Alertar del virus de la gripe, misión salvadora
En el Centro Nacional de Gripe de Valladolid (CNGV) hemos entrevistado a su director, el Dr. José María Eiros Bouza, catedrático de Microbiología en la Facultad de Medicina de la Universidad de Valladolid (UVa), y al Dr. Iván Sanz Muñoz, responsable Científico y Vigilancia Virológica del CNGV.
También, a dos investigadores del Centro Nacional de Gripe de Valladolid, Javier Sánchez Martínez, técnico superior de Laboratorio Biomédico y de Diagnóstico Clínico, y Carla Rodríguez Crespo, técnica de Laboratorio Biomédico y Diagnóstico Clínico.
A nivel mundial, el virus de la gripe causa mil millones de infecciones respiratorias cada año, en torno a cinco millones de hospitalizaciones y unas 700.000 muertes.
En España, el virus provoca cerca de 30.000 ingresos en los hospitales, con 6.000 ó 7.000 fallecimientos, dependiendo de la intensidad epidémica asociada.
Y cabe destacar que, en nuestro país, entre 4.000 y 6.000 niños y niñas necesitan asistencia hospitalaria: 1.000 de ellos y ellas ingresan en la unidad de cuidados intensivos (UCI)… ¡Entre diez y veinte mueren por una enfermedad inmunoprevenible!
La influenza, virus ARN de la familia Orthomyxoviridae, provoca la gripe, enfermedad infecciosa muy contagiosa
El virus de la gripe, habitual desde octubre hasta finales de abril en el hemisferio norte, infecta la nariz, la garganta y en algunos casos los pulmones, causando patologías leves, moderadas o graves, estadio que puede ocasionar la muerte, especialmente entre la población más adulta.
La transmisión del virus se produce, esencialmente, a través de las minúsculas gotitas que contienen este microorganismo cuando son expulsadas por nuestras vías aéreas al hablar, toser y estornudar.
El contagio es mayor a partir de los tres o cuatro primeros días desde la aparición de los síntomas de la enfermedad.
Los virus de la gripe humana que circulan por el planeta, responsables de epidemias estacionales y pandemias (epidemias globales), son de dos tipos: influenzavirus A, con diferentes subtipos, e influenza B, con dos linajes, Victoria y Yamagata (casi desaparecido).
Dos proteínas de la superficie del influenzavirus A, la hemaglutinina (HA) y la neuraminidasa (NA), generan 18 subtipos de hemaglutinina y 11 subtipos de neuraminidasa (de H1 a H18 y de N1 a N11, respectivamente).
Se han identificado más de 130 combinaciones de subtipos, grupos y subgrupos de influenza A en la naturaleza, principalmente en aves silvestres.
El intercambio de información del genoma tipo ARN obedece a la predisposición de los segmentos genéticos cuando dos o más subtipos infectan un mismo organismo.
Los virus de influenza A (H1N1) y (H3N2) son los que más suelen preocupar a las autoridades sanitarias mundiales por sus propiedades antigénicas, es decir, porque afectan a nuestra inmunidad.
El virus influenza tipo C no produce epidemias, de momento, y causa infecciones leves, con pocos síntomas y cuadros clínicos intrascendentes.
El virus influenza tipo D, del que sabemos poco y afecta básicamente al ganado, no parece que infecte o enferme al ser humano.
Vigilancia virológica para salvar vidas: un afán diario
Las muestras biológicas extraídas mediante frotis nasofaríngeo a los pacientes adultos y pediátricos llegan al Centro Nacional de Gripe de Valladolid desde los hospitales de referencia de la red centinela sanitaria de Atención Primaria de Castilla y León.
“Esta red, según criterios poblacionales, representa a más de dos millones y medio de habitantes que viven en nuestra Comunidad Autónoma”, destaca el Dr. Iván Sanz Muñoz.
Cada semana se seleccionan de dos a cinco muestras de personas que acuden a consulta con insuficiencia respiratoria aguda leve o moderada (IRA). Además, se añade la información clínica, epidemiológica y demográfica de cada paciente.
También se remiten al CNGV muestras nasofaríngeas o de otra índole de pacientes hospitalizados para evaluar la gripe en estadio grave (IRAG).
Previamente, los servicios de microbiología de dichos hospitales habrán realizado un análisis mediante PCR multiplex con el fin detectar, diferenciar y proporcionar un análisis cuantitativo de los virus respiratorios que aparezcan en cada muestra.
“Es fundamental contar con estas dos fuentes constantes de muestras víricas y datos poblacionales para sumarlos a nuestros propios análisis moleculares, más específicos y detallados”, subraya el virólogo.
Como dato de gran interés, la carga viral es significativamente mayor en las muestras de pacientes que son atendidos en la red centinela de la Atención Primaria en contraposición de los pacientes hospitalizados.
En unos, el virus actúa a su antojo; en los otros, el paciente ya ha generado más anticuerpos antes de llegar a las Urgencias o ingresar en la planta hospitalaria.
Los resultados semanales se envían a todas las autoridades sanitarias regionales y nacionales implicadas y al Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Londres, su centro de referencia para la Organización Mundial de la Salud, que cuenta con 154 organismos colaboradores.
El virus de la gripe, oculto y amenzante en las células de l@s pacientes
Las muestras que llegan al Centro Nacional de Gripe de Valladolid se identifican y alicuotan, es decir, se reparten en dos tubos de análisis clínicos iguales para su investigación.
“Una parte se aprovecha para el estudio de la biología molecular y otra parte se congela para enviarla posteriormente a Londres”, explica Javier Sánchez Martínez, investigador del CNGV.
De cada muestra destinada a investigación se obtiene el RNA del virus, material genético que luego se amplificará en un termociclador, herramienta tecnológica que efectúa una reacción en cadena de la polimerasa o PCR.
“En función de los subtipos víricos que obtengamos en esta PCR (prueba diagnóstica reconocida a nivel popular tras la pandemia del SARS-CoV-2) identificaremos todos los apellidos patógenos que están circulando en ese preciso momento por Castilla y León”, afirma.
“De esta manera, podemos advertir con certezas a nuestro centro de referencia sobre el tipo de virus que circula por nuestro territorio; datos que facilitan el mejor control posible a nivel virológico y epidemiológico”, recalca.
¿Y si apareciera una muestra con virus H5N1, gripe aviar, en el resultado de una PCR?
“Sería toda una sorpresa, puesto que en España no se han producido ni existen brotes de H5N1 (gripe aviar) en la actualidad”, subraya el Dr. Sanz Muñoz.
En un caso hipotético de PCR positiva por un virus como H5N1, forma altamente patógena de la influenza aviar, “siempre procederíamos a una repetición de la técnica analítica para verificar el resultado”.
Y si el resultado fuese nuevamente positivo, tocaría secuenciar el genoma de este virus influenza A H5N1 para compararlo con otras muestras de virus H5N1 detectados en aves silvestres, de corral y animales de granja.
“Sabemos que los virus pueden sufrir cambios en un organismo hospedador mientras se replican después de la infección”, señala.
De hecho, las conclusiones de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) indican que el riesgo de la infuenza A H5N1 para la salud humana sigue siendo bajo a día de hoy.
Aún así, 29 personas han dado positivo por H5N1 en California (EE.UU.) durante este año 2024, todas ellas trabajadores que han tenido contacto con vacas lecheras infectadas por gripe aviar.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés) de EE.UU. han informado de un caso de gripe aviar en un niño el pasado viernes 29 de noviembre en California, lo que ha supuesto el primer contagio de un menor de edad registrado en el país norteramericano.
A la vez, los análisis de las muestras víricas que llegan al Centro Nacional de Gripe de Valladolid se evalúan a nivel de su fisiología celular.
“En la sala blanca de cultivos realizamos una prueba de inmunofluorescencia directa cualitativa: infectamos células normales con el material vírico de la muestra clínica que ha llegado a nuestro centro”, expone la investigadora Carla Rodríguez Crespo.
“Mediante fluorocromos (sustancias que marcan componentes moleculares, lo que hace que la célula sea fluorescente), determinamos si se ha producido infección celular. Si la imagen es verde nos indica un positivo por gripe, con más o menos carga viral”, describe.
“Si la imagen es rojiza el resultado basico es negativo por virus, aunque no excluye que pueda existir infección. Simplemente, con esta técnica no somos capaces de detectar el virus. La prueba de PCR o el test de hemaglutinación sí descubren el virus por mínima que sea su presencia genética”, especifica.
Doctor Eiros Bouza, ¿por qué es tan difícil controlar el virus de la gripe?
“En primer lugar, porque no sólo existe un virus de la gripe; de momento están registradas hasta cuatro tipologías: A, B, C y D, con sus diferentes subtipos y linajes”, enmarca el también microbiólogo jefe del Hospital Río Hortega de la capital pucelana.
“En segundo lugar, porque el virus de gripe a es, en esencia, zoonótico, puesto que se transmite fundamentalmente a través de rutas migratorias de las aves silvestres”, añade.
“De ahí pasa al ser humano y a otros animales, en concreto, al ganado porcino, que actúa como huésped intermediario en algunas ocasiones, dando lugar a la emergencia de cepas pandémicas”, concreta.
“Como dice el refrán castellano, no se pueden poner puertas al campo“, atestigua.
Cuando el virus de la gripe se adapta al ser humano, dadas sus condiciones biológicas, va ejerciendo en su propia deriva un cambio genómico.
“Esta capacidad de mutación es la estrategia del virus influenza para escapar a las acciones preventivas del ser humano, como la vacunación antigripal”, asegura el médico mindionense.
¿Y por qué la gripe se contagia tan fácil?
“Como sucedió en la pandemia de la COVID-19, ya controlada, o el VRS, las enfermedades infecciosas demuestran un alto índice de contagio. En el caso de la gripe, la transmisión es muy eficiente al concurrir diferentes factores en su diseminación anual”, enseña.
“En las estaciones frías del año, otoño e invierno, observamos una convivencia más estrecha entre la ciudadanía, incluso hacinamiento. En ese contexto, hablar, estornudar o tocar a otras personas condiciona una acentuada transmisibilidad”, advierte.
Esta situación humana y cultural rutinaria, sin mascarillas, es un caldo de cultivo para la propia dinámica biológica del virus de la influenza, al igual que sucede con otros muchos microorganismos contagiosos de la naturaleza.
¿El virus se puede contrarrestar con medicamentos?
“Sin duda. Con fármacos antigripales que funcionan para controlar diferentes síntomas de la gripe, como la hipertermia (fiebre), el cansancio, los dolores musculares y articulares o la tos”, indica.
“Y con antivirales, que ejercen una acción específica sobre tres zonas del virus: su genoma, su cápside y sus glicoproteínas de envoltura. Son antigripales de verdad, que inhiben la replicación de los viriones (partículas víricas)”, completa.
Pero el foco antigripal se sitúa, sin duda, en la prevención frente al virus con la vacunación anual.
La OMS recibe datos de alrededor de un millón y medio de cepas víricas de la gripe desde sus CDC con los que elabora la recomendación de la vacuna anual.
“La vacuna, que recomienda la OMS cada mes de febrero en su reunión de Ginebra para intentar controlar las infecciones y los efectos patológicos de los virus de la gripe, tiene una composición que llamamos trivalente”, resalta el Dr. Eiros Bouza.
“El compuesto antigripal, derivado de los datos de la vigilancia diaria de todos los CDC repartidos por los cinco continentes, integra la posibilidad de un antígeno de un virus A H1, A H3 y uno de los dos linajes del virus B”, acredita.
Un hándicap para la efectividad de la vacuna, puesto que se aplicará diez meses después frente a un virus con nuevas mutaciones.
Estos compuestos vacunales pueden contener tanto virus atenuados, que se administran de forma intranasal, como virus muertos o una fracción de los viriones.
“En las mejores circunstancias, su eficacia no excederá el 65 %, pero lo que realmente importa es que la vacunación anual previene las complicaciones de la enfermedad infecciosa, sobre todo en pacientes con patologías previas”, refuerza.
Las vacunas de la gripe reducen sustancialmente la posibilidad de desarrollar neumonías, de ser asistidos en una UCI y de morir.
“Creemos firmemente que la vacunación universal es la medida de salud pública más eficiente, segura, saludable y de fácil adopción: el acto médico de vacunarse es sencillo y, además, su coste económico se puede catalogar de barato”, concluye el Dr. José María Eiros Bouza.
¿Por qué son tan seguras las vacunas frente a la gripe?
“Porque hablamos de los medicamentos más estudiados, analizados y vigilados con la lupa científca de múltiples instituciones sanitarias, encabezados por la Organización Mundial de la Salud”, certifica el Dr. Iván Sanz Muñoz.
“Y subrayo que, cuando las empresas farmacéuticas elaboran este tipo de compuestos, lo primero que se evalúa es su seguridad, que no tengan efectos secundarios graves o que puedan ser un peligro para la salud de las personas vacunadas, más aún si son vulnerables”.
A partir de esa premisa, se busca la mayor efectividad e inmunogenicidad posibles.
“Debemos tener muy presente que las vacunas de la gripe llevan en el mercado sanitario más de 80 años, con lo que la progresión positiva de esta medida preventiva ha sido espectacular”, remarca.
“Y claro que tienen algún efecto secundario leve, como molestia en la zona de la inyección, febrícula durante 24 ó 48 horas o algún dolor muscular; síntomas totalmente inocuos en comparación con los que se pueden sufrir en un proceso gripal en el que no media la vacuna”, evidencia.
Doctor Sanz Muñoz, ¿puede haber algún tipo de secuela grave tras la vacunación de la gripe?
“A día de hoy los efectos graves detectados son ínfimos, y cabe decir que la vacuna de la gripe se inocula cada año a centenares de millones en todos los hemisferios. Entre tal número de personas siempre habrá algún caso de gravedad”, argumenta.
Tanto es así que se previenen y vigilan posibles reacciones anafilácticas en personas alérgicas al huevo cuando el compuesto de las vacunas procede de cultivos en huevo de gallina: “Antes de vacunar siempre preguntamos”.
A pesar de que la mayoría de la población confía en las vacunas, ¿cómo se resuelven las dudas de la gente cuando escuchan las palabras “atenuado, virus no muerto o un poco vivo”?
“Administramos dos tipos de vacunas con virus muertos o inactivados, que son extremadamente seguras”, reafirma.
“Después del cultivo vírico, aniquilamos el virus y se rompe en trocitos mediante diferentes técnicas. Sólo inoculamos la proteína que nos interesa, el antígeno frente al que dirigimos la respuesta inmunológica del paciente”, aclara.
También existen las vacunas con virus vivos atenuados, igualmente extremadamente seguras.
“Mediante bioingeniería modificamos los genes del virus para que no puedan, primero, provocar manifestaciones de la enfermedad y, segundo, que su actividad, su infección localizada, quede restringida a la zona nasofarínge del individuo, donde queremos generar la respuesta inmune”, detalla.
Este tipo de vacunas muy localizadas, con una buena respuesta de protección sistémica y a nivel de la mucosa, están destinadas a la población pediátrica entre los dos y los dieciocho años de edad.
“Las vacunas en general, y de la gripe en particular, generan una protección que va más allá del propio individuo: detiene la infección hacia otras personas. En mi opinión, son vacunas solidarias porque nos protegen a tod@s“, razona.
Pero que quede muy claro, las vacunas no impiden que el virus se transmita de una persona a otra, sino que se reduzcan exponencialmente las posibilidades de hospitalización y mortalidad.
Y concluye con una frase que podría subscribir la propia OMS: “Las vacunas están para usarse y tenemos que usarlas. Vacunarse es una ventana de oportunidad vital para la infancia, la juventud y la madurez, especialmente durante la vejez”.
Cuando eres un abuelo o una abuela, no sólo tus anticuerpos generados por el sistema inmune son más flojos, sino que al organismo gastado le cuesta mucho más enfrentarse a las mutaciones genéticas de los virus.
De ahí la importancia de la vacunación sistemática anual contra la gripe. Sin duda alguna.