En la provincia de Córdoba, donde sus edificios fueron asentados tratando de anular los orígenes que hace más de 500 años con rastros indígenas surcaban el territorio, existe un pueblo llamado La Toma. Está ubicado en la zona oeste de la ciudad de Córdoba, en el histórico Barrio Alberti.
Jorge Daniel Ferrer Acevedo, comunero del pueblo La Toma contó que La Toma surgió de “un despojo que se produce cuatro años después de la fundación de Córdoba, hacia donde hoy es el centro, donde hoy es el centro antes había un asentamiento de pueblo originario ancestros nuestros, eran dos comunidades originarias que vivían en este territorio que se denominaba el Valle de Quisquisacate”.
Además invitó a recordar ese lugar que hoy está lleno de edificios: “si nosotros sacamos todos los edificios que vemos y nos imaginamos como monte como natural, el territorio, la ciudad de Córdoba, cuando se trasladó de despojo a estas dos comunidades, que vivían en un entorno natural y cultivaban y recolectaban sus alimentos”.
La semana pasada se realizó el 32° Congreso de Culturas Indígenas, Teresa Sarabia, referenta del Instituto de Culturas Aborígenes, revalorizó el encuentro y recordaron elúltimo día de libertad, el 11 de octubre, “ese día es para nosotros, no solamente para el pueblo Comechingón, sino para todos los pueblos originarios, es el último día de libertad de nuestros pueblos, porque el día 12, absolutamente nada que festejar, ya que no se puede festejar el genocidio”.
En el pueblo La Toma realizarán un contrafestejo acompañados de la comunidad que fue ocultada durante todo el siglo XX “y gracias a un trabajo que hizo el Instituto de Culturas Aborígenes, que se pudo tomar los relatos de nuestras abuelas y abuelos y hoy en día estoy aprendiendo a ser originario, mi otra identidad”. Además resaltó la importancia de hablar de territorialidad: «Hay un tema con todo lo que se está llevando de nuestro país, la riqueza de nuestra Pachamama, de nuestra madre, es el agua, el litio”.
*Foto: Colectivo Manifiesto