en los últimos dos años, pero 19 con una modalidad particular: quienes salieron viven en casas construidas especialmente para albegarlos. diez casas que el Instituto de la Vivienda edificó cerca de la institución para que puedan convivir en grupos de nunca más de ocho personas.

Kreplak abraza a Norma una de las mujeres externadas que pas dcadas en el manicomio Foto Eva Cabrera
Kreplak abraza a Norma, una de las mujeres externadas que pasó décadas en el manicomio. / Foto: Eva Cabrera.

Ahora viven una vida “normal”, eligen lo que van a comer y van al mercado, a qué hora se van a bañar y hasta van a la escuela en caso de desearlo. Están transitando la alegría y los problemas de vivir el cotidiano de una existencia no desprovista de conflictos, pero conflictos que son bienvenidos en el marco de un proceso de recuperación de la subjetividad.

Télam recorrió las casas del barrio Argentina, habló con sus flamantes habitantes, con el personal del hospital que supervisa las externaciones y con el ministro de Salud, Nicolás Kreplak, que fue personalmente a recorrerlas y a charlar con los usuarios de servicios de Salud Mental, terminología que se recomienda usar, en lugar de “pacientes”.

La ley de Salud Mental establece el cierre progresivo de todos los manicomios del país. La idea es hacer otro tipo de proyectos en esos espacios, vinculados a la salud o a las necesidades de la comunidad. El texto dice que el proceso debió estar terminado en 2020. Eso aún no ocurrió, pero se está trabajando a la mayor velocidad posible.

En el Hospital Alejandro Korn en particular hay 19 personas que están conviviendo en sociedad con el apoyo del personal del hospital y distintas ayudas como un subsidio económico por externación o garantías que les da el banco Provincia para que puedan alquilar una vivienda.

Jorge uno de los hombres que logr salir de la situacin de encierro Foto Eva Cabrera
Jorge, uno de los hombres que logró salir de la situación de encierro. / Foto: Eva Cabrera.

Era urgente hacer algo. Julieta Calmels, psicóloga y subsecretaria de Salud Mental, Consumos Problemáticos y Violencias en el ámbito de la Salud de la provincia de Buenos Aires, contó a Télam que la tasa de mortalidad en los manicomios es más alta que en las cárceles.

Bienvenidos los nuevos problemas

”Yo también discuto con mi mujer, el tema es terminar tomando una decisión sobre quién hace qué”, les dijo Kreplak a un grupo de hombres que viven desde hace un tiempo en una de las casitas del barrio de Melchor Romero. En esa casa de varones, se estaban quejando de algunos problemas de convivencia relacionados al desarrollo de cualquier vida cotidiana: quién cocina, quién lava, quién va a hacer las compras.

En la primera de las casas, habitada por cuatro mujeres, cuando les preguntó por qué estaban mejor que en el manicomio del hospital, una mujer contestó casi a los gritos: “Porque la comida era horrible”.

El renacimiento de Norma, Flavia, Romina y Laura

Las cuatro mujeres vivían en la misma sala del manicomio. Norma tiene 65 años y 38 de una internación compleja, en la que perdió un ojo porque la atacó una jauría dentro del hospital.

Flavia es brasileña, nació en San Pablo y tiene 44 años de vida y 11 de internación. Es la que más explicita que está feliz de estar fuera del hopital y la que suele cocinar. El día de la visita de Télam estaban almorzando milanesas con fideos.

Laura tiene 39 años y 16 de internación.

Y Romina, a sus 43 años, es la que menos tiempo pasó en el hospital: diez años. Los suficientes para tener que aprender a vivir de nuevo. 

Flavia Norma y Beln la directora del hospital Alejandro Korn a quien conocen hace aares Foto Eva Cabrera
Flavia, Norma y Belén, la directora del hospital Alejandro Korn a quien conocen hace añares. / Foto: Eva Cabrera.

Algunas tienen familiares y esperan visitarlos o que los visiten. Otras no, pero su familia pasaron a ser sus compañeros y los enfermeros, acompañantes terapéuticos y psicólogos del hospital en el que tanto tiempo estuvieron y que supervisan sobre todo las primeras semanas día y noche lo que sucede en las casas.

Hace calor en un mediodía abrasador y Flavia había cocinado para todas. Después, una mujer que forma parte del equipo de apoyo del hospital le explicó que si era ella la que cocinaba habitualmente, otra tenía que lavar los platos porque enseguida se había puesto a levantar la mesa y a limpiar el living.  Aprender las reglas no escritas de la convivencia.

Como llevan apenas tres semanas fuera del hospital, son muchas las cosas que tienen que reaprender. Y sí, corren más riesgos (como quemarse con el aceite), pero como define Belén Maruelli, directora asociada de Salud Mental del hospital Alejandro Korn de Melchor Romero: «Hay una dignidad del riesgo, tienen más riesgos, pero es un riesgo más digno».

Rubn y Matas Foto Eva Cabrera
Rubén y Matías. / Foto: Eva Cabrera.

Lo que encontró la gestión de Kicillof

Calmels contó que cuando Axel Kicillof asumió como gobernador, el cuadro que se encontraron en los cuatro hospitales monovalentes que tiene la provincia de Buenos Aires (el Domingo Cabred, el José Estévez, el Domingo Taraborelli y el Alejandro Korn) era desolador.

No había cortinas en los baños ni puertas, todos comían a granel solamente guisos de una olla y lo más espeluznante: encontraron que muchos hombres y mujeres no tenían identidad. Con las embajadas encararon el complejo y engorroso proceso de restitución de la identidad de las personas que ni siquiera podían, no ya decir su nombre, sino dónde habían nacido.

Norma y Flavia se hicieron muy amigas dentro del manicomio Foto Eva Cabrera
Norma y Flavia se hicieron muy amigas dentro del manicomio. / Foto: Eva Cabrera.

Buenos Aires libre de manicomios

El objetivo del programa es terminar con los manicomios, pero mientras eso no sea posible, Calmels contó algunas de las decisiones que ya se tomaron para ir disminuyendo las internaciones crónicas.

Viven como un logro haber logrado externar a día de hoy a 600 personas que viven fuera del manicomio.

Pero claro, hay gente que todos los días sigue siendo internada con indicaciones precisas que buscan desmontar la lógica de la cronificación.

«Se prohibió el ingreso o reingreso de personas a las salas de crónicos o de larga estancia. Las personas que se internan con cuadros agudos pueden permanecer horas, semanas, meses, pero la idea no es que queden depositadas ahí. Luego, cada tres meses los cuatro hopitales hacen un informe que permite tener conocimiento de lo que sucede.

Cuando llegamos, había 1800 personas internadas en los monovalentes y el 42 por ciento tenía más de diez años de internación. Había personas sin D.N.I y sin instrucción de identidad, no sabíamos su nombre, quiénes eran, donde habían nacido. Sin identidad y sin patria. Empezamos a trabajar con las embajadas y se están restituyendo las identidades en un proceso complejísimo», contó Calmels, productora junto a Kreplak y Gabriela Carcova Krichmar del documental El Porvenir de la Vida en Común.

Norma en la cocina y el perro de la casa Foto Eva Cabrera
Norma en la cocina y el perro de la casa. / Foto: Eva Cabrera.

El porvenir de vida en común

Así se llama la película documental sobre desmanicomialización que en plena pandemia produjeron con el plafón de la organización Soberanía Sanitaria Nicolás Kreplak, Julieta Calmels y Gabriela Cárcova sobre los procesos de externación que hicieron en plena pandemia.

Es un trabajo que aborda la historia de la creación de los primeros manicomios en la Argentina, su desarrollo a lo largo del tiempo y las diversas miradas de especialistas que explican por qué ya no es bueno que existan y se conviertan en depósitos de personas.

Tráiler de El porvenir de la vida en común

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Los testimonios de personas externadas y la posibilidad de verlos interactuar con otros miembros de la sociedad, los relatos de cómo ahora tienen una vida que no estaba en sus planes y no la sobrevida a la que los obligaba el encierro son una parte nodal de la pieza audiovisual.

Si bien por ahora no está disponible en plataformas, se está estrenando en distintos ciclos con público presente porque la idea es que se genere un debate.

Como a Kreplak le interesa pensar la salud atravesada por la lógica del capitalismo, también creó La insubordinación de los privilegiados, un trabajo sí disponible en youtube que aborda la problemática de vivir en una sociedad en la que la medicina es un negocio que busca vender medicamentos en vez de trabajar la prevención y que sólo cura (y a veces) a los que pueden pagar.

Sergio y Jorge Foto Eva Cabrera
Sergio y Jorge. / Foto: Eva Cabrera.

Los vecinos, un tema desafiante

”Nadie quiere vivir con un loco suelto”, dijo irónicamente Maruelli para explicar cómo parte del trabajo de externación de los pacientes del Korn fue hablar previamente con los vecinos para explicarles lo que estaba por pasar: que en el barrio iban a convivir con personas externadas del manicomio que tuvieron un enorme sufrimiento psíquico a lo largo de sus vidas (no por nada ella los llama “sobrevivientes del manicomio”) y que lejos de representar un peligro para sí mismos o para terceros son personas comunes y corrientes que para mejorar necesitan de la interacción con otros seres humanos en un contexto de libertad.

“La infantilización y las nociones de incapacidad y peligrosidad siguen vigentes en la sociedad y son parte del estigma que padecen”, aseguró Maruelli.

La infantilización y las nociones de incapacidad y peligrosidad siguen vigentes en la sociedad y son parte del estigma que padecenBelén Maruelli

De la misma manera se trabajó con la policía de la zona.

Las fake news sobre la ley de Salud Mental

Cuando se habla de la norma, por ignorancia o adrede, se suelen esparcir mentiras para indignar a la sociedad. Una de ellas es que no se puede internar a una persona que representa un peligro para sí mismo o para terceros si la persona se niega.

En el Korn tenemos guardias las 24 horas y más del 90 por ciento de las internaciones son involuntarias o con oficio judicial» explicó Maruelli. Y Calmels aportó el número de los cuatro hospitales monovalentes: el 84 por ciento de las internaciones son involuntarias y no es una cifra que la alegre.

Y lejos de haber disminuido las internaciones, tuvieron que sumar un 27 por ciento más de camas a todos los hospitales de la provincia para albergar a quienes tienen padecimientos psíquicos..

Llenar las casas

Al momento de la publicación de esta nota, el hospital Alejandro Korn había externado a 19 personas divididas en cinco casas. Por ahora, la integración no es mixta: las mujeres viven con las mujeres y los varones con los varones. Pero la idea es ir armando residencias mixtas y que para fin de año salgan otras 16 personas.

La manera de decidir quiénes se externan está vinculada a la voluntad del sujeto y a su estado, porque las casas son para personas que necesitan un nivel medio o bajo de apoyo.

Los que presentan cuadros denominados agudos siguen internados y el hospital sigue aceptando internaciones.

Cuando alguien se va, no sólo puede irse a las residencias provistas por el Estado.

Maruelli contó que hay grupos que si tienen un ingreso deciden alquilar algo juntos, personas que van a una pensión y hasta se dio el caso de que una mujer que era propietaria y volvió a su hogar.

La visita de Kreplak

El día que Télam hizo la recorrida, el ministro de Salud, Nicolás Kreplak, fue especialmente a visitar las 10 casas para charlar con los nuevos residentes. Le resultaba muy fácil comunicarse con ellos, por su experiencia en el tema, pero también porque lejos de infantilizarlos los trataba como pares. Y en cada casa se presentó con nombre y cargo.

«Ya son más de 600 las personas que logramos sacar a vivir en la comunidad en pandemia en hogares acompañados por el equipo de salud. Son experiencias acompañadas porque hay que trabajar nuevamente experiencias de vida», dijo para resumir una tarea titánica en pleno desarrollo, pero de la que siente orgulloso.

Todo el equipo está comprometido en el proceso. Se nota en el cariño que los exinternos del hospital les profesan. Y es mutuo.

Cuando la ven a Belén, enseguida la abrazan. Ella sabe que la quieren, pero dice que es recíproco. «Son maestros para mí», dijo a Télam.

A fin de cuentas, el amor parece ser el ingrediente secreto de todo lo que sale bien.





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