a la norma que prohíbe casarse a empleados del Banco Vaticano se suma una larga lista de negativas como piercings, tatuajes y uniones civiles


El diario Il Messagero, como publicó Clarín el lunes, informó sobre la polémica nueva norma en el IOR, el Banco del Vaticano, que prohíbe a su personal casarse como «Dios manda», ante la Iglesia católica. La alteranativa es que alguno de los futuro cónyuges renuncie o serán despedidos. La norma aclara que no bastará con que uno de ellos se «mude» a otra dependencia vaticana. Eso tampoco es posible. La regla se suma además a otras negativas, impedimentos y exigencias que la Iglesia impone a su personal desde principios de julio.

A principios de este mes, el Vaticano prohibió a los trabajadores de la Basílica de San Pedro tener tatuajes visibles o perforaciones en el cuerpo para mantener el «decoro».

El nuevo reglamento, publicado en los primeros días de julio, se aplica a los aproximadamente 170 empleados laicos de la Fabbrica di San Pietro, el departamento encargado de la basílica.

La Basílica de San Pedro. Foto: archivo

El padre Enzo Fortunato, jefe de comunicaciones de la basílica, dijo a Reuters que codifica normas que «han estado vigentes en el pasado de una forma diferente».

Las nuevas reglas no solo prohíben exhibir tatuajes, piercings u otros adornitos que consideran contrarios al “decoro”, sino que, más allá del horario laboral, la Iglesia exige “una conducta religiosa y moral ejemplar, incluso en la vida privada y familiar, conforme a la doctrina de la Iglesia”. También, se lee en el estatuto, “debe tener una conducta educada en el servicio, respetuosa del lugar sagrado y correcta hacia los demás y –atención– el medio ambiente”.

Ni novios, ni parejas ni uniones civiles

Tras desatarse la polémica, el jefe de comunicaciones de la basílica de San Pedro, Fortunato, calificó de “chismes” algunas de las exigencias publicadas por los medios, aunque no pudo negar ninguna de ellas. Tan solo matizó que los laicos que no estaban casados sí que pueden trabajar en la Fábrica de San Pedro. Sólo que, en caso de contraer matrimonio, éste debe ser por la Iglesia. Nada de parejas de hecho o matrimonios por lo civil. Y mucho menos las “situaciones irregulares” como las uniones entre personas del mismo sexo.

Curioso es que días más tarde, la Iglesia también prohibió en el IOR el casamiento por Iglesia a una pareja empleada en el mismo banco.

Lo que sí tendrá que hacer cualquier empleado vaticano a la hora de firmar su contrato laboral, según las reglas presentadas a principios de junio, será emitir una “profesión de fe”, así como “prestar juramento de lealtad y observancia del secreto oficial”, una fórmula que busca evitar filtraciones de documentos como los que produjeron los dos casos Vatileaks. La violación de estas normas conllevaría sanciones disciplinarias que pueden llegar a la suspensión, la exoneración y, en casos extremos, el despido.

El caso Vatileaks fue un escándalo que involucró la filtración de documentos confidenciales del Vaticano en 2012. Estos documentos revelaron información sobre la corrupción y los conflictos internos en la Santa Sede, incluyendo acusaciones de lavado de dinero y abuso de poder.

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